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jueves, 20 de noviembre de 2014

Capercaillie - Choice Language (2003)



Desde la aparición del primer disco de Karen Matheson en solitario allá por 1996, cada nuevo disco de Capercaillie iba acompañado de rumores de disolución de la banda. Tras el controvertido “Nadurra” de 2002, muchos creyeron que el punto final a la carrera de uno de los grupos escoceses más importantes de las últimas décadas había llegado. Por algún motivo, aquel trabajo no gustó y las críticas fueron bastante malas en general (algo que no compartimos ya que creemos que en ese disco hay momentos grandiosos) y cuando Karen publicó su segundo CD titulado “Time to Fall” no fueron pocos los que dieron por disuelto el grupo.

Afortunadamente no fue así y en abril de 2003 apareció “Choice Language”, un trabajo magnífico que continuaba la senda de los mejores discos del grupo y que recuperó el favor de la crítica. ¿Cómo se consiguió esto? Reduciendo la carga pop del disco y recuperando el protagonismo de los instrumentos tradicionales aunque seguían presentes los arreglos modernos a base de sintetizadores y cajas de ritmo que contribuyeron a la popularización de Capercaillie en los años noventa.

Con “Choice Language” se consolidaba la formación de octeto que se estrenó en 1999 y que aún se mantiene hoy en día, siendo la más estable de toda la historia de la banda. Integran Capercaillie en el disco que hoy comentamos: Karen Matheson (voz), Donald Shaw (acordeón, piano, teclados y voces), Charlie McKerron (violín), Michael McGoldrick (flautas, gaita y bodhran), Manus Lunny (guitarra, bouzouki y voces), Ewen Vernal (bajo y voces), David Robertson (percusiones) y Che Beresford (batería).

Imagen de la banda en directo


“Mile Marbhaisg Air A Ghaol (A Thousand Curses On Love)” – Bastan unos pocos segundos para darnos cuenta de que estamos ante un tema clásico del grupo. Tenues acordes de sintetizador y la cálida voz de Karen Matheson cantando en gaélico un tema tradicional. Alrededor, efectos electrónicos, un ritmo contemporáneo y preciosos coros a cargo del resto del grupo. Más adelante suenan violines, flautas, acordeón y un bajo hechicero que se diría interpretado por cierto habitante de Hamelin, dado su efecto casi hipnótico sobre el resto de instrumentos.



“Homer's Reel” – Composición de Michael McGoldrick dedicada por igual a los dos “Homer” más famosos: el héroe griego y el filósofo contemporáneo de apellido Simpson. El flautista la compuso durante una estancia en Cerdeña y sus instrumentos (flautas y gaitas) son los principales protagonistas aunque toda la banda tiene espacio para hacer gala de su excepcional categoría como intérpretes en la primera pieza instrumental del disco.

“The Old Crone (Port Na Caillich)” – Una maravillosa mezcla de canciones antiguas y ritmos modernos nos da la bienvenida a otro tema tradicional en el que volvemos a escuchar a Karen Matheson hacer de las suyas. Una fiesta de ritmo que nos remite a los mejores momentos de los discos clásicos de la banda. Si alguien tenía dudas al respecto, canciones como ésta confirmaban que Capercaillie era un grupo con mucho por decir aún.

“Little Do They Know" – Donald Shaw se estrena en el disco con una de sus características baladas más próximas al pop que a la música celta pero que forman parte habitual del repertorio de la banda desde los primeros años noventa. Matheson canta en inglés un texto dedicado al político laborista de origen escocés John Smith, fallecido en 1994. La canción es preciosa pero la coda final que Shaw rescata de un viejo trabajo para la BBC es, sencillamente, arrebatadora.

“At Dawn of Day” – Dos de las especialidades de Karen Matheson a la hora de cantar se combinan en este “set” formado por un tema de “mouth music” y una “waulking song”. Cantadas ambas en gaélico, las dos formas tradicionales aparecen con profusión en la discografía de la banda y en ellas la vocalista brilla como pocas. Los arreglos electrónicos son magníficos y convierten a Capercaillie en una banda muy diferente al resto. Quizá sea nuestra pieza favorita de todo el trabajo aunque siempre es muy difícil quedarse con sólo una cuando hay tanto donde escoger.



“The Boy Who” – Un artículo periodístico acerca de unos niños con supuestos poderes predictivos aparecidos en un barrio de Jerusalén inspiró este animado tema de Donald Shaw en el que destaca sobremanera la sección rítmica. Karen, de nuevo en inglés, adopta las formas que hicieron fortuna en discos como “Get Out” o “Secret People” con acierto. Quizá no sea una de las canciones más recordadas de la banda pero su contagiosa vitalidad no merece pasar desapercibida.

“The Sound of Sleat” – Si alguien echaba en falta a estas alturas el clásico “set” de temas instrumentales de corte tradicional, verá saciada su curiosidad con estas tres tonadas enlazadas. La primera de ellas es una pieza para acordeón del gaitero Duncan MacKinnon, habitualmente interpretada por gran cantidad de músicos del país. La segunda es una melodía del violinista Charlie McKerron que enlaza con el cierre, de origen breton, escrito por Jean Huitorel y que la banda conoció en versión de Soig Siberil.

“Nuair a Chi Thu Caileag Bhoidheach (When You See a Pretty Girl)” – Karen Matheson cantando en gaélico un tema tradicional. Pocas definiciones como esta sirven tan bien para hacerse a la idea de lo que uno va a escuchar y, sobre todo, pocas pueden hacernos sentir tan seguros de la enorme calidad de lo que va a sonar. Sin llegar al nivel de otros himnos de discos como “Sidewaulk” o “Delirium”, este tema nos enseña lo mejor de la mitad del matrimonio que lidera Capercaillie desde su fundación.

“Who Will Raise Their Voice?” – Probablemente si cualquier directivo de una discográfica tuviese que escoger un single promocional para este disco se inclinaría por esta canción de Donald Shaw que reúne todas las características para convertirse en un éxito en las listas de pop. Quizá sea eso lo que nos hace mostrarnos algo remisos ante esta canción que, sin estar mal en absoluto, parece concebida para gustar y, en ocasiones, eso se nota demasiado.

“(I am in) A State of Yearning (Tha Fadachd Om Fhin)” – Un raro aire de jazz envuelve los primeros compases de un tema escrito por Donald Shaw sobre textos en gaélico de Norman MacLean. Musicalmente es una de las piezas más extrañas del disco con “samples” de saxo mezclados con ritmos que se acercan al “trip-hop” o sonidos de órgano nada habituales en la banda. Curiosamente, la mezcla va evolucionando hacia algo que se parece mucho al sonido habitual del grupo aunque sin terminar de entrar en los derroteros habituales.

“Sort of Slides” – Nuevo “set” de breves temas de inequívoca inspiración folclórica. Los dos primeros son obra de Manus Lunny, genio en la sombra de la banda con permiso de Donald Shaw, mientras que el tercero lo firman el propio Shaw junto con Charlie McKerron. No es la música en sí sino la forma de enfrentarse a ella, el tratamiento de los ritmos y los enlaces entre los diferentes motivos lo que convierte piezas como estas en verdaderas joyas.

“I Will Set My Ship in Order” – Como cierre del disco, los miembros de Capercaillie rinden tributo a una de las mas importantes bandas del folk escocés de los años setenta: Ossian. Para ello, escogen una balada de su disco “Borders” publicado ya en 1984 y que sería uno de los últimos del grupo. Se trata de una maravillosa balada que bien podría haber sido escrita para la voz de Karen ya que, sin quitar ningún mérito a la versión cantada por Tony Cuffe en su momento, la vocalista alcanza una expresividad y calidez que convierten la canción en algo completamente diferente.


No podemos afirmar, como suele hacerse, que “Choice Language” supusiera el regreso de Capercaillie al nivel de antaño porque nunca vimos en “Nadurra” el bajón artístico que muchos apuntaron en su momento. Acaso el disco que hoy hemos comentado sí que supusiera un repunte de la banda mediante una cierta actualización de su sonido y una reducción de las concesiones a lo comercial aunque tenemos que decir que ojalá toda la música comercial sonase tan bien como los trabajos más flojos de Capercaillie, ciertamente.


Cuando se cumplen 30 años desde la aparición del primer disco del grupo escocés, éste se muestra en plenitud de facultades, grabando y tocando en directo con la vitalidad de los mejores momentos (apenas hace unos meses de la publicación de su último CD). Para aquellos interesados en hacerse con “Choice Language”, un par de enlaces:

amazon.es

play.com


Como despedida os dejamos con el siguiente documental sobre los 30 años de la banda:

 

miércoles, 21 de mayo de 2014

Capercaillie - Delirium (1991)



Mucho tiempo ha pasado ya desde la primera y única aparición de Capercaillie en el blog por lo que creemos oportuno que vuelvan a protagonizar una entrada para lo cual hemos escogido el disco que les lanzó a la fama en 1991.

La historia de la banda escocesa es muy similar a la de cientos de grupos de folk que comienzan tocando juntos viejos temas tradicionales, que poco a poco se atreven con composiciones propias, dan un concierto aquí, otro allá y por fin, un buen día, graban un disco. Muchas veces es ahí donde empieza el verdadero reto; cuando la banda se enfrenta al desafío de construir algo diferente, de evolucionar paso a paso hasta edificar una carrera coherente y digna de ser recordada. La rica tradición escocesa proporcionaba una sólida base sobre la que construir la primera parte del edificio, algo mucho más sencillo cuando se cuenta con mimbres de la calidad de los integrantes de la banda a la hora de interpretar. La capacidad del acordeonista Donald Shaw está fuera de toda duda como también la del flautista Marc Duff, miembros de Capercaillie desde sus comienzos pero el elemento que distinguiría para siempre al grupo de cualquier otro iba a ser la voz de Karen Matheson, poseedora de “una garganta tocada por la mano de Dios”, en palabras de otro escocés ilustre como es Sean Connery.

A pesar de todo, es probable que Capercaillie se hubieran quedado en una banda más de cierto éxito local como tantas otras de su misma época si no se hubiese producido ese paso clave, esa evolución que llevase su sonido un poco más allá. Cuando los escoceses se ponen en plan tradicional, nadie les gana a la hora de interpretar desenfrenados “reels” y “jigs” pero la gran diferencia fue su capacidad para ampliar la clásica paleta de sonidos del folk con instrumentos modernos asimilando, de paso, otros estilos más cercanos al pop con arreglos que no hacían ascos a la electrónica cuando era necesaria y a la fusión con otras tradiciones más adelante. “Sidewaulk”, el disco inmediatamente anterior a éste, ya apuntaba en esa dirección pero no fue hasta “Delirium” que la banda consiguió encajar todas las piezas y dar el salto convirtiéndose en un grupo conocido a nivel popular y no sólo en los círculos del folk.

En el mencionado disco anterior se establece la que sería la formación clásica de la banda en sus años de mayor éxito. Estaba integrada por el matimonio formado por Donald Shaw (acordeón y teclados) y Karen Matheson (voz), Marc Duff (flautas, percusión, sintetizadores), Charlie McKerron (violín), John Saich (guitarra, bajo) y, sobre todo, Manus Lunny (bouzouki, guitarra y voces). Manus es hermano de Donal Lunny, auténtica leyenda del folk irlandés y su llegada a la banda coincidió con la mayor evolución en el sonido de Capercaillie. Como músicos invitados, participan en “Delirium” Ronnie Goodman (percusión y batería) y Noel Bridgeman (batería).

Karen Matheson con su marido, Donald Shaw, en segundo plano.


“Rann Na Móna” – El disco da comienzo con una fantástica canción de Manus Lunny cantada en gaélico. Se abre con una preciosa tonada a cargo de Karen con el acompañamiento vocal de Manus Lunny y algunas notas de violín de McKerron. Inmediatamente se transforma en una canción pop en cuyos primeros instantes destaca especialmetne el bajo de John Saich. La fórmula que hará triunfar a Capercaillie se pone de manifiesto en este corte en toda su plenitud: un pop alegre con elementos folk que no suenan impostados sino, por el contrario, perfectamente integrados en la canción. Suena fácil pero no lo es en absoluto y ejemplos hay para el que sepa buscarlos.

“Waiting for the Wheel to Turn” – Una sección rítmica tremendamente adictiva nos da la bienvenida a la siguiente canción, obra de Donald Shaw. Canta Karen Matheson un texto en inglés que refleja otra faceta clave en la música de Capercaillie: la combatividad. Habla la canción de “The Clearances”, un proceso que llevó más de un siglo y que comenzó en el XVIII mediante el cual se llegó a la práctica destrucción de la cultura celta en las Highlands mediante la expulsión de sus habitantes de sus granjas individuales y el confinamiento en poblados que supuso el abandono de las viejas costumbres y el comienzo de otra forma de vida basada en el pastoreo. La principal consecuencia fue la despoblación de las tierras altas en favor, primero de las costas y más tarde de la migración a los Estados Unidos. A partir de esa idea, los miembros de Capercaillie construyen una canción memorable que se convirtió en uno de sus mayores emblemas.

“Aodann Srath Bhàin” – Con la llegada del primer tema tradicional del disco asistimos a un cambio de estilo. Una introducción de piano nos prepara para una demostración de las cualidades vocales de Karen cantando en su gaélico natal. Es ésta una preciosa balada en la que hay poco espacio para el virtuosismo instrumental lo que hace más importante aún el saber tratar adecuadamente los arreglos para evitar sobrecargarla. En este sentido, la banda logra ese objetivo de un modo admirable. No sobra nada y lo que hay está perfectamente integrado en la canción.

“Cape Breton Song” – Otro tema tradicional nos muestra el gran salto en términos de sonido que da la música de la banda en este disco. Un juego percusivo maravilloso abre una pieza mientras el bajo, con toques funk, las flautas con sus aires celtas, el violín en un tono cercano a la improvisación jazzistica y la batería, siempre en su lugar completan una combinación imbatible. Si a eso le sumamos a Karen Matheson en estado de gracia, el resultado no puede merecer sino el mejor de los calificativos.

“You Will Rise Again” – John Saich hace su primera aportación como autor al disco con una balada pop de gran belleza. No se salen en ningún momento de los esquemas clásicos del género aunque no puede faltar la impronta del folk en algunos arreglos de la parte final de la canción.

“Kenny MacDonald’s Jigs” – No puede faltar en un disco de la banda un “set” de melodías tradicionales (aunque en este caso tienen autor conocido: Norman MacDonald). Violín y flauta son los principales protagonistas de las distintas jigas que aparecen aquí enlazadas con un extraordinario arreglo de bajo y batería que multiplica las cualidades rítmicas que la música ya poseía por sí misma. Una excelente muestra de lo que son capaces los instrumentistas de la banda cuando se enfrentan a la cara más folclórica de su música. La segunda parte de la pieza incorpora una melodía más de orígen, ahora sí, tradicional.

“Dean Sàor An Spiórad” – Segunda canción de Donald Shaw en el disco. En esta ocasión, combinando textos en inglés con otros fragmentos en gaélico. Se trata de un tiempo medio que explota la combinación de pop y folk una vez más con gran acierto aunque no creemos que se encuentre entre las piezas más destacadas del disco.

“Coisich, A Rùin” – No podemos decir lo mismo de la siguiente pieza. Escuchamos aquí la canción que catapultó al éxito en el Reino Unido a la banda convirtiéndose en uno de los pocos temas cantados en gaélico que han llegado a lo más alto de las listas. La canción concentra su fuerza en un estribillo tremendamente pegadizo y repetitivo que se combina con un ritmo infeccioso ejecutado a la perfección por la banda y esporádicos “flashes” de teclados que aportan un elemento sorpresa muy interesante.



“Dr.MacPhail’s Reel” – Volvemos a los instrumentales tradicionales con una excepcional pieza en la que lo que más destaca es el tratamiento, casi “ambient” que consigue darle la banda. La melodía es excepcional pero son los teclados atmosféricos junto con unas guitarras que parecen tratadas por el mismísimo Brian Eno las que crean una atmósfera envolvente realmente maravillosa. Con este fondo tan soberbio, el trabajo de flauta y violín casi parece sencillo. En un disco posterior, la banda retomó el tema dando un giro más al mismo pero hablaremos de eso en su momento.

“Heart of the Highland” – Última canción de John Saich en el disco. Se trata de una hermosa ensoñación acerca de un viaje de regreso a la tierra de los ancestros, atraído por el latido de la misma. Se trata de un grandísimo tema que para muchos otros grupos habría sido un hito y que dentro de este disco pasa por uno más, lo que habla de la grandeza de la banda.

“Breisleach” – En sus inicios, la música de Capercaillie fue comparada en muchas ocasiones con la de sus colegas irlandeses de Clannad. Ciertamente la forma de cantar de Karen Matheson en esta pieza y los arreglos de sintetizador pueden recordar a algunas de las canciones más famosas de la banda de los hermanos Brennan. Sin embargo, lo excepcional de la voz de Karen, que nunca nos cansaremos de destacar, hacen que cualquiera salga perdiendo en la comparación. El bellísimo lamento compuesto por Aonghas MacNeacall nunca sonó mejor que aquí.



“Islay Ranter’s Reel” – Cerca del final del disco encontramos el segundo “set” de danzas tradicionales combinadas con otra tonada a cargo de Charlie McKerron. Poco podemos añadir a lo ya dicho sobre las virtudes como instrumentistas de los miembros de la banda pero aprovechamos para destacar aquí el virtuosismo de Donald Shaw al acordeón, aunque nunca reclame para sí el protagonismo de la pieza.

“Servant to the Slave” – Cerrando el disco encontramos otra de las canciones que se han convertido por derecho propio en estandartes de la banda. La emigración ha marcado al pueblo escocés a lo largo de los siglos como a pocos otros y eso se refleja en esta desgarrada balada en la que hablan de lo incierto del viaje hacia los Estados Unidos. La angustia del viaje y la llegada se recoge en la estrofa que narra la llegada a la isla Ellis, islote situado en el puerto de Nueva York por el que pasaban todos los inmigrantes que llegaban de Europa: “No smiles awaits on Ellis / fears of the unknown / only tired hearts of the countless / people taken from their homes”.


El disco fue el primero de la banda en el sello Survival tras dejar Green Linnet, quizá el sello más importante de música celta en los años ochenta y noventa. El cambio les sirvió para obtener distribución internacional por parte de BMG y eso repercutió en cuanto a promoción y ventas. Hablaremos más adelante de otros discos de Capercaillie, especialmente ahora que han vuelto a publicar un CD, algo que ya no esperábamos ya que, como dijimos en la anterior entrada dedicada a los escoceses, creíamos que la banda ya no ejercía como tal a pesar de mantener cierta actividad en directo. Si queréis acercaros a este grupo, no encontraréis un disco más adecuado para hacerlo que este que hoy hemos comentado (lo que no quiere decir que sea el mejor). Está disponible para su adquisición en los enlaces de costumbre:


Nos despedimos con "Rann Na Móna" en directo en 1992 en Aberdeen:

 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Capercaillie - Live in Concert (2002)



Capercaillie es una de esas bandas que inexplicablemente no han aparecido aún por el blog a pesar de llevar casi 300 entradas en todo este tiempo pero hay algo de intencionado en esta y otras ausencias que nos permiten ir profundizando poco a poco en algunos artistas guardándonos en la recámara este tipo de valores seguros que nos permitirán seguir hablando de música mucho tiempo aún.

Para los que desconozcáis a esta banda, un par de apuntes biográficos a modo de presentación. Capercaillie es el proyecto de una serie de músicos escoceses que nació el 1980 cuando Donald Shaw y Karen Matheson, ambos asistentes al instituto de Oban. Donald, con sólo 16 años fue vencedor del concurso de acordeón de las Islas Británicas con una versión que debió de ser increíblemente buena de una pieza de Paganini arreglada para su instrumento. En su juventud, la pareja fundó “The Etives”, banda amateur que llegó a grabar un par de trabajos, editados respectivamente en cassette y LP y de nula repercusión. Poco tiempo después y acompañados por Joan MacLachlan (violín y voces), Marc Duff (flautas), Shaun Craig (guitarras) y Martin MacLeod (bajo, violín) formaron Capercaillie y grabaron un primer disco titulado “Cascade” descatalogado y nunca reeditado. Esa formación, con ligeros cambios fue la base de los siguientes discos en los que los escoceses recorrieron un camino memorable partiendo del folk más tradicional para llegar a un pop con retazos de world music, elementos electrónicos y todo ello con una sólida base celta que les convirtió en auténticas estrellas en los primeros años noventa. El estilo recordaba para muchos críticos al de sus colegas irlandeses (algo más veteranos) de Clannad pero Capercaillie contaban con una baza que les elevaba por encima de cualquier competencia: la voz excepcional de Karen Matheson. Sin querer menospreciar, ni mucho menos a su colega Moya Brennan, creemos que hay muy pocas voces comparables a la de la vocalista de Capercaillie en el mundo del folk celta por su excepcional calidez y belleza. Pensareis y con razón, que algo parecido dijimos de Loreena McKennitt y lo mantenemos pero el registro vocal de ambas es completamente diferente por lo que nos resultaría imposible compararlas para decidir cuál de las dos es mejor.

Como presentación del grupo en el blog, hemos escogido su único disco grabado íntegramente en directo ya que en él escuchamos la que posiblemente se la versión más pura del grupo, sin aditamentos de estudio ni adornos superfluos (valga comentar que adoramos esos aditamentos y adornos en la música de Capercaillie pero tiempo habrá de dedicarles un espacio más adelante).

El disco se grabó durante un concierto en el Royal Concert Hall de Glasgow dentro del festival “Celtic Connections” de 2002. La alineación de Capercaillie en aquel entonces estaba compuesta por Karen Matheson (voz), Manus Lunny (bouzouki, guitarras, voces), Charlie McKerron (violín), Donald Shaw (acordeón, teclados y voces), Michael McGoldrick (flautas, bodhran y gaita irlandesa), Ewen Vernal (bajo, voces), David “Chimp” Robertson (percusión, bodhran) y Che Beresford (batería).

Fotografía de la banda previa a un concierto en 2010.

“Mo Chailin Dileas Donn” – Comienza el recital con una canción pop incluída en el disco “Nadurra”, el más reciente de la banda en el momento en que se celebraba el concierto. En ella nos encontramos de lleno con las principales bazas de Capercaillie, canciones sencillas, con elegantes toques celtas y la voz de Karen Matheson con una particularidad muy especial: cantando en su idioma natal gaélico.

“Finlays” – El segundo corte del disco es una canción en estilo “puirt a beul” o “mouth music”, una forma musical tradicional en la que la voz suple la falta de instrumentos, frecuentemente con textos desprovistos de significado. Habitualmente son temas rápidos y muy bailables. En esta ocasión no se trata de un tema a capella puesto que hay un abundante acompañamiento instrumental con un ritmo cercano al trance a base de bajo y batería con un acompañamiento muy adecuado por parte del resto de instrumentistas recurriendo en la parte final a rápidos aires tradicionales. La canción apareció, al igual que la siguiente, en el disco “Beautiful Wasteland” grabado parcialmente en España.

“Kepplehall” – El siguiente corte es, en realidad, la fusión de dos temas distintos. El primero de ellos titulado “Kepplehall” es una melodía de flauta escrita por Michael McGoldick, acompañada por un ritmo sincopado de aire funk. Este tipo de mezclas es habitual en la música celta y más aún en los conciertos, tomando los intérpretes distintas melodías y fundiéndolas en una larga pieza enlazada. Así, tras la parte de flauta pasamos a “The Osmosis Reel”, tema basado en una rápida tonada de acordeón compuesta por Donald Shaw. Se trata de la primera pieza enteramente instrumental del concierto con lo que completamos el esquema habitual del repertorio de la banda: cortes vocales intercalados con instrumentales y, al mismo tiempo, tonadas tradicionales y composiciones propias.

“Nil Si I Ngra” – Continuamos con otra canción en gaélico escrita por Donal Lunny para el disco “To the Moon”. Se trata de una balada suave en la que apreciamos en su plenitud la esencia del sonido del grupo en los noventa con arreglos de lo más audaz, dada su modernidad, para tratarse de una banda de inspiración celta. Capercaillie no muestran ningún complejo ni dudan en añadir efectos electrónicos, pedales que distorsionan las guitarras y fondos de sintetizador a su música para dotarla de un elemento actual que no estaba presente en otras formaciones similares.

“The Miracle of Being” – A medida que avanza el disco, vamos retrocediendo en el tiempo a través de la historia del grupo. Llegamos así al disco “Secret People”, quizá el más orientado al pop y aquel con mayor presencia de las letras en inglés hasta aquel momento. La primera canción que lo representa en el concierto es un buen ejemplo de lo dicho y es obra del acordeonista, líder de la banda y esposo de Karen Matheson, Donald Shaw.

“Dr.MacPhail’s Reel / Cape Breton Song” – Continuamos con el viaje hacia los orígenes y llegamos a “Delirium”, el disco que supuso la consagración de la banda con sus primeros temas que entraron en las listas británicas. Curiosamente, la canción que lo hizo posible no se incluye en el concierto. A cambio, tenemos este “set” formado por un instrumental para flauta y una canción en gaélico (ambos tradicionales) enlazados en un sólo corte. Imprescindible.

“The Weasel Set” – El siguiente “set” es algo más complicado de identificar puesto que está compuesto por tres tonadas de distinta procedencia. La primera de ellas (“Granny Hold the Candle While I Shave the Chicken’s Lip”) es una composición de Manus Lunny que apareció en el disco “Nadurra” como segunda parte de otro “set” instrumental titulado “The Holybush”. La segunda y la tercera parte del tema llevan por título “The Weasel in the Dyke” y “MacLeod’s Farewell” y aparecieron en el disco “Sidewaulk” como parte final de “The Weasel”.

“Inexile” – Volvemos por un momento a “Beautiful Wasteland”, el disco más representado en el concierto. En esta ocasión tenemos otra canción en gaélico con la particularidad de que en su versión original contaba con el particular apoyo de las voces africanas de Sibeba, ausentes en el concierto aunque tampoco se note en exceso su falta. En “Beautiful Wasteland” Capercaillie rompían una particular tradición en la banda al incorporar por primera vez gaitas a su música, algo hacia lo que siempre habían sido muy reticentes porque “los gaiteros están locos” en palabras de la época de Donal Lunny. La gaita, precisamente, tiene una gran presencia en este corte.

“Iain Ghlinn Cuaich” – Uno de los grandes momentos de la trayectoria de Capercaillie en sus inicios era esta canción tradicional gaélica que Karen interpreta casi a capella de un modo conmovedor. Toda la calidez y expresividad de la voz de la cantante encuentran su mejor vía de expresión es este antiguo aire de gran belleza, interpretado con un tempo algo más acelerado en el concierto que en su primera versión perteneciente al disco “Sidewaulk”.

“Bonaparte” – La siguiente canción fue uno de los puntos fuertes del disco “Secret People” y mostraba la evolución de la banda hacia algo más que el pop de aires celtas de “Delirium” abriendo caminos a través de la electrónica, los efectos wah-wah y los ritmos bailables. Estábamos en los años de la expansión definitiva de la música celta por todo el mundo y del maridaje de la misma con todo tipo de estilos y Capercaillie eran uno de los estandartes de esa fusión, lo que demostraban con creces con canciones como esta.

“The Rob Roy Reels” – Volvemos a la cara más tradicional de la banda con este largo set compuesto por hasta seis melodías distintas. El título hace referencia a la película protagonizada por Liam Neeson en cuya banda sonora la banda tuvo una participación importante. Integran el ser las sigientes melodías: “The Road to Rio” / “Bulgarian Red” (escrita por Charlie McKerron y parte del set “The Cockerel in the Creel” del disco “Nadurra”) / Shetland Reel / The Gesto Reel (incluída en “Sidewaulk” dentro del “set” “The Turnpike”) / Kiss the Maid Behind the Barrel / The Rob Roy Reel (escrita por Charlie McKerron y Donald Shaw expresamente para la banda sonora)

“Coisich a Ruin” – Regresamos a “Delirium” con el que fue uno de los temas estrella de aquel disco junto con “Waiting for the Wheel to Turn”. Se trata de otra canción en gaélico tremendamente alegre y rítmica con un esquema repetitivo que se presta a los juegos vocales entre los intérpretes con un diálogo constante entre la voz principal y los coros. Uno de nuestros temas favoritos de siempre hablando de Capercaillie y en una versión magnífica.

“Crime of Passion” – Ya hemos comentado que “Secret People” fue el disco más comercial de la banda en términos de los arreglos y tipo de canciones escogidos. Pocos ejemplos mejores que esta balada en la que apenas se encuentran pequeños retazos de la herencia tradicional de la banda y que abunda en una línea que explotaron por aquel tiempo otras formaciones de raíz celta como The Corrs.

“The Tree” – Como fin de fiesta, Capercaillie recurren a otra canción “puirt a beul” aparecida originalmente en “Beautiful Wasteland”. Como es común en el género, la canción es de una alegría desenfrenada y pone un brillante colofón a un concierto memorable.

Aunque oficialmente, Capercaillie nunca anunciaron su disolución, lo cierto es que tras este disco en directo, sólo han aparecido dos trabajos más, el último de los cuales, “Roses and Tears” tenía un aire inconfundible de despedida con una portada en la que una jovencita se aleja de espaldas a la cámara ligeramente cabizbaja. Sin embargo, y a pesar de un silencio discográfico de más de cuatro años, la banda ha seguido dando conciertos en todo este tiempo aunque sin una gran continuidad. Uno de las razones que se daban para la separación era que Karen Matheson se iba a centrar en su carrera en solitario y que era incompatible con su participación en Capercaillie pero lo cierto es que su tercer y último trabajo hasta hoy data de 2005 y, además, nunca llegó a acercarse a la popularidad ni a los niveles de ventas de los discos de la banda por lo que descartamos ese motivo.

Mientras esperamos noticias de la banda (nunca se sabe) siempre podemos recomendar sus discos. La elección de este CD en directo nos daba la excusa perfecta para poder hablar, siquiera brevemente sobre el resto de la discografía de una formación que volverá por aquí con toda seguridad. Os dejamos un enlace en el que adquirir el disco y un fragmento del concierto como despedida:

amazon.es