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miércoles, 9 de junio de 2021

Pat Metheny - From This Place (2020)



Pensábamos que Pat Metheny había reducido por fin su ritmo de publicaciones en los últimos años y por ello nos tomamos con calma la reseña de su “From This Place”. Con lo que no contábamos es con que el bueno de Pat invirtiera esa tendencia justo ahora de modo que a la hora de escribir esto, hace ya unas semanas que estamos disfrutando de su siguiente disco que seguramente no tardará en aparecer por aquí.


Lo cierto es que todo ese tiempo en el que Metheny no se preocupó de grabar lo pasó dando conciertos en distintos formatos y también componiendo junto con su banda de apoyo, banda que, salvo por la presencia de Antonio Sánchez a la batería, era una formación renovada que incluía al pianista galés Gwilym Simcock (piano) y a la bajista australiana Linda May Han Oh, ambos aún treintañeros y que son también los encargados de acompañar al guitarrista en la grabación de “From This Place”. En el disco escuchamos una selección de las más de cien nuevas piezas que Metheny compuso durante los anteriores años de giras y conciertos. Aparte del cuarteto, aparecen en la grabación aportando un sonido espectacular los miembros de la Hollywood Studio Symphony dirigida por Joel McNeely además de Meshel Ndegeocello (voz), Gregoire Maret (armónica) y Luis Conte (percusión).




“America Undefined” - El primer corte del disco es una larga suite de casi un cuarto de hora de duración que comienza con suavidad, casi como si fuera un calentamiento, pero que enseguida abre las hostilidades con un piano rítmico poderoso secundado por el resto del cuarteto en el que sobresale el bajo y una percusión delicadísima. La orquesta tiene su hueco pero en un plano muy discreto, nada intrusivo. Un nuevo acelerón con sabor brasileño liderado por el piano nos recuerda al Metheny de principios de los noventa. Nuevo parón tras el que aparece, ahora sí, la guitarra de Pat en su registro más clásico recordando sus mejores tiempos. Superada la mitad de la pieza entramos en un tramo precioso, con la orquesta manteniendo la tensión y el piano y la percusión creando una atmósfera maravillosa. De nuevo en la línea de los mejores momentos de discos como “Secret Story” y culminando en un “in crescendo” magnífico y muy cinematográfico.




“Wide and Far” - El siguiente corte tiene el inconfundible sello de su autor desde el primer momento, con ese fraseado limpio de la guitarra de Metheny, una percusión llena de matices y las cuerdas, sinuosas, abrazándolo todo. Soberbio una vez más el piano de Simcock, a la altura del Lyle Mays de antaño, subrayando, muchas veces al unísono, cada nota de la guitarra. El espíritu del Pat Metheny Group está presente como hacía mucho tiempo que no lo hacía.


“You Are” - Cambio total de tono con la siguiente pieza que empieza de modo muy pausado con el piano repitiendo una suave cadencia a la que se van sumando poco a poco el resto de instrumentos con la orquesta como elemento de cohesión. Conforme avanza el tema va ganando presencia la percusión y escuchamos la primera intervención importante de Ndegeocello cantando. Otro tema al más alto nivel.


“Same River” - Ahora es el contrabajo el encargado de abrir un corte en el que no tarda en aparecer la guitarra “Pikasso” de Metheny, otro de esos timbres inconfundibles en su repertorio, acompañado más tarde por el de la guitarra sintetizada, también marca de la casa. Tremendo tema en todos los sentidos y una delicia para los seguidores del artista de Missouri.




“Pathmaker” - Cambiamos ahora al “jazz” con toques latinos tan habitual en el repertorio de Metheny que deja enseguida el protagonismo inicial al piano de Simcock, que supera con nota este debut en el universo de las grabaciones de estudio de Pat.


“The Past in Us” - El corte más orquestal del trabajo comienza como un dúo entre el piano y las cuerdas, reposado, lírico y lleno de delicadeza. Aparecen más tarde la guitarra de Metheny, las escobillas de Antonio Sánchez y, sobre todo, la armónica de Gregoire Maret en un solo melancólico y lleno de inspiración.


“Everything Explained” - Recupera músculo la banda en el comienzo del siguiente corte con una exhibición coral por parte de todos los miembros del cuarteto, siempre con el omnipresente apoyo de la percusión de Luis Conte, elemento imprescindible en todo el disco. Metheny vuelve a rayar a gran altura en sus solos dejándonos con ganas de que la pieza no termine nunca.


“From This Place” - La única canción con letra del disco es una balada de las que no suelen abundar en la discografía de Metheny. No está entre nuestros cortes favoritos del disco y nos encajaría mejor en trabajos de artistas como Paul Winter pero tampoco sobra. Un tema agradable sin más.




“Sixty-Six” - En un disco como este, tan cercano en espíritu a otros trabajos inolvidables del músico, no podía faltar ese ritmo infeccioso del que surgían las notas del inmortal “Last Train Home”. Sobre esas escobillas traqueteando sobre la batería escuchamos esta vez una melodía mucho más sutil a cargo, principalmente, del contrabajo. Exquisito como casi todo lo que suena en el disco y que luego desemboca en una pieza típica de Metheny aunque alejada del espíritu del citado “Last Train Home” que queda en una simple referencia.


“Love May Take a While” - En el CD, este corte aparece como “bonus track” por lo que entendemos que, de algún modo, se sale del concepto general del trabajo. Lo cierto es que el comienzo a cargo de la orquesta en solitario, parece sugerirlo. Luego aparece la guitarra y la batería y ambas dibujan un retrato que bien podía adornar cualquier película del Hollywood clásico acompañando al lento danzar de los dos protagonistas en el centro del salón de baile. Excelente cierre lleno de romanticismo para uno de los mejores trabajos de Metheny en mucho tiempo.



A lo largo de la entrada hemos hecho varias referencias a “Secret Story”, disco importantísimo y muy controvertido en la carrera de Pat Metheny. En su día supuso un salto de popularidad del músico que pasaba de ser una estrella del “jazz” a ser un artista global, conocido por seguidores de todo tipo de géneros musicales. También fue para buena parte de sus antiguos “fans” la traición definitiva al Metheny del sello ECM con una producción exuberante, muy alejada del estilo típico del sello de Manfred Eicher. Nosotros estamos en el grupo que disfrutó enormemente de “Secret Story” y que no lamentó al cambio de dirección del músico que nos permitió escucharle en nuevos registros a la par que seguir gozando con sus discos anteriores. Sin llegar a los niveles de sofisticación de aquel trabajo, creemos que “From This Place” se aproxima a su espíritu y nos devuelve a un Metheny, quizá no en estado de gracia pero sí en un nivel muy alto lo cual es una excelente noticia.

domingo, 15 de mayo de 2016

The Pat Metheny Group - Speaking of Now (2002)



Con distintas entradas y salidas a lo largo de su trayectoria, el Pat Metheny Group era una banda cuyo núcleo central se estabilizó a partir de 1984 alrededor del cuarteto que formaban Lyle Mays, Steve Rodby, Paul Wertico y el propio Metheny. A partir de ese momento hubo incorporaciones puntuales de vocalistas o percusionistas para discos o giras concretas pero siempre manteniendo a los músicos mencionados. En 2001 esto cambió. Paul Wertico decidió dejar la banda para centrarse en su familia y afrontar una vida musical más relajada, lejos de las extensas giras del grupo por todo el mundo.

Esa baja obligaba a una reorganización de un grupo cuyo sonido había alcanzado cotas de auténtica excelencia con su último disco “Imaginary Day”, trabajo en el que el Pat Metheny Group presentó su alineación más amplia con hasta diez miembros siendo la mayor parte de ellos percusionistas y vocalistas adicionales. El cambio iba a tener mucho que ver con el sonido que Metheny buscaba a partir de entonces. El citado “Imaginary Day” significó un giro hacia campos raramente explorados por el guitarrista como el rock, con extraordinarios resultados pero quizá fue un salto demasiado brusco por lo que el siguiente paso iba a sera hacia atrás: una vuelta hacia los sonidos latinos y hacia una formación más convencional aunque con alguna incorporación refrescante en el aspecto instrumental.

El nuevo sexteto iba a mantener un equilibrio de músicos antiguos (Metheny, Mays y Rodby) y nuevos con la incorporación de tres instrumentistas de un altísimo nivel: el bajista camerunés Richard Bona (cuya función aquí será la de percusionista y cantante), el batería mexicano Antonio Sánchez y el trompetista de origen vietnamita Cuong Vu. Un plantel de lujo para un disco que supuso el regreso discográfico del grupo cinco años después de su último lanzamiento.

El sexteto del Pat Metheny Group en vivo.


“As it Is” - Comienza la pieza con Mays y Metheny mano a mano, piano y guitarra, como en los viejos tiempos. De hecho, los primeros compases tienen el sabor de aquellos trabajos de los años ochenta en los que ambos supieron crear un sonido nuevo, muy imitado posteriormente. Si algún oyente albergaba dudas al respecto, el inconfundible timbre aflautado de los sintetizadores de Lyle Mays nos traslada directamente a aquella época. Comienza entonces a hacerse notar Antonio Sánchez a la batería acompañando a un precioso solo de piano que preludia la primera aparición de la guitarra sintetizada de Metheny, otro sonido clásico del grupo, especialmente en los años anteriores. Las voces son, una vez más, las que ponen ese toque brasileño característico del grupo en el brillante segmento final de la pieza. Un tema para contentar a los viejos seguidores del grupo.

“Proof” - Continuamos con una secuencia de jazz en la linea clásica del grupo, en la que la nueva sección rítmica formada por Rodby y Sánchez se hace notar de forma muy destacada. Un primer solo de Metheny a la guitarra eléctrica se escucha entonces y nos conduce a la primera gran intervención de Cuong Vu a la trompeta. Es esta la gran novedad del disco ya que hasta aquel momento no habíamos escuchado nunca una en un disco del grupo (tampoco en los de Metheny en solitario pese a que fue la trompeta, antes que la guitarra, el primer instrumento del músico). La novedad queda difuminada enseguida por el modo tan natural con el que ese sonido se funde con el resto de la banda consiguiendo que en modo alguno sea percibida como un objeto extraño por parte de los seguidores del grupo.




“Another Life” - Un precioso canto en el que África se da la mano con Brasil abre la siguiente pieza del disco. Un ritmo suave y una cadencia con el encanto porteño de Piazzolla comienzan entonces a desplegarse con delicadeza ante nosotros. Es aquí donde Metheny toma las riendas con la maestría habitual en uno de esos solos a los que nos tiene tan acostumbrados llevándonos de la mano durante toda la pieza hasta el final.

“The Gathering Sky” - Sonidos africanos, especialmente percusiones, nos dan la bienvenida al siguiente corte como preludio a una intrincada melodía de bajo. Es este un tema luminoso y complejo, con gran riqueza de ritmos y momentos de gran inspiración compositiva. Los sintetizadores de Mays llevan el motivo central en los primeros instantes hasta que se produce un cambio de ritmo muy notable y entramos en un segmento veloz, ideal para la improvisación de Metheny. El tramo final se construye sobre variaciones de la melodía central y un bonito “crescendo” que pone el broche perfecto a la pieza.




“You” - Richard Bona entona un profundo canto con el único acompañamiento de la guitarra acústica. Es un momento de gran intimidad al que se unen primero Mays al piano y más tarde Rodby al bajo. La pieza parece hasta aquí una canción de cuna dada su delicadeza, Sin embargo, poco a poco y llevado por la propia cadencia de la misma, el tema se acelera y, ayudado por las cuerdas sintéticas de los teclados, evoluciona hasta incorporar al propio Metheny y su correspondiente solo.

“On Her Way” - Aunque la pieza comienza con una mezcla de percusión africana y trompeta, enseguida adopta los ritmos latinos tan del gusto del guitarrista norteamericano, aunque, cuando esperamos una pieza más, en la misma linea del resto del disco, la batería nos lleva a un fragmento cantado asimilable con cualquier canción pop. Falsa alarma en todo caso. El interludio, de escasa duración, desemboca en un esclarecedor solo de guitarra antes de retomar el tema anterior, de un divertido aire “Beatle” para concluir la pieza.

“A Place in the World” - Los primeros minutos del tema son fantásticos. La banda ejecuta un tema sin demasiadas complejidades pero lo hace de forma excepcional. Con momentos en los que varios instrumentos ejecutan la misma melodía al unísono, Metheny consigue una intensidad en la interpretación muy original. Luego tendremos tiempo para los acostumbrados solos de Mays y el propio guitarrista pero nos quedamos, desde luego, con ese comienzo como uno de los mejores momentos de un disco, por momentos demasiado lineal. Rompe esa tónica de nuevo la aportación de Vu en la segunda mitad de la pieza con un impecable solo de trompeta que nos lleva a la última sección en la que escuchamos influencias de otros estilos musicales que se suman al sonido clásico de la banda y a un Bona cuyos cantos aportan una novedad muy acertada.




“Afternoon” - La pieza más breve y también la más “jazzística” del disco. Comienza como un dúo de guitarra y piano al que se une la voz de Richard Bona improvisando un canto sin letra que comienza sonando africano y termina integrándose en el espíritu del tema. El cambio que se produce de los habituales temas vocales de influencia brasileña a sus equivalentes de la orilla opuesta del Atlántico sirve para renovar el sonido del grupo aunque, curiosamente, el efecto de ambos es muy similar.

“Wherever You Go” - El disco concluye con otra pieza con el esquema tantas veces escuchado en el grupo, con un comienzo tranquilo que va evolucionando casi sin darnos cuenta hacia un exuberante exhibición de facultades por parte de todos los músicos. La melodía central es tan sencilla como pegadiza y sirve de hilo conductor entre las distintas secciones y solos instrumentales. Un final efectivo para un disco notable.

Con “Imaginary Day” el Pat Metheny Group fue más lejos que nunca y se adentró en terrenos nuevos para la banda, explorando géneros diferentes del jazz. Eso no era una novedad para Metheny pero los discos del “group” habían tenido una evolución muy pausada, sin cambios revolucionarios de uno a otro. Quizá por eso el planteamiento de “Speaking of Now” fue el de un regreso a los orígenes. De hecho, la incorporación de tres músicos, el 50% de la banda, no se nota demasiado. La voz de Bona es diferente a las anteriores pero encaja muy bien. La trompeta de Vu está perfectamente integrada en el sonido del grupo. Curiosamente, la incorporación más “continuista”, la de Antonio Sánchez en sustitución de Wertico es la más trascendental, especialmente por la tremenda versatilidad del mexicano que sería aprovechada por Metheny en el futuro, tanto para el “group” como para sus distintos proyectos en solitario o con otros músicos.

No debe tomarse esta vuelta al pasado como una renuncia por parte del grupo a seguir evolucionando sino más bien como un retroceso para tomar carrerilla y llegar más lejos con el próximo salto. Ya se habló en el blog del disco que vino después y de lo que supuso por lo que aquí nos limitamos a recomendar “Speaking of Now”. No os defraudará.

Os dejamos con uno de los cortes del disco en directo: "You".


 

jueves, 1 de enero de 2015

Pat Metheny Group - The Way Up (2005)



No lo sabíamos en aquel momento porque no se anunció como tal pero lo cierto es que “The Way Up”,  no sólo fue el disco más ambicioso que jamás afrontó el Pat Metheny Group sino que, además, fue el último grabado por la formación. Se diría que el esfuerzo conjunto realizado por Metheny y su hasta entonces inseparable Lyle Mays llegó a tal punto de brillantez que descubrieron que no les quedaba nada más por decir, que, hicieran lo que hicieran en el futuro, nada podría superar la música plasmada en el heroico “tour de force” que supuso el disco en todos los sentidos.

Si su trabajo anterior, “Speaking of Now” podría considerarse como una especie de momento de relax tras el magnífico “Imaginary Day”, “The Way Up” es todo lo contrario: un desafío colosal en el que Metheny y su banda ponen a prueba las fronteras del jazz, el jazz rock y la fusión como géneros llevándolos un par de pasos más allá. El propio formato del disco es revelador: un único tema de casi setenta minutos de duración que sólo por motivos de comodidad a la hora de que el oyente busque un pasaje determinado, está dividido en cuatro cortes en el CD.

Repite Metheny prácticamente la misma formación del trabajo anterior del grupo, es decir: Lyle Mays (piano y teclados), Steve Rodby (bajo y violonchelo), Cuong Vu (trompeta y voces), Gregoire Maret (armónica y percusión) y Antonio Sánchez (batería). Metheny toca guitarras y aparecen como invitados en esta ocasión, Richard Bona (percusión y voces) y Dave Samuels (percusión).

El Pat Metheny Group durante la gira que acompañó a "The Way Up"


“Opening” – La introducción del disco nos revela enseguida su inconfundible autoría con la guitarra de Metheny y el piano de Mays brillando al nivel habitual. La sección rítmica es la que nos resulta algo extraña para lo acostumbrado revelando que en el disco iba a existir un trasfondo profundamente diferente. En los créditos del disco aparece una dedicatoria muy especial a Steve Reich y escuchando esta obertura comenzamos a comprender por dónde pueden ir los tiros y es que la influencia del compositor minimalista comienza a dejarse ver en ritmos y en esquemas muy sutilmente.

“Part One” – Con la primera parte entramos en el núcleo del disco y lo hacemos con un tema suave de guitarra acompañado de diversos efectos de sintetizador y la soberbia batería de Antonio Sánchez. Comienzan entonces una serie de solos por parte de Metheny absolutamente fantásticos secundado por el resto del grupo. Tras ese primer segmento es Lyle Mays quien toma las riendas al piano con el guitarrista como secundario de lujo. Poco a poco gana en protagonismo de nuevo Antonio Sánchez con una “masterclass” de su instrumento al más alto nivel. Nueva transición, ahora de guitarra acústica antes de afrontar el tramo final con ligeros apuntes de armónica y una brillante intervención de Steve Rodby al bajo y la incorporación de Vu y su trompeta, ahora sí, en perfecta conjunción con Metheny y Mays. Volvemos a los pulsos rítmicos al estilo de Reich antes de una recapitulación del tema central que nos conduce hasta  otra brillantísima intervención de Mays y Vu en un tono más clásico, previa al cierre del movimiento con el Metheny más íntimo a la guitarra.

“Part Two” – Rescata por unos minutos Metheny las sonoridades más clásicas de su repertorio de los noventa, tanto con su grupo como en solitario en el comienzo del segmento en el que Rodby parece reclamar un papel más importante con notables intervenciones secundando al resto de la banda. Vuelve la guitarra rítmica de Pat a marcar ritmos directamente deudores de los de su “Electric Counterpoint” con Steve Reich que son el trasfondo que subyace en todo el disco. Tras unos instantes en los que casi toda la actividad desaparece, suena el piano dando paso a un metronómico ritmo continuo a cargo de batería y guitarra sobre el que empieza a destacar la trompeta de Vu. Entramos así en los momentos más arrebatadores de todo el disco con la banda transitando senderos nuevos a velocidad de vértigo. Es en estos momentos en los que el Pat Metheny Group fuerza hasta casi reventar las estructuras habituales de su música que sufren para contener tanta creatividad. Un nuevo interludio de guitarra acústica sirve como transición hacia una serie de solos de armónica que recogen muy bien el testigo de los teclados de Lyle Mays que con tanta profusión en el pasado imitaron el particular timbre de ese instrumento. Cerrando la sección volvemos a los ritmos acelerados y las referencias a Reich en un tramo plenamente vanguardista con intervenciones de Rodby al violonchelo que confirman el espíritu aventurero de un disco que, a estas alturas, es ya una referencia.

“Part Three” – La parte final comienza con los teclados de Mays marcando la pauta, algo que se mantendrá así hasta el final aunque por el camino disfrutemos de un magnífico Antonio Sánchez (una vez más) y de las pocas intervenciones vocales de Cuong Vu y Richard Bona recuperando los sabores latinos tan característicos de Metheny en la etapa post-ECM. Una breve vuelta al tema central, si es que hay alguno en un disco tan complejo que pueda tomarse como tal, nos sitúa ya en el último tramo del disco, muy diferente de los anteriores y con un profundo componente introspectivo, casi podríamos decir minimalista, si no temiéramos que el uso del término hiciera mirar al lector de nuevo hacia Reich cuando, en esta ocasión, el estilo es muy diferente.

El disco ganó el “Grammy” al mejor disco de jazz contemporáneo en 2005 completando una extraordinaria racha de 7 discos consecutivos por parte del Pat Metheny Group ganando el premio “Grammy” correspondiente para un total de 10 galardones por parte del grupo, aunque Metheny contando todos sus proyectos en solitario y acompañado atesora la nada despreciable cantidad de 20 “Grammys” en 10 categorías diferentes (algo que también es un record). Tras “The Way Up”, no sólo se disolvió el Pat Metheny Group sino que el guitarrista pareció refugiarse en formaciones mucho más reducidas y colaboraciones con otros artistas como Brad Mehldau y su trío, llegando a prescindir de acompañamientos humanos con el diseño de su epatante “orchestrion” del que ya hemos hablado aquí. No parece ser hasta los años más reciente que Metheny vuelve a mirar a formaciones más similares a su ya mítico “group” como la “Unity Band” o el “Unity Group” con los que vuelve a investigar las posibilidades de instrumentaciones más amplias.


“The Way Up” tuvo una excelente acogida por parte de la crítica que parecía superar ciertos complejos surgidos durante los primeros años de Metheny fuera del sello ECM. Consideramos que se trata de un disco notable que merece formar parte de la colección de cualquier seguidor del músico, incluso aunque manifieste reparos hacia “ese” Metheny más “comercial” que suelen criticar sus detractores. El disco, en cualquier caso, puede adquirirse en los enlaces habituales.

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domingo, 25 de mayo de 2014

Pat Metheny Unity Group - Kin (2014)



Parece que cuando Pat Metheny montó su Unity Band hace un tiempo, dio con la tecla adecuada tras muchos años experimentando con distintas formaciones y colaboraciones, tiempo en el cual llegó a construir su propia banda-robot en forma de “orchestrion”. Hace unas cuantas semanas tuvimos la oportunidad de disfrutar de la versión 2.0 de la banda a la que se incorpora una pieza más en la figura del italiano Giulio Carmassi, compositor y multi-instrumentista que lo mismo sirve para un roto que para un descosido y es que la cantidad de recursos que aporta suponen para la banda un salto exponencial en cuanto a los sonidos de que disponen para plasmar sus ideas. Etimológicamente no parece haber ninguna diferencia significativa entre la palabra “band” y “group” más allá de que en la primera se supone que todos los miembros tocan, al menos, un instrumento, mientras que en el segundo caben también vocalistas. No parece tener relación con esto el cambio de denominación de la nueva formación de Metheny que pasa de “Unity Band” a “Unity Group” aunque bien cierto es que Carmassi aporta voces en algunos momentos.

Adopte el nombre que adopte la formación, hay una cosa indiscutible y es que la música que contiene éste nuevo trabajo de Metheny y compañía ha ganado en complejidad. Hablaba el guitarrista en una reciente entrevista de esto cuando indicaba que la pieza con la que comienza el disco le había costado 34 páginas de papel pautado, algo nada habitual en su música y, por extensión, en el jazz contemporáneo. Para el músico, su nueva banda (o grupo) supone un salto en términos de sonido similar al de la llegada del technicolor al cine. En sus propias palabras: “Si el anterior disco era como un documental sobre una banda en un estudio, el retrato de un momento, éste sería más la versión Spielberg de lo que esa banda puede ser”.

Integran el Pat Metheny Unity Group en el disco: Pat Metheny (todo tipo de guitarras y efectos electrónicos, sintetizadores y “orchestrionics”), Chris Potter (saxos tenor y soprano, clarinete bajo, clarinete, flautas), Giulio Carmassi (piano, trompeta, trombón, trompa, vilonchelo, vibráfono, clarinete, flauta, piccolo, saxo alto, piano wurlitzer, voces), Ben Williams (bajo acústico y eléctrico) y Antonio Sánchez (percusiones).



“On Day One” – Una amalgama de percusiones de todo tipo abre una pieza en la que saxo y guitarra al unísono esbozan los primeros apuntes melódicos. No mucho después asistimos al primer cambio radical de estilo. Una percusión marcadamente monótona (probablemente surgida del “orchestrion”) sirve de pauta para la entrada del contrabajo y la guitarra. Cuando aparece el saxo, el sello de Metheny está ya claramente presente en la composición, algo más que evidente en el momento en que comienza a sonar su inconfundible guitarra. El siguiente segmento del tema se llena de ritmos latinos y Chris Potter se adueña por completo de la escena en un solo magnífico antes de llegar a la parte final en la que Metheny vuelve a tomar el mando. La apertura del disco, con un monumental tema de más de 15 minutos como éste nos recuerda al Metheny de “The Way Up”, uno de sus discos más celebrados.

“Rise Up” – El guitarrista norteamericano empuña la acústica con la energía de sus mejores tiempos en un sensacional comienzo lleno de vida en el que le escuchamos acompañado exclusivamente por platillos y palmas. El esquema rítmico de la pieza es tremendamente complejo con signaturas cambiantes y muy ricas. El piano de Carmassi nos hace rememorar los tiempos de Lyle Mays y eso siempre es una buena señal aunque lo cierto es que todo en la pieza parece sacado de la mejor época del Pat Metheny Group con la adición del saxo de Potter.

“Adagia” – Nos concede un respiro el músico en esta balada de corta duración en la que su guitarra primero y el saxo después esbozan románticos paisajes de aire porteño y es que, independientemente del ropaje con que Metheny se vista en cada ocasión, siempre tiene un ojo puesto en el sur.

“Sign of the Season” – Continúa el trabajo con otro tema extenso de larga evolución en el que la música va desplegándose de forma progresiva e imparable. Como es tan característico en los discos de Pat, una percusión insistente, muchas veces ayudada del pulso continuo del piano, va construyendo una red a partir de la cual los diversos instrumentos solistas (aquí guitarra y saxo principalmente) ejecutan sus respectivas partes alternándose en el papel principal.

“KIN (←→)” – El tema que da título al disco obedece a un esquema similar al anterior en su inicio, con una excitante percusión a la que se añaden los sintetizadores, más presentes que nunca hasta ahora en el trabajo. También aparece con fuerza el clásico sonido de guitarra sintetizada del músico con el que afronta el largo solo central de la composición. A partir de ese momento, vuelve a intervenir el saxofón en otra magnífica aportación que pone de manifiesto algo difícil de prever: el sonido de Metheny permaneció durante años alejado de ese instrumento con resultados excelentes. El hecho de que en el anterior disco con Potter decidiese recuperar los saxos parecía anticipar un cambio en la sonoridad de la banda pero no ocurre nada parecido. Por el contrario, el saxo suena perfectamente integrado con el resto de instrumentos y el resultado sigue llevando el sello de Metheny bien claro. Una jugada magistral que revela cuánta verdad había en la frase del músico cuando hablaba de la razón que le llevó a volver a utilizar saxos en su música: “Chris Potter”. Un intérprete excepcional que sabe hacer exactamente lo que cada pieza requiere.

“Born” – Cambio de tercio con una balada romántica que no cae en ningún momento en tópico almibarado al estilo de Kenny G por mucho que sea el saxo su principal instrumento. Esta pieza justifica el comentario del crítico de JazzTimes Geoffrey Himes cuando afirma al respecto del disco que “escribir buenas melodías es la habilidad mas infravalorada del jazz moderno, quizá porque es también la más rara. Hay cientos de músicos que se enorgullecen de escribir enrevesadas piezas en 7/4 o 9/4 y de moverse en sus solos de lo tonal a lo atonal para volver más tarde al comienzo. Bien. Pero ¿cuántos de ellos pueden escribir una balada que podamos tararear al oído de nuestra amante?”



“Genealogy” – Con una duración inferior al minuto, esta breve combinación de percusión y saxo hace las veces de transición hacia el tramo final del disco.

“We Go On” – Una ráfaga de sonidos electrónicos abre una pieza que pronto se torna en algo más convencional cuando Potter interpreta una melodía de corte clásico con aire de soul. No la escogeríamos entre las más destacadas del disco pero no deja de ser interesante.

“Kqu” – No se despega Metheny de los ritmos pausados en los últimos minutos del disco aunque ahí terminan los parecidos entre ésta pieza y la anterior. Escuchamos aquí un perfecto ejemplo de los que es un quinteto de jazz conjuntado de modo magistral. Todos los músicos tienen su espacio justo en el cierre del trabajo que concluye así, dejándonos con un excelente sabor de boca.


Llama la atención cómo un músico como Metheny puede seguir manteniendo un nivel artístico excelente y, al mismo tiempo, editar discos con una regularidad asombrosa. Tenemos suerte de poder disfrutar de un artista tan grande cuya aportación sospechamos que será aún mejor valorada con el paso del tiempo. “Kin” es aún muy reciente con lo que es sencillo encontrarlo en cualquier tienda pero nosotros seguimos dejando aquí los enlaces de costumbre por si os decidís a adquirirlo on-line.

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Nos despedimos con el trailer oficial del disco:

 

lunes, 3 de septiembre de 2012

Pat Metheny - Unity Band (2012)



A cada año que pasa parece más lejana la posibilidad de escuchar un nuevo disco del Pat Metheny Group, la banda del guitarrista norteamericano que nos regaló un buen puñado de grandes discos en los que el músico fue mucho más allá de las fronteras del jazz tradicional fusionandolo con todo tipo de músicas y estilos distintos. Afortunadamente, en ausencia de grabaciones con su banda, Metheny nos ha regalado en los últimos años un buen montón de discos en solitario y en colaboración con distintos musicos junto a los cuales ha seguido desarrollando nuevas e interesantes propuestas.

La última de ellas, de reciente aparición, lleva el título de “Unity Band” y en ella, Metheny se hace acompañar por el bajista Ben Williams, el batería mejicano Antonio Sánchez (incorporado al Pat Metheny Group en 2002) y el saxofonista Chris Potter. Es precisamente la presencia de este último el hecho más destacable por lo que tiene de novedad en la música de nuestro guitarrista la presencia de un saxofonista. Sonará extraño pero lo cierto es que desde el disco “80/81”, no se había vuelto a escuchar un saxo en un proyecto de Pat Metheny (obviando discos en colaboración con otros músicos como el legendario “Song X” con Ornette Coleman). Ésta novedad no es meramente anecdótica sino que tiene mucha importancia. Comenta el propio músico al respecto en una entrevista en su propia web (www.patmetheny.com) que “he disfrutado enormemente de mis colaboraciones y proyectos con un puñado de grandes saxofonistas en el pasado. A partir de “80/81” participé en cinco grabaciones consecutivas con Mike Brecker, participé en “Wish” de Joshua Redman con quien hize un montón de conciertos, con Kenny Garrett hicimos el homenaje a Coltrane… también he tocado en alguna ocasión con David Liebman y Gary Thomas además de haber hecho conciertos puntuales con David Sanchez o Donald Harrison. Y, por supuesto, está “Song X” con Ornette Coleman. Sin embargo, para mi propia música parecía que nunca era capaz de encontrar un punto de partida desde el cual encaminarme a algún sitio en compañía de un saxofonista. En muchas ocasiones hablamos de rescatar la vieja banda del “80/81” pero nunca lo hicimos y ahora con los dos saxofonistas fallecidos (Michael Brecker lo hizo en 2007 y Dewey Redman un año antes) me arrepiento de no haberlo hecho”.

Interrogado por el motivo de volver a usar saxo precisamente ahora, Metheny es claro: “La respuesta es sencilla: ¡Chris Potter! Desde el punto de vista del aficionado, en los últimos tiempos le he visto crecer y convertirse en uno de los mejores músicos de nuestra época. Cuando ambos fuimos invitados a participar en el disco de debut de Antonio Sánchez nos dimos cuenta de que teníamos una forma de tocar que encajaba a la perfección y comenzamos a plantearnos un nuevo proyecto para aprovechar ese entendimiento”.


La famosa guitarra Pikasso. El nombre le viene al pelo.

Para completar la banda necesitaban una sección rítmica. La elección del batería era fácil ya que ambos músicos colaboraban habitualmente con Antonio Sánchez. Como la formación más habitual con la que estaba grabando Metheny en los últimos años incluía al propio Antonio Sánchez y a Christian McBride en el bajo, se diría que no habría mucho que buscar pero no iba a ser él el elegido sino un protegido suyo. McBride había invitado en alguna ocasión a Metheny a sus clases en la Juilliard School y allí le habia presentado a uno de sus alumnos más destacados: Ben Williams. Pat había contado con Williams en momentos puntuales para sustituir a McBride y su forma de tocar el bajo, con su especial sensibilidad para la melodía (algo que Metheny sólo había oído antes en Jaco Pastorius) le encandiló. Con el bajista enrolado en el grupo, nuestro músico completó por fin su nueva formación: la “unity band”.

“New Year” – El disco comienza en una linea similar a los últimos lanzamientos de Metheny en solitario con un precioso sólo de guitarra acústica con influencias del sur. Contrariamente a lo habitual en Metheny, habitualmente inspirado en la música brasileña, en esta ocasión desvía un poco la vista hacia el Río de la Plata en una melodía de aires porteños en la que Piazzolla está muy presente, especialmente tras la entrada del saxo y el bajo. Un Metheny sonando a Piazzolla tiene que recordar por fuerza a Lito Vitale, músico argentino fuertemente influído por ambos músicos y así es. Lo que en cierto modo completa el círculo de las influencias.

“Roofdogs” – No tarda el guitarrista en volver a sus registros más habituales. En ausencia de su teclista de toda la vida, Lyle Mays, todos los sonidos electrónicos, muy presentes en la pieza, los interpreta él mismo a través de su guitarra-sintetizador. La composición nos muestra una gran demostración de facultades por parte de Antonio Sánchez y a un Chris Potter excepcional con el saxo soprano en una composición con el sello de su autor presente en cada nota.



“Come and See” – Primera aparición en el disco de la guitarra Pikasso de Metheny, espectacular artefacto híbrido en el que se combinan un montón de mástiles y cuerdas entrecruzadas. Potter deja los saxos y se arranca con un solo de clarinete bajo en una pieza de jazz más clásico con una participación fundamental de Ben Williams al contrabajo, quien sostiene la composición en todo momento.



“This Belongs to You” – Otra introducción acústica para una de las piezas más tranquilas del disco que vuelve a dejarnos aires del Plata y al Pat Metheny más íntimo y personal de discos como su “Beyond the Missoury Sky” con Charlie Haden o el más reciente “What’s It All About?”.

“Leaving Town” – A pesar de su estilo personal, en ocasiones criticado por su apertura a muchas otras músicas que no son jazz, Metheny se desenvuelve a la perfección en los estandares más clásicos del género. Dentro de ese tipo de piezas más “convencionales” podríamos encuadrar esta composición que contiene un incesante guiño a Coltrane en el contabajo que repite casi como un mantra las cuatro notas principales de “A Love Supreme” como base rítimica de toda la composición.

“Interval Waltz” – Continuando con el jazz más clásico tenemos el siguiente tema, pieza que se mueve dentro de los parámetros habituales del género en todo momento lo que la hace más interesante, si cabe, por cuanto podemos apreciar en toda su magnitud la calidad de cada uno de los intérpretes que tienen su pequeño espacio de lucimento personal a lo largo del tema.

“Signals (Orchestrion Sketch)” – La faceta más inconformista de Metheny queda puesta de manifiesto en esta composición. El “orchestrion” es un invento del músico con el que Metheny puede “controlar” desde su guitarra o a través de pedales y artilugios similares un gran número de instrumentos. Direis que eso suena a controlador MIDI y que lleva mucho tiempo inventado pero de lo que se trata aquí es de una gran máquina que acciona los instrumentos reales de modo que el intérprete se convierte en un auténtico hombre-orquesta que puede intrepretar todo tipo de instrumentos sobre el escenario. Habrá tiempo para hablar de ello más adelante ya que el músico grabó todo un disco con este sistema. La pieza que utiliza el “orchestrion” en el disco es, sin duda, la más ambiciosa de la grabación rozando en muchos momentos las músicas más vanguardistas, especialmente la de Steve Reich, compositor minimalista admirado por Metheny y con el que ha colaborado en el pasado.

“Then and Now” – En la recta final del disco, el músico vuelve a los temas tranquilos y sin sobresaltos de ningún tipo. En esta ocasión se trata de una composición sin demasiada trascendencia de esas que podemos oir de forma habitual en muchas películas y series americanas sin darle mayor importancia. Lo más destacado, la interpretación de Chris Potter, sin duda alguna.

“Breakdealer” – Como cierre, Metheny adopta una postura más agresiva y recurre a elementos propios del jazz-fusión con toques latinos. Ben Williams se luce a conciencia en el contrabajo y su media naranja en la sección rítmica, Antonio Sánchez, le complementa a la perfección. Sin resultar especialmente sorprendente ni innovadora, nos parece una de las piezas más destacadas de todo el disco sin discusión.

Creemos que debe ser muy difícil resumir la carrera de un músico como Metheny en uno o varios discos recopilatorios por la gran variedad de estilos y registros en los que se ha movido. Éste “Unity Band”, sin ser un disco de grandes éxitos al uso, sí que nos muestra, a lo largo de sus nueve composiciones originales, una panorámica bastante completa de lo que ha hecho el músico en estos años con piezas que podrían encajar en distintos momentos de su carrera a la perfección. Por ello, sin ser un recopilatorio, insistimos, nos parece una magnífica puerta de entrada en el “universo Metheny” para el aficionado que no esté aún familiarizado con la música del guitarrista estadounidense a la vez que un trabajo perfectamente disfrutable por el seguidor veterano. Habitualmente, Metheny siempre se ha rodeado de músicos excelentes pero en esta ocasión, la calidad va acompañada de juventud lo que le da un plus de frescura e entusiasmo a la grabación. Os dejamos los habituales enlaces para haceros con ella:

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Nos despedimos con una muestra de lo que puede hacer la "Unity Band" en directo: