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martes, 25 de julio de 2017

Nightnoise - The White Horse Sessions (1997)



Cuando publicaron “A Different Shore” en 1995, los miembros de Nightnoise estaban despidiéndose de todos nosotros aunque no lo sabíamos. De cara al exterior daba toda la impresión de que la banda había alcanzado un estado de gracia que sólo cabía prolongar lo más posible. El giro hacia la música celta que habían experimentado cuando incorporaron a John Cunningham como violinista en sustitución de Billy Oskay parecía garantizar, tanto la creación de un nuevo repertorio como el aprovechamiento de ese legado común. No contábamos los aficionados con la inquietud del violinista, poco amigo de permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Ya en su época con Silly Wizard se trasladó a vivir a Boston por lo que su participación en la inolvidable banda escocesa se producía sólo durante los frecuentes viajes a Europa de Johnny.

Algo así sucedería también con Nightnoise. Recordemos que la banda pertenecía al sello Windham Hill lo que suponía que, además de en sus discos propios, era muy habitual que su música formase parte de diferentes recopilaciones que el sello publicaba con diferentes motivos como la popular serie de música navideña “A Winter Solstice” o la orientada a la música celta pero con el mismo motivo “Celtic Christmas”. Una de las características principales de esos discos era que la música estaba especialmente grabada para ellos por lo que en la mayoría de los casos se trataba de piezas que no aparecían en ningún otro disco de los artistas que colaboraban. A lo largo de 1996, Nightnoise aparecieron en dos de estas recopilaciones pero en una de ellas, “The Carols of Christmas”, lo hacían como trío, ya sin la participación de Johnny que había dejado la banda para centrarse en otros proyectos.

A modo de despedida, los miembros del grupo decidieron juntarse en los White Horse Studios de Portland para grabar un par de pequeños conciertos con amigos y familiares como único público. De las dos sesiones que tuvieron lugar el 25 y 26 de marzo de 1996 se seleccionaron nueve piezas que formarían parte de “The White Horse Sessions”. Entre ellas habría varios temas nuevos así como clásicos sacados de la discografía anterior del grupo y alguna que otra sorpresa. La grabación se completa con tres cortes grabados durante una de las frecuentes giras españolas del grupo. Concretamente en la actuación que tuvo lugar en Málaga en octubre de 1995.

De izquierda a derecha: Brian Dunning, Tríona Ní Dhomhnaill, Johnny Cunningham y Mícheál Ó Domhnaill.


“Silky Flanks” - El disco se abre con un tema clásico del disco “Shadow of Time”. Una pieza de Brian Dunning de la que el cuarteto da aquí buena cuenta mejorando si cabe la versión del disco. Tanto el propio Dunning a las flautas como Johnny Cunningham al violín están insuperables en todo momento. Por su parte, Tríona y Mícheál dibujan una sección rítmica de piano y guitarra que es, sencillamente, imbatible.




“Shadow of Time” - Seguimos con el mismo disco y la composición que le daba título, obra de Tríona Ní Dhomhnaill quien también es la protagonista de la interpretación cantando y tocando el piano. La pieza es prácticamente idéntica a la del disco lo que habla del nivel de excelencia alcanzado por la banda.

“Jig of Sorts” - Tríona es quien más piezas aporta a la grabación. Aquí aparece una de las más rítmicas de las que escribió para Nightnoise y la única del disco sacada de “The Parting Tide”, el trabajo de 1990 de la banda. Es muy interesante escuchar a Johnny Cunningham tocar las partes de un violinista como es Billy Oskay, completamente diferente a él en cuanto a estilo. En ese sentido, lo cierto es que Johnny sabe contenerse y dejar a un lado por un momento su lado celta consiguiendo que todo suene como en el tema original.

“Shuan” - Suena ahora el único corte perteneciente a “A Different Shore”, último disco de estudio de la banda como tal. Es también una de las tres piezas que no pertenecen a las sesiones de 1996 sino al concierto de Málaga antes citado. Es uno de los característicos tiempos lentos de Mícheál Ó Domhnaill que nunca faltaban en los discos de Nightnoise por lo que tampoco lo podían hacer aquí.

“Do We” - Brian Dunning es el autor de la primera de las composiciones nuevas que aparecen en le disco. Se trata de una preciosa melodía de flauta que se ve complementada por el violín en uno de esos dúos insuperables a los que nos tenían acostumbrados los dos músicos. Los hermanos Ó Domhnaill se encargaban como siempre de la parte rítmica con una precisión metronómica. Pero nos quedamos con el cara a cara de Dunning y Cunningham.

“Murrach Na Gealaich (Murdo of the Moon)” - En el tiempo que estuvo en el grupo, Johnny Cunningham no tuvo un gran peso en cuanto a las composición pero las pocas piezas que escribió siempre estuvieron entre nuestras favoritas. Se trataba de un artista con una sensibilidad especial y aquí vuelve a demostrarlo con una extraordinaria melodía en dos partes, una primera lenta en la que el violín es protagonista y una segunda mucho más rítimica y de una belleza arrebatadora en la que participa ya toda la banda. Una maravilla que nos dejó Johnny como el mejor regalo de despedida del grupo.




“Hugh” - Llegamos a una de las baladas instrumentales más conocidas del grupo, compuesta por Tríona para el disco “At the End of the Evening” cuando Billy Oskay era aún el violinista de Nightnoise. Impecable como todo el disco, aunque es una pieza para el lucimiento de Tríona más que para el de toda la banda.

“Moondance” - En 1987, Billy Oskay y Mícheál Ó Domhnaill acompañaron a Brian Dunning en su proyecto Puck Fair que publicó en ese año su disco “Fair Play”. Ahí escuchamos por primera vez esta adaptación de Dunning del clásico de Van Morrison, “Moondance”. Es una pieza que Nighnoise incluyó en su repertorio en directo habitualmente por lo que tiene todo el sentido del mundo que aparezca aquí. La interpretación aquí recogida es impresionante con todos los miembros del cuarteto dando su mejor versión para completar una pieza extraordinaria en todos los sentidos.

“Heartwood” - El último tema nuevo del disco es otra típica canción de Tríona Ní Dhomhnaill, quien es la autora de la mayor parte de las piezas del disco. Quizá la menos atractiva de todas las novedades del trabajo aunque no esté mal, ni mucho menos.




“The Cricket's Wicket” - Cierra la selección del estudio White Horse un auténtico clásico de Nighnoise: La pieza que cerraba, a su vez, el disco de debut del grupo cuando sólo lo integraban Mícheál y Billy Oskay. Una maravilla que no podía faltar aquí y que suena mejor que nunca además de una excusa perfecta para escuchar las fantásticas armonías vocales de los hermanos Ó Domhnaill.

“Night in that Land” - Las dos últimas composiciones del disco proceden del concierto malagueño citado anteriormente. Una buena forma de comprobar el cariño especial que se tenía a Nightnoise en España con esos aplausos que se oyen tras las primeras notas de la pieza, una de las joyas de Johnny Cunningham. El corte pertenece al primer disco de éste con Nightnoise, “Shadow of Time”, que también es el más representado aquí.

“At the Races” - El broche de oro lo pone nuestra pieza favorita de entre las escritas por Tríona para el grupo. Una vertiginosa composición perteneciente al disco “At the End of the Evening”- La elección es inmejorable porque la pieza tiene momentos perfectos para el lucimiento de todos los miembros del grupo, en especial para el jovial Johnny Cunningham, cuyo papel en los directos iba mucho más allá del de simple músico.

Con “The White Horse Sessions” se cerraba la lista de discos propios de Nightnoise como grupo. Sin Johnny Cunningham, la banda grabó un par de piezas como trío (con los hermanos O'Domhnaill y Brian Dunning como integrantes) hasta incorporar al violinista norirlandés John Fitzpatrick en 1997 (por estas fechas habían regresado ya a Irlanda dejando los Estados Unidos). Con él llegaron a ofrecer varios conciertos y grabaron hasta siete nuevas composiciones que fueron apareciendo en sendos recopilatorios del sello Windham Hill entre 1998 y 2002. También grabaron un disco acompañando a la vocalista japonesa Mimori Yusa del que no hemos conseguido escuchar nada y llegaron a tener una sección fija en um programa semanal de la televisión irlandesa. Tras eso, la nada. Dejamos de saber de Nightnoise aunque nunca hubo anuncio oficial. Sencillamente cada cual siguió con su carrera por su cuenta. El fallecimiento de Johnny Cunningham en diciembre de 2003 y, sobre todo, el de Mícheál Ó Domhnaill en julio de 2006 hicieron imposible cualquier posible vuelta de la banda, una de las más peculiares y personales que hemos tenido la suerte de escuchar.

martes, 26 de mayo de 2015

Relativity - Gathering Pace (1987)



Habría que echar una ojeada a la alineación de los astros alrededor de Mícheál Ó Domhnaill allá por el año 1987 en el que su nombre figuró en alguno de los discos más maravillosos surgidos en ese difuso terreno entre la música celta, la clásica y el jazz en el que se movía el guitarrista en aquel tiempo. Ya hablamos en su momento del disco “Something of Time” de Nightnoise, obra maestra de estos estilos, grabada en aquellas fechas en la que Mícheál tuvo un peso fundamental. Hablaremos en su momento de un proyecto paralelo a Nightnoise liderado por el flautista de la banda cuyo primer trabajo también se grabó en aquellas fechas pero ahora nos centraremos en el segundo disco de Relativity, aparecido también en 1987.

Tiempo atrás hablamos ya de este supergrupo con ocasión de la entrada dedicada a su primer grupo. Lo formaban dos parejas de hermanos: los irlandeses Míchéal Ó Domhnaill y Tríona Ní Dhomhnaill y los escoceses Phil y Johnny Cunningham. Todos ellos contaban con trayectorias extensas en solitario y como miembros de algunos de los más importantes grupos de la música tradicional celta de las décadas anteriores y su reunión produjo dos discos imprescindibles.

“Gathering Pace” se grabó en Edimburgo para lo que la mitad irlandesa del grupo y John Cunningham tuvieron que desplazarse desde sus respectivos lugares de residencia en los Estados Unidos. El disco, en el que el peso fundamental lo lleva la parte escocesa, es una de las muestras más notables de música con raíz en la tradición pero elaborada de un modo moderno, que sigue sonando actual casi 30 años después de grabarse y con un mérito añadido: consigue esa frescura sin necesidad de incorporar masas de sintetizadores , cajas de ritmos o instrumentos propios de otros géneros. Relativity suenan modernos utilizando mismos recursos que tenían a su disposición otras bandas en décadas anteriores, sin artificios ni trucos de mercadotecnia.

Una de las pocas fotos disponibles del cuarteto.


“Blackwell Court / Highland Laddie / Gillies' Taxis / The Double Rise” - Comienza el disco con una serie de tonadas, tres obra de Phil Cunningham y la restante de origen tradicional. Mientras la guitarra y el clavinet de los hermanos Ó Domhnaill marcan el ritmo, es el acordeón de Phil el que lleva el peso melódico en el primer tema. Enlaza enseguida con la pieza tradicional, en origen para gaita y de uso común en ceremonias de todo tipo. Un ligero cambio de ritmo con la inconfundible guitarra de Míchéal sirve para desencadenar un torbellino de ritmo con el teclado en un lugar muy destacado en un tema que Phil dedicó a la compañía de taxis de la isla de Skye cuyos servicios fueron utilizados muy a menudo durante la grabación del trabajo por parte de los miembros de Relativity.

“Gathering Pace” - Tríona compuso esta canción con sólo 12 años mientras ojeaba un libro en el colegio. Como ocurriría en los mejores años de Nightnoise, la irlandesa canta acompañada de su teclado con el resto de instrumentos en un rol secundario. Eso no es impedimento para disfrutar de alguna preciosa intervención de John Cunningham al violín y de unos excepcionales arreglos que incluyen el sonido de un bajo sin trastes no acreditado en el disco.

“Rosc Catha Na Mumhan” - Estamos ante una de las pocas ocasiones en las que suena una guitarra eléctrica en manos de estos músicos. No deja de ser un elemento extraño aunque cuando los hermanos Ó Domhnaill comienzan a cantar armonizando de forma prodigiosa, todas las reticencias saltan en pedazos, tal es la categoría de los juegos vocales que acostumbran a desplegar los hermanos. La canción, en gaélico, procede de un poema del bardo del S.XVI, Piaras Mac Gearailt.

“Miss Tara MacAdam / The First Train to Kyle” - Turno para Johnny Cunnigham que firma las dos melodías que forman el siguiente set. La primera, dedicada a una amiga y la segunda a lo que Johnny llama las dos horas y media más bellas en un viaje en tren que existen en el mundo: el trayecto hacia Kyle partiendo a las 6 y media de la mañana. La primera melodía, de tintes clásicos, es ejecutada con maestría por Johnny y Phil en uno de sus clásicos dúos de violín y acordeón acompañados del clavinet de Tríona y la omnipresente guitarra rítmica de Míchéal.

“Má Théid Tú Ún Aonaigh” - Llega ahora una tonada tradicional que el padre de los Ó Domhnaill solía cantar a sus hijos. Tríona interpreta una versión ligeramente modificada de la melodía e interpteta todos los teclados en la grabación. Los seguidores de Nightnoise no tardarán en reconocer el estilo de otras piezas que la artista solía interpretar con la banda como “The Rose of Tralee”.

“Siún Ni Dhuibhir” - Llegamos a uno de los grandes momentos del trabajo. Una canción que define como ninguna otra lo que Relativity podía llegar a ser en los momentos de mayor inspiración. Escuchamos lo mejor de las armonías vocales de la banda, una guitarra excepcional a cargo de Míchéal, los cristalinos tin-whistles de Phil Cunningham y el violín de su hermano combinados en un arreglo excepcional en el que no sobra ni una nota, todo está en el lugar exacto para producir el efecto deseado. Un delicadísimo juego alquímico, en suma, cuyo resultado sólo puede ser uno: oro de la mayor pureza.



“When She Sleeps” - Sin rebajar ni un ápice el nivel de calidad llega esta extraordinaria melodía escrita por Johnny Cunningham y dedicada a Karin. Sin más. Es difícil encontrar un tema musical de mayor sensibilidad que este. La melodía, introducida por las flautas y replicada por el violín que la eleva hasta los cielos, con es guitarra que parece un metrónomo y unos teclados que rozan la perfección, es una auténtica delicia de esas que el violinista escocés nos regalaba de vez en cuando. Quizá sea esta su obra maestra y es, sin duda, una de las cumbres del disco. Los arreglos vocales, los revoloteos finales del piano y tantos y tantos detalles que nos llevaría horas enumerar hacen de esta pieza una de las mejores que hemos oído jamás, y no exageramos demasiado.



“Said Johnny to Molly” - Volvemos a la tradición con esta canción perteneciente al extenso grupo de las que hablan de la separación. Interpretada por Tríona en la parte vocal en la línea de sus trabajos con The Bothy Band, tenemos la oportunidad de oir de nuevo, en segundo plano primero y realizando un largo solo más tarde a la guitarra eléctrica y una serie de percusiones que son clara novedad en el disco.

“The Monday Morning Reel / Cutting a Slide / Robert the Minnow / Hogties' Reel” - Ya en la recta final del disco escuchamos un nuevo “set” que comienza con una lenta tonada obra de Phil Cunningham de la que afirman humorísticamente que refleja la máxima velocidad que es capaz de alcanzar el acordonista un lunes por la mañana. La segunda, también obra de Phil está dedicada a Tríona y a sus (dudosas) habilidades a la hora de deslizarse en trineo, especialmente cuando lo hace en una de las principales calles de Edimburgo. La tercera melodía es un animado tema escrito por Johnny en el que vuelve a brillar con luz propia el dúo formado por él y su hermano. Cerrando el tema escuchamos un clásico de Phil Cunningham escrito para Martin Hadden, miembro de Silly Wizard.

“Ceol Anna / A Rìbhinn Òg Bheil Cuimhn' Agad” - Parece difícil habiendo escuchado todo lo que ha sonado antes pero Relativity se dejaron lo mejor para el final. Cerrando el disco tenemos una insuperable combinación formada por una pieza de Phil Cunningham, impresionante al acordeón, en una introducción llena de sensibilidad que enlaza con una canción tradicional de esas que consiguen tocar al oyente en lo más profundo. Cada estrofa de la canción es interpretada por uno de los miembros del grupo y se intercala de forma magistral con el “Ceol Anna” de Phil Cunningham y un soberbio estribillo cantado a coro. Después de tantos años, aún nos cuesta escucharla sin que se nos erice el vello.



Hay muchos refranes y dichos populares que aluden a la excelencia de las cosas que se presentan en dosis pequeñas y que no corren, por tanto, el riesgo de terminar cansando. Desde ese punto de vista, la obra de Relativity (apenas dos discos) es aún más valiosa. No podemos, sin embargo, dejar de pensar en lo que podría haber sido esta banda de haber tenido continuidad. Nightnoise, tras la incorporación de Johnny Cunningham en sustitución de Billy Oskay nos pudo dar una idea muy cercana pero no terminaba de ser lo mismo. Lo que nadie nos podrá quitar ya es la posibilidad de disfrutar una y otra vez de ambos trabajos de una banda que brilló como pocas en su corta existencia.

domingo, 16 de marzo de 2014

Nightnoise - A Different Shore (1995)



Tras la incorporación de John Cunningham al grupo en sustitución del miembro fundador Billy Oskay, la primera reacción de los aficionados ante la salida de “Shadow of Time” quizá fuera de curiosidad. Cuando años después se anunció la publicación de “A Different Shore”, la curiosidad se había trocado en ávida expectación, especialmente por las buenas sensaciones que había dejado el disco anterior y por los breves apuntes que se iban deslizando en forma de temas inéditos en diversas recopilaciones del sello Windham Hill, aunque éstos siempre habían sido, en este periodo, versiones de clásicos (Faure, J.S.Bach y Schubert) o piezas tradicionales.

No podemos decir que el grupo hubiera ganado en complicidad y entendimiento en los conciertos que siguieron al disco anterior puesto que todos sus miembros habían tenido un pasado en común en múltiples combinaciones como miembros de varias bandas distintas pero lo cierto es que, en muchos sentidos, “A Different Shore” iba a ser la culminación del sonido de “Nightnoise”, el disco definitivo del grupo. No el mejor; no el más inspirado, pero sí el más descriptivo de la que fue una de las formaciones más relevantes del periodo de 13 años en el que estuvieron en activo.

No hay detrás del disco grandes historias, anécdotas de esas que dan para rellenar varios párrafos y, de paso, hacer pasar al escritor por un experto erudito a ojos de los lectores. No hay nada de eso. Sólo un grupo de cuatro músicos que son también cuatro amigos que se juntan, ponen en común una serie de ideas, ensayan, seleccionan, pulen, retocan y, finalmente, graban los que consideran que son los mejores resultados de ese trabajo. ¿Qué obtiene el oyente de ellos? Una selección de diez composiciones, perfectamente equilibradas y repartidas entre los miembros del grupo. Tríona Ní Dhomhnaill toca piano, flautas, acordeón, sintetizadores y canta. El resto del grupo hace algunos coros además de encargarse de su parte instrumental: Mícheál Ó Domhnaill toca guitarra, flautas y sintetizadores, Johnny Cunningham se encarga del violín y Brian Dunning toca todo tipo de flautas y el acordeón.




“Call of the Child” – El inconfundible rasgueo de Mícheál a la guitarra sirve para introducir la primera composición de Brian Dunning en el disco. Un sutil fondo de teclados acompaña al ex-miembro de la Bothy Band antes de que haga su intervención el propio Dunning con sus flautas interpretando una melodía característica con esa mezcla entre música celta y jazz que desarrolla habitualmente. El violín aparece después para entrar en diálogo con la propia flauta hasta el final de la pieza, la parte más brillante de la misma con Dunning y Cunningham ofreciendonos un precioso dúo.

“For Eamonn” – Abre el tema una preciosa melodía de teclados a modo de marcha a la que se suman pronto los característicos “tin-whistles”. El esquema de la composición es ya clásico en su autor, Mícheál Ó Domhnaill, quien acostumbra a estos largos desarrollos que suelen desembocar, como es el caso, en una melodía de guitarra a la que se incorporan finalmente el resto de instrumentos. Los juegos que realizan entre sí las distintas flautas metálicas son una preciosidad que nos acompaña hasta el tercio final del tema en el que éste gana en ritmo tras una breve transición de órgano. Las similitudes de la pieza con el clásico del grupo “Bring Me Back a Song” son evidentes pero esto, lejos de ser un problema, es uno de los puntos fuertes del disco ya que aquella era una de las mejores composiciones de la banda a lo largo de su historia.



“Falling Apples” – Es el turno de Tríona con una de sus clásicas canciones en las que se encarga prácticamente de todo: toca el piano y canta. Aunque el resto de miembros de Nightnoise tiene su participación, serían perfectamente prescindibles en este caso. La canción es exquisita y se adapta a la perfección a las cualidades vocales de Tríona quien, si bien no posee la voz más privilegiada de un mundo como el celta, lleno de cantantes excepcionales, es suficientemente expresiva como para sacarle todo el partido a la pieza.

“The Busker on the Bridge” – La segunda pieza de Brian Dunning en el disco es una alegre danza que comienza con un sólido ritmo de guitarra al que se incorporan enseguida el acordeón, con una tonada de clara inspiración celta, y el violín asegurando una réplica perfecta. A partir de ahí comienza la lección a cargo de Brian Dunning con la flauta travesera improvisando al más puro estilo de un John Coltrane celta una serie de melodías arrebatadoras. Suena entonces una gaita irlandesa que no aparece en los créditos del disco, prolegómeno perfecto a la intervención de todo el grupo a las voces en una de esas combinaciones mágicas que sólo ellos saben crear (recordemos su “Fionnghuala” del anterior disco “Shadow of Time”). Una de las mejores composiciones de todo el trabajo, lo cual es decir mucho.

“Morning in Madrid” – Se hace esperar la aparición de la primera composición de John Cunningham pero cuando lo hace nos deja maravillados. Unas suaves notas de piano abren una pieza en la que la magia se desata instantes después cuando, acompañado por la guitarra de Mícheál, el propio Johnny interpreta una melodía maravillosa de corte impresionista. Cuando aparece la flauta de Brian Dunning y dibuja una serie de arabescos dignos de cualquier compositor clásico de finales del XIX nos convence definitivamente de que estamos escuchando a un grupo que se encuentra a otro nivel. Que trasciende los campos del folk, la música celta y, por supuesto, la “new age”.




“Another Wee Niece” – El anterior trabajo del grupo se cerraba con una pieza titulada “Three Little Nieces” (tres sobrinitas). Es probable que en el tiempo transcurrido entre ambos, Tríona tuviese ocasión de celebrar el nacimiento de otra más ya que así lo sugiere el título de la pieza que firma la pianista. La composición sigue la linea de otras anteriores de la artista como la célebre “At the Races”, es decir, un maravilloso piano tocado a gran velocidad en combinación con el resto de instrumentos aunque dejando espacio para momentos más reposados y alguna intervención vocal en los últimos instantes.

“A Different Shore” – De nuevo Johnny Cunningham hace gala de toda su sensibilidad para escribir una bellísima pieza que se presenta interpretada por la flauta en un primer momento y que es, más tarde, replicada por el violín. Siendo como es un violinsta incendiario cuando de interpretar “reels” y “jigs” se trata, es en las piezas lentas en las que es capaz de emocionarnos hasta la lágrima, como hace en la composición que sirve para titular el disco.

“Mind the Dresser” – Cuando escuchamos un piano como el que abre la pieza, no nos cabe duda alguna de que es Tríona la que se encuentra detrás de la misma. Una vez más es una composición alegre, llena de ritmo, y en la que todos los miembros del grupo tienen su momento de protagonismo. En este tipo de composiciones de la artista es donde más vivos se encuentran los lazos que unen a los viejos Nightnoise de Billy Oskay con los nuevos de Phil Cunningham, en nuestra opinión.

“Clouds Go By” – Dunning vuelve a darle un papel protagonista al acordeón en la última de sus piezas en el álbum, un tiempo medio de aire tradicional a ritmo de vals de agradable escucha que se disfruta sin sobresaltos conforme nos vamos acercando al final del disco que llegará con la siguiente pieza.

“Shuan” – Cerrando el disco, encontramos esta composición llena de melancolía a cargo de Mícheál Ó Domhnaill. En la época en la que se grabó el disco, los hermanos Ó Domhnaill estaban planeando volver a su Irlanda natal tras un largo periodo de tiempo viviendo en Estados Unidos. Esa añoranza marca en cierto modo el disco desde su propio título (una orilla diferente) y especialmente el tema que lo cierra que es una fantástica composición, evocadora, con algo de tristeza de fondo y perfectos juegos melódicos entre los “tin-whistles” y el violín. El regreso a Irlanda se demoraría un poco más pero antes de eso hubo otra grabación de la que hablaremos algún día.


El segundo disco de Nightnoise con Johnny Cunningham como violinista supone un cierto regreso del grupo al sonido anterior a su llegada, revirtiendo ligeramente el cambio hacia un estilo más cercano al folk celta que se produjo con “Shadow of Time”. Con esta entrada de hoy, hemos comentado ya aquí todos los discos de estudio del grupo (queda un directo que en algún momento reseñaremos) por lo que los lectores habituales ya saben perfectamente lo que se van a encontrar en “A Different Shore”. No hubo tiempo para que los miembros de Nightnoise publicasen un disco flojo por lo que cualquiera de ellos es recomendable por distintos motivos. Si decidís haceros con éste, está disponible en los siguientes enlaces:

amazon.es

play.com


domingo, 16 de diciembre de 2012

Relativity - Relativity (1986)



Desde que le dedicamos varias entradas seguidas a Nightnoise meses atrás, nos ronda por la cabeza la necesidad de complementar aquellos textos con otros como el que hoy nos ocupa en el que tenemos que hablar de Relativity.

Ya comentamos en aquel momento la trayectoria de la mitad irlandesa de Relativity, los dos hermanos O’Domhnaill, desde sus inicios en la Bothy Band hasta su etapa americana por lo que toca prestarle atención a la mitad escocesa del grupo. Como ocurre con su contrapartida irlandesa, nos encontramos con una pareja de hermanos con un recorrido memorable en la música tradicional de Escocia. El mayor de ambos, el violinista John Cunningham, comenzó a acompañar al dúo formado por Gordon Jones y Bob Thomas cuando sólo contaba 13 años. Aquel iba a ser el núcleo de Silly Wizard, grupo fundamental en la escena de la música escocesa de la segunda mitad de los años setenta y los primeros ochenta. La banda tuvo un gran trasiego de miembros que entraban y salían continuamente y las cintas de un primer disco grabado en aquellos años permanecen desaparecidas sin que llegasen nunca a cristalizar en nada. Con la incorporación del vocalista Andy M. Stewart, el acordeonista Freeland Barbour y el bajista Alasdair Johnson, Silly Wizard se establecieron como sexteto y grabaron su primer disco con el mismo título que el grupo.  Tras una buena acogida de ese trabajo de debut, se incorpora a la banda el joven Phil Cunningham, virtuoso acordeonista que se defiende además con las flautas, el piano, la mandolina y, en general, con cualquier instrumento. Además se revela como un más que notable compositor con grandes ideas y aportes en las labores de producción. Esto no tendría nada de particular de no ser porque en aquel momento, el pequeño Phil apenas tenía 16 años. La llegada del menor de los Cunningham supuso el abandono de Freeland Barbour y con el último cambio de Martin Hadden por Alasdair Johnson quedaba definitivamente configurada la alineación más recordada de Silly Wizard. En los años posteriores, el grupo se convirtió en una leyenda de la música celta a la altura de los más grandes como ocurría con la Bothy Band de los hermanos O’Domhnaill.

John Cunningham dejó temporalmente la banda en 1981 para trasladarse a Nueva York, no sin antes haber grabado un disco a dúo con su hermano Phil cuando ambos ya se habían consolidado como la gran atracción de Silly Wizard, especialmente gracias a sus exhibiciones en directo. A pesar de que la banda aún grabaría algún disco más, las carreras de los hermanos iban a tomar caminos separados: John en Estados Unidos donde grabaría un par de trabajos en solitario con otros músicos también emigrados al nuevo mundo y Phil en su Escocia natal, lugar escogido como base de una carrera fundamental que le ha llevado a ser uno de los más grandes músicos del género y el productor de muchos de los más destacados discos tradicionales en los años siguientes. Aprovechando una visita a EE.UU. Phil Cunningham entra en contacto con los hermanos O’Domhnaill y hablan de trabajar juntos. La química es perfecta y se acuerda que, en la primera ocasión en que los irlandeses vuelvan a Europa, se reunirían con Phil para grabar algo. Así, en 1984, tuvo lugar la reunión del trío con la adición del violinista John Cunningham que se encontraba pasando una temporada en su tierra natal. Desconocemos cual era la situación contractual de cada uno de los músicos en aquel momento ya que cada uno vivía y grababa en una esquina distinta del mundo pero el hecho fue que, a pesar de tener un disco terminado en 1984, éste no vio la luz hasta un par de años después.

¿Qué tipo de música contenía ese disco, de título tan poco explícito como el nombre de la banda: Relativity? Cabía suponer que sería un trabajo lleno de música tradicional pero el cuarteto no se limitó a eso y llevó el resultado mucho más allá. En la grabación participan: John Cunningham (violín), Tríona Ní Dhomhnaill (voz, clavinet), Mícheál Ó Domhnaill (voz, teclados, guitarra) y Phil Cunningham (acordeón, teclados, flautas, bodhran).

John Cunnigham y Míchéal Ó Domhnaill, los dos miembros de Relativity que ya no están entre nosotros, durante una actuación.
 
“The Hut on Staffin Island / Sandy MacLeod of Garafad / The Soft Horse Reel” – Al igual que sucedía en el disco de Capercaillie recientemente reseñado aquí, algunos de los cortes son, en realidad, “sets” con varios temas distintos enlazados, cosa común en la música de orígen celta. El primero de ellos consta de tres melodías distintas compuestas por Phil Cunningham. La primera es una tonada para violín con acompañamiento de guitarra muy del estilo de la música de Phil para Silly Wizard y dentro de un esquema absolutamente fiel a la tradición. Sin solución de continuidad llegamos a la segunda melodía en la que es ya el acordeón el protagonista principal añadiéndose el peculiar sonido del clavinet de Tríona. Nuestra pieza favorita, sin embargo, es la que cierra el “set”: una animada melodía en la que escuchamos al mejor Míchéal Ó Domhnaill llevando el ritmo con la guitarra y los primeros duelos entre los hermanos Cunningham con el acordeón enfrentado al violín como en los mejores tiempos de Silly Wizard.

“There Was a Lady” – Se trata de una canción tradicional arreglada por Tríona Ní Dhomhnaill partiendo de la versión que conocía gracias a su tía Neilli. Los seguidores de Nightnoise reconoceréis de inmediato el estilo de la artista en esta pieza en la que es protagonista absoluta con la única excepción de los instantes finales en los que Phil Cunningham añade unas flautas sublimes y algún que otro teclado. Mientras lo escuchamos nos damos cuenta de que es imprescindible que nos centremos, tarde o temprano, en la figura de Phil, músico de una categoría inversamente proporcional a la cantidad de discos que ha publicado bajo su propio nombre, desgraciadamente escasa.

“Gile Mear” – La siguiente canción es un estandar dentro de la tradición celtica y parte de un texto del siglo XVIII en el que se habla del esperado regreso del exilio de Carlos Estuardo, quien era esperado como el libertador de Irlanda y Escocia de la opresión británica. La canción, de melodía tradicional, es habitual en el repertorio de todo tipo de bandas enfocadas en estos tipos de música. La versión que escuchamos aquí es un arreglo de Míchéal sobre la melodía original en clave de marcha, introducida por una solemne guitarra a la que se añade la voz del propio Míchéal e, instantes después, la de su hermana en una conjunción mágica que tanto se prodigó en la Bothy Band. La canción es casi un himno y una de nuestras favoritas del disco.

“Gracelands” – Como ocurre con el set que abre el disco, nos encontramos ante otra composición de Phil Cunningham inspirada por las tierras del extremo norte de la isla de Skye, lugar donde vivía en aquel entonces. A pesar de ser un soberbio acordeonista, muchas de las mejores composiciones de Phil tienen las flautas como protagonistas. Así es también en el comienzo de esta preciosa melodía, al menos hasta que comienza la parte de violín a la que más tarde se incorpora el propio Phil ya con el acordeón. La facilidad del músico para crear melodías tan bellas como esta nos sorprende disco a disco y constituye uno de los grandes atractivos de éste.



“When Barney Flew Over the Hills” – Tríona escribe una nueva melodía para adaptar una canción tradicional a su rango vocal aunque conserva la letra intacta. Como ocurriría años más tarde en los discos de Nightnoise, las composiciones de Tríona suelen repartirse a lo largo del disco y son muy diferentes de las del resto del grupo, actuando como una especie de separador entre los distintos segmentos de cada trabajo.

“Leaving Brittany / The Pernod Waltz” – Encontramos aquí la única colaboracion, siquiera parcial, entre distintos miembros de Relativity. La primera tonada es obra de John Cunningham, quien la escribió al regreso de un viaje a la Bretaña francesa y, ciertamente, su ritmo sincopado, casi saltarín, recuerda mucho a la particular vertiente bretona de la música celta representada por violinistas como Christian Lemaite con quien John colaboraría en el futuro. La segunda, también escrita por John en un viaje a París, cuenta con una parte final en cuya composición interviene también Míchéal y que surgió durante las sesiones de grabación del disco.

“An Seanduine Doite” – Volvemos a Tríona y, como en las canciones anteriores en las que participa, lo hace con un arreglo de un tema tradicional con una letra que habla, en gaélico, de una joven que es prevenida contra el matrimonio con un viejo. La pieza, en realidad, consta de dos partes muy diferentes: una inicial casi como un sólo de teclado y una segunda mucho más rítmica y brillante con elementos ajenos a la tradición celta como el órgano hammond de Phil Cunningham combinado con maestría con el resto de instrumentos de la banda. Escuchamos por primera vez en el disco las voces de sus cuatro miembros combinándose de forma espectacular para hacer los coros, faceta esta en la que son maestros como podemos comprobar en el sensacional final que nos regalan casi sin acompañamiento instrumental.



“John Cunningham’s Return to Edimburgh / Heather Bells / The Bell Reel / The Limerick Lasses” – El “set” más largo del disco corre por cuenta de los hermanos Cunningham. Consta de cuatro partes, la primera de las cuales fue escrita por Phil como una especie de fanfarria de gaitas para recibir a su hermano Johnny tras la primera gira de Silly Wizard fuera de las islas (concretamente, a su regreso de Holanda). Los tres temas restantes son arreglos de melodías tradicionales a cargo de John Cunningham, salvo “The Bell Reel” que es una composición propia en la que el violinista transforma un “strathspey” (danza lenta tradicional escocesa en 4/4) en un “reel” (danza más animada que la anterior que comparte ritmo, aunque también exista en 2/2). No podemos evitar acordarnos de los maravillosos dúos entre ambos hermanos que detenían el tiempo durante los conciertos de Silly Wizard.

“Ur-Chill An Chreagain” – Cerrando el disco tenemos otro poema del XVIII con melodía tradicional, arreglado por Míchéal Ó Domhnaill quien es, a su vez, la voz principal. Nightnoise no existían aún en las fechas en las que se grabó el primer disco de Relativity pero, sin duda, todo su espíritu está ya presente en composiciones como esta.

Dada la peculiaridad de Relativity, con músicos que habitualmente residían a medio mundo de distancia, la estabilidad del proyecto era muy improbable. Pese a ello, hubo aún un segundo disco del grupo que aparecerá en el blog más adelante. Llegamos a la música de Relativity a partir de conocer a Nightnoise. Con el tiempo, éstos últimos se nos han revelado como una especie de punto de partida a partir del cual podemos trazar un árbol genealógico en todas las direcciones con el que abarcaríamos un amplísimo porcentaje del espectro de las músicas de orígen celta en las pasadas décadas. Seguiremos tirando del hilo más adelante y comprobareis como esta afirmación no tiene nada de exagerado. Mientras tanto, podéis disfrutar de la música de Relativity adquiriendo el disco en cualquiera de los siguientes enlaces:

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sábado, 20 de octubre de 2012

Nightnoise - Shadow of Time (1993)



En 1991, Billy Oskay tomó la decisión de abandonar Nightnoise tras tres discos como cuarteto y el inaugural de la banda a dúo con Míchéal Ó Domhnaill que comentamos en la última entrada. Se dijo que el motivo de su abandono fue el deseo del violinista de dedicarse plenamente a trabajar con su propio estudio de grabación de forma profesional, sueño que había ido madurando en los años anteriores y que no podía realizar formando parte de un grupo como Nightnoise, cada vez más popular y con un calendario de conciertos anual incompatible con la actividad a la que quería dedicarse en el futuro.

Lo cierto es que Nightnoise empezó como un dúo en el que las tareas se repartían al cincuenta por ciento entre ambos integrantes del grupo. Convertidos en cuarteto, la aportación de Oskay en el primer disco se redujo a tres temas propios más uno escrito a dúo con Míchéal, quien participa con ocho composiciones. A partir de ahí, es Tríona Ní Dhomhnaill quien lleva el peso del grupo, especialmente en el disco de 1990, “The Parting Tide” en el que la hermana de Míchéal escribe más de la mitad del disco. Antes de despedirse, Oskay participó en una última grabación de Nightnoise, la versión de la “Sicilienne” de Gabriel Faure incluida en el recopilatorio de Windham Hill dedicado a los músicos impresionistas franceses titulado, simplemente: “The Impressionists” y publicado en 1992.

Ante el abandono de Billy, surge el reto de encontrar un nuevo violinista para seguir adelante con el grupo y hay un buen número de candidatos que surgen a primera vista: El primer nombre que se nos ocurre es el de Kevin Burke. Al fin y al cabo, se trata de un violinista que coincidió con los hermanos Ó Domhnaill en la Bothy Band y que se entendía a la perfección con Míchéal como demostraban sus dos discos publicados como dúo y los conciertos que dieron juntos en esos años. En su contra jugaba el hecho de que la trayectoria de Kevin se había desarrollado casi de modo exclusivo dentro de la música celta más ortodoxa y Nightnoise era algo más que eso. Hubo un par de discos que también podían dar una pista al seguidor más dado a la especulación sobre el próximo violinista de la banda: El primero de ellos, “The Road North”, del teclista Paul Machlis y el violinista Alasdair Fraser, se grabó en 1987 en los Nightnoise Studios bajo la tutela del propio Billy Oskay y en él participa Míchéal Ó Domhnaill como guitarrista. Con la única ausencia de la flauta, se trataba de una grabación con una formación similar a la de Nightnoise y, además, Fraser era, al margen de un violinista excelso, un buen compositor. Otra pista la tenemos en el disco “An Ras” del percusionista Tommy Hayes, aparecido en 1991, pocos meses después del abandono de Oskay. En el disco aparecen varios instrumentistas invitados, combinados de distintas formas en cada uno de los cortes con la única presencia en todos ellos de quien firma el trabajo: Tommy Hayes. Nos llama la atención el tema titulado “Paddy Fahy’s Jig”, interpretado por el pianista Míchéal Ó Súilleabháin, Míchéal Ó Domhnaill a la guitarra, Brian Dunning en la flauta y Alasdair Fraser al violín. Suena casi como un ensayo general de un nuevo Nightnoise pero tampoco iba a ser Fraser el elegido. Hubo una entrevista en el programa “Diálogos 3” a mediados de los noventa en que Ramón Trecet preguntó a los miembros de Nightnoise su opinión sobre Alasdair Fraser. Hay que recalcar que los músicos de la banda nunca se distinguieron por ningún tipo de polémica ni descalificación y menos aún, hacia un colega. Sin embargo, en este caso su respuesta fue fría. Elogiaron (cómo no hacerlo) a Fraser como intérprete y músico pero, sin llegar a concretar, no se mostraron tan favorables hacia su faceta no profesional. El comentario no pasó de ahí pero nos hizo pensar que algo no fue bien entre ellos, lo que nos sorprende más si tenemos en cuenta que Míchéal y Alasdair colaboraron en varias ocasiones.

Descartado también Alasdair, nos queda un tercer nombre que, a la postre, sería el elegido: Johnny Cunningham. Como ya comentamos en la entrada anterior, Johnny formó parte del legendario grupo Silly Wizard y posteriormente de Relativity, junto con su hermano Phil y los hermanos Ó Domhnaill. La banda grabó dos discos justo en el tiempo que transcurrió entre el disco de Billy y Míchéal que abrió la trayectoria de Nightnoise y el primer disco ya bajo esa denominación y como cuarteto. La relación del violinista con el resto de miembros de Nightnoise era excelente y su incorporación al grupo se produjo de la forma más natural posible. De este modo, en los primeros días de 1993 entran en los White Horse Studios de Portland: Tríona Ní Dhomhnaill (voz, piano, acordeón, tin whistle, sintetizadores y armonio), Míchéal Ó Domhnaill (voz, guitarra, tin whistles, armonio, sintetizadores), Brian Dunning (flautas, tin whistle, voces, sintetizadores) y Johnny Cunningham (violines).


De izquierda a derecha: Míchéal Ó Domhnaill, Brian Dunning, Tríona Ní Dhomhnaill y Johnny Cunningham.



“One Little Nephew” – El comienzo de guitarra nos advierte de que Míchéal es, sin duda, el autor de una pieza en la que no tardamos en oir unos fondos de sintetizador y un oboe sampleado que actúan como introductores de la primera aparición del violín de Johnny Cunningham. Desde el primer momento queda patente la gran diferencia de estilo entre su predecesor Billy Oskay y él: tenemos una interpretación mucho más cálida, con trinos y adornos que delatan su pertenencia a la tradición celta. En un segundo repaso a la melodía inicial son ahora las flautas las que hacen la vez de instrumento solista trasladándonos hasta el final de la composición. Un tema magnífico dentro de un disco que pronto se revelará como soberbio.

“The March Air” – Segunda composición de Míchéal Ó Domhnaill en el disco. Se abre con una brillante introducción de órgano, casi ceremonial, tras la que el autor de la pieza rompe a tocar su guitarra con un irresistible ritmo de marcha. Se incorporan las flautas interpretando la melodía principal y enseguida son dobladas por el violín. Tras la introducción llegamos a una parte central mucho más pausada en la que Johnny Cunningham interpreta un aire tradicional de gran belleza que Mark Knopfler había popularizado unos años antes en su banda sonora de la película “Local Hero” y es justo con esa melodía con la que recuperamos algo que habíamos perdido tras la separación de la Bothy Band: a los dos hermanos Ó Domhnaill armonizando a la perfección sus voces para regalarnos una pequeña joya con la que se cierra el tema.



“Shadow of Time” – Tríona, ahora en solitario, es la encargada de interpretar la siguiente canción de su autoría en la que el piano sostiene a su voz en los primeros instantes hasta que la guitarra se suma a la melodía. La parte central se reserva para un breve interludio instrumental de violín y flautas de gran belleza antes de la despedida, de nuevo sólo con piano y voz.

“Silky Flanks” – Llegamos a otro de los grandes momentos del disco, obra de Brian Dunning. Comienza el tema con una veloz melodía de flauta que podría sonar celta en una primera escucha pero que tiene mucho de John Coltrane si nos la imaginamos interpretada al saxo. Míchéal hace una labor extraordinaria con la guitarra que hace que entendamos por qué en su momento se le tenía por el mejor guitarrista rítmico del universo celta. El piano se une a la desenfrenada melodía que cambia de ritmo completamente al llegar a la parte central en la que se transforma en una bellísima melodía de tintes clasicistas en un precioso diálogo con el violín, los tin whistles y, en segundo plano, con el acordeón. Como ocurre con muchos de los temas de Nightnoise, su esquema es cíclico y antes de la despedida volvemos al motivo inicial para cerrar la composición en su punto más alto.



“Water Falls” – Tras un tema rítmico toca uno más relajado y quién mejor para ello que Tríona, su voz y su piano. La introducción de la pieza es una preciosa melodía de inspiración clásica y con un cierto aire francés de finales del XIX. Tríona no posee una voz deslumbrante ni especialmente bella pero su forma de cantar se ajusta a sus limitaciones y cumple a la perfección con su cometido.

“Fionnghuala” – Los conciertos de la Bothy Band tenían un momento de gran emoción en el que Míchéal y Tríona interpretaban esta maravillosa pieza tradicional de “mouth music”. Existen varias grabaciones de esta pieza tanto en estudio como en directo pero ninguna de ellas tan sublime como ésta. Comienza con un profundo bordón vocal a cargo de Brian Dunning sobre el que los hermanos comienzan a cantar con el delicado acompañamiento de la guitarra y unas apagadas notas de sintetizador. El corte no llega a los dos minutos de duración pero será difícil encontrar otro momento de mayor emoción que éste.

“Night in that Land” – Llegamos a la única composición de Johnny Cunningham en el disco. Johnny no se destacó por ser un compositor muy prolífico pero en sus momentos de mayor inspiración, alcanzaba un nivel de excelencia máximo. Abren su aportación como compositor a “Shadow of Time” las flautas de Brian Dunning interpretando una melodía preciosa a dos voces. Tras ella, entra la guitarra y el violín de Johnny replicando las notas de la flauta y ejecutando una serie de variaciones sobre la melodía. Cuando los miembros de Nightnoise eran interrogados sobre el tipo de música que hacían y si era folk, jazz, new age o cualquier otra etiqueta disponible, siempre contestaban que hacían “música de Nightnoise”. No se nos ocurre mejor definición para esta maravillosa composición de Johnny Cunningham que esa: Música de Nightnoise.



“This Just In” – A partir de aquí, y de forma inevitable, el disco decae un poco sin que eso suponga que el resto se piezas sean malas. En esta composición de Tríona, por ejemplo, podemos escuchar a todos los miembros del grupo en estado de gracia interpretando una alegre pieza llena de ritmo en la que demuestran una compenetración total sonando cada intervención de uno como el perfecto complemento de su compañero. En cualquier otro disco de Nightnoise, éste habría sido uno de los temas más destacados pero en éste lo tiene realmente difícil.

“For You” – Casi lo mismo que acabamos de decir del corte anterior se podría aplicar a éste, escrito por Brian Dunning. Con un tono general más pausado, como ya hacía presagiar la introducción de órgano, transcurre una balada que nos sirve para recordar a los Nightnoise de Billy Oskay, más que a la nueva versión del grupo.

“Sauvie Island” – Como empezando a despedir ya el disco, la última composición de Míchéal presente en el disco, tiene un aire melancólico, también cercano al sonido de discos anteriores, al menos hasta la juguetona aparición del violín de Johnny Cunningham que no es capaz de disimular su entusiasmo vital, ni siquiera en las piezas más pausadas.

“The Rose of Tralee” – No son muy dados los miembros de Nightnoise a incorporar versiones de otros músicos en sus discos pero en esta ocasión hacen una excepción con esta popular canción del compositor y violinista inglés del S.XIX, Charles William Glover. La interpretación que de ella hace Tríona, casi en solitario, acompañada de su piano y sintetizadores (aparecen también el resto de miembros del grupo pero sin ellos el resultado habría sido muy similar) es magnífica y es que la canción tiene mucho en común con las composiciones habituales de la única integrante femenina de Nightnoise por lo que habría pasado por propia para cualquier oyente no avisado.

“Three Little Nieces” – Como para corroborar lo anteriormente dicho, cierra el disco otra composición de Tríona, casi como prolongación de la precedente, al menos en sus primeros momentos en los que el piano propone una melodía que enseguida es acompañada por el violín y la guitarra y que termina sin sobresaltos. Una despedida en un tono tranquilo para un disco memorable.

Con “Shadow of Time”, Nightnoise superaron con nota una dura prueba: superar la salida de uno de los miembros fundadores del grupo. El cambio en la formación trajo consigo un interesante giro estilístico: desde “Something of Time”, publicado en 1987, la música del grupo estaba experimentando un giro hacia la música tradicional celta. Con la sustitución de Oskay por Johnny Cunningham, el giro debería completarse y, en efecto, fue así pero no fue el único cambio. En los trabajos anteriores, los sintetizadores habían ido ganando en presencia hasta convertirse en elemento preponderante en el disco inmediatamente anterior, “The Parting Tide”. Esa tendencia remite en el nuevo disco: hay menos sintetizadores y están empleados con un sonido mucho más natural (órganos, samples de instrumentos clásicos o, incluso, percusiones), menos electrónico que en el disco precedente. El disco fue muy bien acogido, especialmente en España, por dónde giraban habitualmente y todo hacía presagiar que la nueva formación del grupo iba a darnos grandes discos en el futuro. Desgraciadamente, las cosas no fueron así por distintas circunstancias pero eso será materia de otras entradas en el futuro. Os dejamos ahora los habituales enlaces para adquirir “Shadow of Time”: