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domingo, 31 de octubre de 2021

Yann Tiersen - Les Retrouvailles (2005)



Tiene que ser muy raro volver al trabajo tras el éxito. Más aún cuando el éxito es totalmente inesperado como lo fue en el caso de Yann Tiersen. Recordemos que el músico francés había grabado un puñado de trabajos muy interesantes pero siempre con un perfil bajo y sin alcanzar una gran repercusión más allá de ciertos círculos. Formaba parte de una generación de artistas galos de gran talento entre los que podemos contar a Rene Aubry o Jean Philippe Goude pero la calidad de su obra no había trascendido aún al público en general. Por eso hablamos de sorpresa cuando Tiersen se convirtió en estrella de la noche a la mañana de la mano del director de cine Jean Pierre Jeunet y su película “Amelie”. Y no es que de repente, y en un arrebato de inspiración, Tiersen hubiera alumbrado una obra maestra muy superior a las anteriores, no. De hecho, el músico apenas escribió unas pocas piezas nuevas porque la banda sonora de “Amelie” era básicamente un recopilatorio de sus trabajos previos.


Esto podía haber empujado al bueno de Yann a centrarse en las bandas sonoras y esa impresión tuvimos muchos cuando tras “Amelie”, Tiersen volvió al cine con la música de “Goodbye Lenin!”, película muy bien recibida en su día y cuya banda sonora estuvo a la altura del film. Sin embargo no fue así y enseguida cambió de formato para publicar un disco con la cantante norteamericana Shannon Wright antes de centrarse en su siguiente proyecto que retomaba la línea de “L'Absente”, el disco anterior al éxito de “Amelie” y quizá su trabajo más sólido hasta entonces. Volvía Tiersen así a la mezcla entre piezas instrumentales y canciones y a la colaboración con algunos de los cantantes más interesantes del momento. Así nace “Les Retrouvailles”, el disco que el bretón nos ofreció en 2005.


Entre los colaboradores están viejos conocidos como Dominique A, artistas menos populares como Dominique Miossec o Stuart Staples de los Tindersticks y figuras como Jane Birkin o la vocalista de Cocteau Twins, Elizabeth Fraser. Tiersen por su parte toca prácticamente todo, desde el violín al piano pasando por percusiones, batería, guitarras, bajos... lo de siempre en sus discos. Intervienen también los miembros de la Orquesta Nacional de París en diferentes combinaciones y Christine Ott a las ondas Martenot. El disco se publicó acompañado de un DVD con un pequeño cortometraje en el que se ilustraba el proceso de creación del mismo y que tiene también mucho interés ya que incluye varias piezas en directo, algunas no pertenecientes al disco, e incluso un videoclip de un tema inédito.


"La Traversée", la película que acompaña al CD en el lanzamiento.



Abre el trabajo “Western”, pieza en la que Tiersen es el único intérprete tocando bajo, guitarras, teclados, violín, piano de juguete y carillón. Es una alegre pieza con un punto nostálgico y un cierto aire rock que la aleja un poco de los primeros trabajos del músico sin salirse de su estilo habitual. Continúa con “Kala” y Elizabeth Fraser a la voz con la primera participación de la orquesta. Una bonita introducción de vibráfono y guitarras para una canción pausada, sin texto y con una preciosa sección final de cuerdas. “Loin des Villes” vuelve a mostrarnos a Tiersen en solitario interpretando una pieza que comienza como una cajita de música pero que se va acelerando en un arrebato de alegría casi infantil.




Con “La Veillée” volvemos a ese acordeón tan parisino que reinaba en la música de Tiersen de sus primeros trabajos y que encajaba tan bien con las imágenes de Montparnase en “Amelie”. Uno de esos valses que Tiersen borda casi sin esfuerzo y que aquí aparece dividido en dos partes, la segunda de ellas, una coda solo con las cuerdas. En “Plus D'Hiver” escuchamos a Jane Birkin declamando más que cantando sobre el piano de Tiersen en una canción que retoma el espíritu de “L'Absente”. El siguiente corte es más difuso, más ambiental que melódico. En “A Ceux Qui Sont Malades Par Mer Calme” escuchamos al músico bretón interpretando todos los instrumentos para una especie de transición con un sonido más sucio de lo habitual hasta entonces en su obra y que anticipa lo que vendrá en años posteriores. Esto nos lleva a la colaboración de Stuart Staples en la canción más rockera de todo el trabajo: “A Secret Place” y una de nuestras favoritas del mismo. “Le Matin” es el primer tema de piano solo de todo el disco, una miniatura en el inconfundible estilo de Yann.




 “Les Enfants” es otra pieza breve, muy repetitiva, en la que escuchamos una máquina de escribir como principal elemento rítmico y una curiosa coda infantil de flauta dulce. Dominique A y Miossec cantan en “Le Jour de L'Ouverture”, otra pieza lenta de tono folk/rock llena de encanto. Con “La Boulange” escuchamos a Christine Ott y sus Ondas Martenot, elemento casi imprescindible en todos los discos de Tiersen hasta entonces. Es una pieza muy poderosa vigorizada por las guitarras eléctricas y la batería de su segunda mitad. “La Plague” es un breve tema de piano que desemboca en la segunda intervención de Elizabeth Fraser: “Mary”. Es ésta una balada preciosa que posiblemente sea la canción más redonda de todo el trabajo aunque su melodía recuerde en algún momento al “And I Love Her” de los Beatles.




 No podía faltar el habitual solo de violín del artista francés que llega bajo el título de “7:PM” y nos lleva hasta “Les Retrouvailles” que, pese a ser el tema que da título al disco, es el de menor duración del mismo. Cerrando el trabajo encontramos “La Jetée”, con Tiersen tocando varios clavecines, otro de los instrumentos imprescindibles en sus discos.


Como decíamos al inicio, “Les Retrouvailles” retomaba la senda de “Le Phare” o “L'Absente” tras un interludio centrado en las bandas sonoras pero si hemos de ser más precisos, lo que hacía era cerrar esa etapa para entrar en otra con unas sonoridades más oscuras y experimentales cuyos trabajos ya hemos comentado antes en el blog. Hace pocas semanas que Tiersen ha publicado nuevo disco por lo que es probable que no tardemos en dedicarle una nueva entrada. Mientras tanto os dejamos con imágenes de la película que acompaña a "Les Retrouvailles" con la canción inédita que no aparece en el trabajo.





miércoles, 21 de enero de 2015

Yann Tiersen - Tabarly (2008)



Eric Tabarly fue uno de los marineros más reconocidos de su país, Francia, llegando a obtener destacadas distinciones por su prolongada actividad. Su padre era aficionado a la navegación y poseía un “cúter” con el que daban paseos. Cuando Eric contaba 7 años de edad, su progenitor adquirió una nueva embarcación a la que llamó “Pen Duick” y que acabó por enamorar al pequeño Eric, quien dedicó toda su vida al mar a partir de entonces. Aprendió a navegar en ella pero tras el final de la II Guerra mundial, su padre la puso en venta. Comoquiera que no hubo comprador, el ya adolescente Eric se la quedó aunque su carrera militar no le permitió dedicarle los cuidados necesarios. Tras participar en la Primera Guerra de Indochina, Tabarly regresó a Francia comprobando el lamentable estado en que se encontraba el “Pen Duick”, tomando entonces la determinación de reparar la embarcación y ponerla en disposición de navegar de nuevo. A partir de ahí, no sólo con el viejo barco sino con varios sucesores diseñados y construidos en algún caso por el propio Tabarly, el navegante participó en todo tipo de carreras y competiciones de larga distancia obteniendo los mayores éxitos posibles en varias modalidades y carreras clásicas obteniendo logros impensables en su tiempo.

En 1998, ya retirado de estas actividades, el marinero se embarcó por última vez en el  “Pen Duick” original de camino a Escocia donde iba a participar en una regata de viejos veleros. El 13 de junio, un temporal le arranca de la cubierta y se pierde todo contacto con él. Ninguno de los otros cuatro tripulantes del barco en aquel momento puede hacer nada por rescatarlo. Tabarly fue un enamorado de la navegación pero tenía algunas manías que le costaron la vida como el hecho de no usar nunca arnés de seguridad en la cubierta del barco. “Prefiero morir libre que vivir atado” solía decir y lo cierto es que la frase se convirtió en realidad en aquella fatídica noche en el Mar de Irlanda.

Exactamente diez años después del fallecimiento de Eric, se estrenó un documental sobre su vida cuya banda sonora fue encargada a un viejo conocido del blog: Yann Tiersen. El compositor y multi-instrumentista escribió una partitura delicada e intimista a más no poder en la que la mayor parte de los temas son interpretados exclusivamente al piano, dejando a un lado otros sonidos tan característicos de su música anterior como el violín, el piano de juguete, el acordeón o los sonidos electrónicos del “Ondes Martenot” aunque se reserva un par de cortes para toda esa parafernalia. Estilísticamente, el disco marca la frontera entre el Tiersen anterior, cercano al minimalismo europeo y a un sofisticado pop lleno de encanto y el nuevo más centrado en el “post-rock” y en sonoridades más sucias e inquietantes.

Además de Tiersen, que interpreta piano, violín, guitarras, bajo, marimba, teclados, violonchelo, batería, ukelele, acordeón, vibráfono, clarinetes, fagot, flautas, trompa, melódica, piano de juguete, carillón y percusiones, intervienen puntualmente, Marc Sens (guitarra eléctrica) y Christine Ott (Ondas Martenot).

Eric Tabarly


“Tabarly” – Abre el disco una pieza sencilla con cierto aire solemne con Tiersen al piano. A pesar de la lentitud inicial, se adivina enseguida un “leitmotiv” que irá apareciendo en varias ocasiones a lo largo del disco. El tema se acelera, aparecen los violines y terminamos disfrutando de una delicadísima pieza con aire de cajita de música en algunos momentos que nos congracia con el mejor Tiersen.



“Naval” – El mejor Tiersen que muy bien podría ser el que firma esa maravillosa pieza para piano en clave minimalista que nos muestra el gran talento de un músico excepcional cuyo estilo bien merece ya un nombre entre los grandes de un género que, probablemente apadrinaría Wim Mertens y que tendría en Tiersen a su discípulo más destacado, quizá junto con Ludovico Einaudi.

“II” – Y si en alguna pieza es visible el legado del compositor belga es en esta rítmica composición en la que Tiersen martillea las teclas con una energía desbordante a lo largo de un intenso minuto de mágica intensidad antes de fundirse con sonidos típicos de un puerto de mar.

“Au-Dessous Du Volcan” – Toma ahora Tiersen la guitarra para la introducción de una pieza espectacular en la que tira de prácticamente todos los instrumentos que domina (y son muchos) para regalarnos una composición rica en matices que profundiza en los cambios de su sonido anticipados en “L’Absente” años atrás y que culminarían en los directos posteriores a “Les Retrouvailles” en los que Tiersen flirtea con tímbricas y recursos estilísticos cercanos al rock más vanguardista.

“IV” – Miniatura que sirve como transición en la que el músico emplea sólo guitarra y ukelele para hacernos más amena la espera antes de la siguiente pieza.

“La Longue Route” – Volvemos al piano con otra bagatela de esas que a Tiersen la salen casi sin esfuerzo que sirve para enlazar con otro corte para grupo.

“1976” – Y lo de grupo es un decir porque, una vez más, es el músico bretón quien interpreta absolutamente todos los instrumentos incluido su inconfundible acordeón. Aunque hay apuntes de alguna antigua melodía del autor, la corta duración del tema no permite que se llegue a desarrollar.

“Yellow” – La importante presencia de maderas nos haría pensar de nuevo en Mertens pero también en Jean Philippe Goude. Sin embargo, las primeras notas del piano de juguete, auténtica imagen de marca del sonido de Tiersen, enseguida nos devuelven al mundo fantástico del autor antes de pasar a la segunda parte del disco, dominada por los solos de piano.



“Point Zero” – Vuelve a sonar el tema apuntado en la primera pieza del disco con un “tempo” diferente. En los créditos del disco se revela que se trata, en realidad, de una variación de “Fanny de Laninon”, canción tradicional de la marinería, muy popular en la ciudad natal de Tiersen, Brest. No será la última vez que la oigamos en el disco.

“La Corde” – Emprende la carrera Yann al piano en una pieza de tan gran belleza como escasa duración. Denominador común a buena parte de la música contenida en el disco, piezas en su mayoría de alrededor de dos minutos de duración.

“8 MM” – Con esa simplicidad tan aparentemente fácil con la que los grandes suelen hacer las cosas, continúa el desfile de pequeñas joyitas de piano a cargo de Tiersen. Es difícil encontrar una colección de composiciones tan delicadas como esta en la que cada pieza es tan buena o mejor que la anterior.

“Point Mort” – Nueva revisión de “Fanny de Laninon” con un toque mucho más solemne, casi fúnebre como corresponde al título y al final de la propia aventura de Tabarly. Quizá desde la banda sonora de “Amelie” (también en momentos de “Goodbye Lenin”) no escuchábamos esta variante más “seria” de nuestro compositor. Hay que tener un gran talento para hacer tres adaptaciones tan diferentes y de tanta categoría de la misma pieza como las que nos regala Tiersen en esta banda sonora.

“Dernière” – Sería extraño un disco de nuestro músico sin un vals y, siendo el francés un consumado maestro en este tipo de piezas, no podía despedirse sin una de ellas en la más pura tradición de ese otro gran “valsero” que es Roger Eno.

“Atlantique Nord” – Retoma Tiersen cerca de la conclusión del trabajo otro de los motivos musicales que hemos escuchado ya en el disco con gran brillantez antes de la despedida que se produce con otro tema pero no de piano sino con otro de los instrumentos predilectos de nuestro artista.

“Eire” – La despedida tiene más de luminoso que de requiem como podríamos esperar del trágico final de una historia tan emotiva. Sencillamente escuchamos una serie de violines interpretando una breve serie de notas sostenidas en el tiempo, disolviéndose lentamente, quizá como perfecto acompañamiento al cuerpo del héroe del mar sumergiéndose por última vez en el lugar al que dedicó toda una vida.


Es posible que la banda sonora de “Tabarly” sea el colofón perfecto a la discografía del Yann Tiersen “clásico” (empleamos el término en la más amplia de sus acepciones). Ya antes había apuntado indicios del cambio de estilo que vendría a partir de aquí y del que hemos tenido algún ejemplo recientemente por aquí (habrá alguno más dentro de no demasiado tiempo). Por ello, cualquier admirador del Tiersen de “Amelie” puede acercarse a este disco sin reservas. Sin ser el mismo estilo exactamente, sí que se mueve en registros similares. Aunque no es, probablemente, una de sus obras más conocidas y tampoco gozó de una gran tirada, no es complicado encontrar una copia. Os dejamos algunos enlaces en los que está disponible el disco.

amazon.es

jpc.de

Como despedida podéis ver un pequeño "trailer" del documental con la música de Tiersen:

 

martes, 8 de mayo de 2012

Jean Philippe Goude - Aux Solitudes (2008)



Ha pasado ya bastante tiempo desde que le dedicamos una entrada al músico francés Jean Philippe Goude, uno de nuestros compositores favoritos de los últimos tiempos y creemos que es hora de hablar algo más de su obra que merece toda la atención del mundo. En su momento ya apuntamos algunas cosas de su carrera como sus inicios en la periferia del grupo Magma, concretamente en Weidorje y alguna de sus colaboraciones con otros músicos. Obviamos en aquel entonces toda la parte correspondiente a su formación previa en el conservatorio donde conoció la música de Philip Glass y Terry Riley, principales influencias para su carrera en solitario a partir de 1992.


Imagen del compositor.


Goude no parece tener un particular interés en construir una carrera discográfica extensa. De hecho, sólo una pequeña parte de su música ha sido publicada en formato físico; así, la mayoría de sus trabajos para cine, teatro y televisión permanecen inéditos hoy en día y, para ilustrar este hecho, no hace falta nada más que señalar que entre el primer disco suyo que comentamos aquí, “Rock de Chambre”, y el que hoy nos ocupa, “Aux Solitudes”, transcurrieron siete años de silencio discográfico lo que nos permite disfrutar de una obra madura, de un estilo sobradamente personal y depurado. La música de Goude tiene muchas influencias de corrientes contemporaneas pero no es, en absoluto, difícil de asimilar. Al contrario, su sencillez y sus cualidades melódicas le convierten en un compositor realmente asequible (lo que no quiere decir que su música sea ligera en ningún caso). A lo largo de los años, cada disco que Goude nos ha regalado, supera a su antecesor lo que nos coloca ante el que, probablemente, sea su trabajo más completo y que pasamos a comentar.

“Prolégomènes” – Abre el trabajo un breve tema ambiental interpretado íntegramente por Goude a los sintetizadores. Un comienzo muy oscuro que no presagia en absoluto la linea por la que se va a mover el trabajo en general.

“Market Diktat Song” – De entre las sombras de la pieza introductoria surge un luminoso quinteto de cuerda de gran dinamismo y brillantez con el sello personal de su autor presente en cada una de sus notas. En sus apenas cuatro minutos de duración encontramos momentos de gran expresividad rítmica, breves pausas para tomar aire, momentos contrapuntísticos e ideas por doquier.



“Embarqués dans les pentes” – Como si de una extensión de la pieza anterior se tratase, volvemos a tener al quinteto en acción pero reforzado por una plétora de vientos, percusiones e incluso un piano para reforzar la intervención del contratenor que hace su primera aparición en el disco. El calificativo de minimalista que, en ocasiones, se ha querido aplicar a la música de Goude se queda muy corto para describirla en su plenitud.

“l’Homme dévasté” – Nueva pieza basada fundamentalmente en las cuerdas, con la única excepción del fagot, utilizado muy en la linea de Wim Mertens, casi como elemento rítmico más que melódico. Hacia la parte central del tema escuchamos una preciosa melodía electrónica a cargo de Christine Ott, virtuosa intérprete de Ondas Martenot a quien es frecuente escuchar en discos de diversos artistas franceses. Nosotros la hemos tenido por aquí, al margen de junto a Goude, acompañando a Yann Tiersen.

“Prolégomènes II” – Casi retomandolo donde lo dejó el primero de los “prolegómenos”, Goude nos deja otra inquietante pieza ambiental de breve duración de camino, nunca mejor dicho, a la segunda parte del disco.

“No hay camino, hay que caminar” – Se indica en los textos que acompañan al disco que el título en casellano de la pieza está inspirado en una inscripción que el músico vio en un monasterio en Toledo durante una visita en 2003. Parece evidente que se trata de una referencia al poema de Antonio Machado. En lo musical, la pieza se separa del estilo de las anteriores. Ahora el piano es el instrumento que lleva la voz cantante y no podemos obviar la clara influencia del desaparecido líder de la Penguin Café Orchestra, Simon Jeffes en toda la pieza. La propia instrumentación, en la que se incluye un armonio (instrumento al que Jeffes dedicó su pieza más famosa) parece confirmar lo dicho. No es, por otra parte, el único homenaje de Goude a la orquesta del café del pingüino puesto que en “Rock de Chambre” podemos encontrar un tema titulado “A Penguin’s Tribute”.

“A nos rêves évanouis” – Continuamos con una preciosa canción para piano y voz que aprovecha a la perfección el precioso registro de contratenor de Paulin Bundgen. Un delicado cuarteto de cuerda ofrece el apoyo justo sobre el que reposa la canción en su segunda mitad sirviendo para cerrar de alguna forma otro segmento del disco.

“Prolégomènes III” – Otra pieza electrónica marca la transición hacia la siguiente etapa. En esta ocasión, la composición es más expresiva que en los casos anteriores y con un cierto corte futurista.

“L’intranquillité” – Son los ritmos electrónicos los que introducen de modo sutil la siguiente composición para maderas, piano y trio de cuerdas en la que los instrumentos van intercambiando el papel principal, centrado en el clarinete al principio, en el violín y el piano más tarde y poco después en el contrabajo y el fagot. Otra de las grandes piezas del disco en la que podemos disfrutar del Goude más personal.

“Là où les mots nous laissent” – Regresamos a los cortes intimistas con esta pieza para piano y clarinete, de gran belleza y aires melancólicos. Sin grandes florituras ni efectismos de ningún tipo, el compositor nos demuestra que también en este tipo de registros es capaz de hacer grandes cosas.

“Fermer les yeux pour voir” – La melodía que sigue nos recuerda mucho a otra que bajo el título de “Deep Peace”, utilizó Bill Douglas en su disco “Jewel Lake”. Aquella estaba basada en un texto tradicional gaélico y es posible que la música tuviera también una base tradicional. Intencionado o no, el parecido es sorprendente.

“De la consumation” – El último tema de transición interpretado por Goude al sintetizador vuelve a los ambientes oscuros de los dos primeros mientras oímos lo que puede ser el crepitar de las llamas en una chimenea sobre un tenue coro que se aleja en la distancia.

“Madeleine auf dem Weg” – Goude repite la formación instrumental de “L’Intranquilite” en uno de los cortes finales del album que va ganando en intensidad y alegría poco a poco en una lúcida demostración de facultades.

“Le diverti se ment” – Volvemos al formato de quinteto de cuerdas para escuchar otra pequeña joya llena de ritmo y alegría de vivir y es que, ciertamente, cuando compone a este nivel, el músico no tiene nada que envidiar a otros artistas más populares como los ya citados Tiersen, Mertens u otra de sus influencias como es Michael Nyman.

“Aux solitudes” – Para cerrar el disco, Goude nos reserva la pieza más larga del mismo que combina buena parte de los elementos que hemos escuchado anteriormente. Comienza con una serie de ritmos y sonidos electrónicos a los que se van sumando las cuerdas, el piano y la voz, en esta ocasión, la de la soprano Isaure Equilbey quien recibe la réplica, no por parte de otra voz sino de las Ondas Martenot. El canto va alternandose con fragmentos de piano, ocasionales notas de vibráfono y raros efectos electrónicos.

Participan en la grabación de «Aux Solitudes» el Ensemble Jean Philippe Goude integrado por Hervé Cavelier (violín), Miwa Rosso (cello), Catherine Delaunay (clarinete), Gilbert Audin (fagot) y Eric Ferrand-N’kanua (piano). Además, intervienen Sebastien Surel (violín), Jean-Marc Phillips (violín), Michel Michalakakos (viola), Cyril Lacrouts (cello) y Philippe Noharet (contrabajo) como quinteto de cuerda, Paul Meyer (clarinete), Bruno Fontaine (piano), Christine Ott (ondas martenot), Alain Ranval (mandolina), Paulin Bundgen (contratenor), Isaure Equilbey (soprano) y Laurence Masliah (recitado). Jean Philippe Goude se reserva los sintetizadores y la dirección.

Una de las críticas que aparecieron tras la publicación del trabajo decía lo siguiente: “Esta es una obra majestuosa, profunda, en la que es imposible no perderse. Apela tanto a los amantes de la música barroca como a los seguidores del minimalismo de Moondog o Philip Glass, a los seducidos por los caprichos de Erik Satie y a los incondicionales de Arvo Pärt, a los admiradores de Gabriel Faure y a los de Robert Wyatt. “Aux Solitudes” es un disco para disfrutar olvidandose de los géneros y clasificaciones”. Nos resulta difícil añadir nada más a esta descripción salvo para insistir en la idea de la extraordinaria calidad de la música de Goude a la que, quizá, sólo le falte el impulso que una película como “Amelie” le dio a Yann Tiersen, quizá el músico más similar estilísticamente a Goude de los que han aparecido por La Voz de los Vientos en estos meses. Con una promoción como aquella, creemos que Jean Philippe sería hoy un músico extremadamente popular en todo el mundo.

Para los que querais darle una oportunidad al disco, os dejamos un par de enlaces en los que adquirirlo:




Nos despedimos con el Jean Philippe Goude Ensemble interpretando una de las piezas del disco en directo:

lunes, 20 de junio de 2011

Yann Tiersen - C'Etait Ici (2002)


Tras el éxito internacional de la banda sonora de "Amelie", la popularidad de Tiersen trascendió notablemente las fronteras de su Francia natal y esto se tradujo en un aumento de los conciertos y las giras. Fruto de una serie de conciertos celebrados en la Ciudad de la Música de París, nos llegó esta grabación. "C'Etait Ici" es un doble CD en el que se repasan los temas más populares del músico acompañado, como es habitual, de una gran cantidad de músicos invitados.

Tiersen es un músico excepcional como demuestran sus grabaciones de estudio pero hasta que no se disfruta de uno de sus directos no nos podemos hacer a la idea de hasta qué punto es cierta esa afirmación. Tanto el propio Yann como los músicos de su habitual banda de acompañamiento, la Ensemble Orchestrale Synaxis son íntérpretes tremendamente versátiles que se permiten el lujo de intercambiar instrumentos entre ellos en escena sin que se note lo más mínimo en el resultado final.

Como es costumbre, Tiersen toca todo tipo de instrumentos en la grabación: acordeón, piano, violín, melódica, vibráfono, bajo, guitarra y piano de juguete. Junto a él, la citada Orquesta Synaxis, Christian Quermalet (bajo, batería), Marc Sens (guitarra), Christine Ott (Ondas Martenot), Claire Pichet (piano de juguete, percusiones, melódica y voz), Ronan Le Bars (Uillean pipes), Dominique A (guitarra), Jean Francois Assy (bajo) y Les Tetes Raides.

El doble disco lo podéis encontrar a precio muy económico aquí:

amazon.fr

play.com

Aquí tenéis la magnífica versión del ya clásico "Les Jours Tristes" en directo:




Un disco muy recomendable, en resumen, de un músico al que prestaremos una especial atención en los próximos días.

martes, 7 de junio de 2011

Yann Tiersen - L'Absente (2001)


Nos acercamos de nuevo a la figura de Tiersen, en esta ocasión para mostrar al músico en su hábitat natural, fuera del ámbito de las bandas sonoras y, por tanto, con una mayor libertad para hacer aquello que desee. El disco que nos ocupa, apareció en las mismas fechas en que Tiersen alcanzaba fama internacional con la banda sonora de "Amelie", en la que llegaron a aparecer dos de las composiciones de "L'Absente", una de ellas en versión instrumental.

En la modesta opinión de La Voz de los Vientos, nos encontramos ante uno de los mejores discos de su autor, si no el mejor. En "L'Absente" encontramos lo mejor de cada una de las facetas de Tiersen: juguetonas melodías como en "A Quai", delicadas baladas como la magnífica "La Parade" con la voz de Lisa Germano, magníficas melodías de piano de aire minimalista como en el tema que da título al album, instrumentales circenses como "Le Jour D'Avant", diabluras a la viola en "Qu'en Reste-t-il?" o deliciosos valses como "Le Retour". Todo ello aderezado con la flor y nata del rock francés en forma de colaboraciones puntuales en varios de los cortes.

Acompañando a Tiersen, que toca casi de todo (piano de juguete, clave, vibráfono, banjo, mandolina, guitarra, acordeón, piano, bajo, melódica, máquina de escribir, etc.), podemos escuchar a Christine Ott (Ondes Martenot), la Ensemble Orchestral Synaxis, la citada Lisa Germano, Anne-Gaelle Bisquai (cello), Bertrand Lambert (viola), Yann Bisquai (violin), Natacha Regnier (voz), Dominique A (voz y guitarra), Chistian Quermalet (piano, batería), el grupo Les Tetes Raides, Neil Hannon (voz), Marc Sens (guitarra), Sophie Naboulay (violin), Sacha Toorop (batería) o Gregoire Simon (saxo).

Yann Tiersen nos parece uno de los músicos más interesantes surgidos en los últimos años y no podemos dejar de recomendar su música en todo momento. Si aún no lo conoceis, es un buen momento para iniciarse en la obra del galo. No os defraudará.

Podeis encontrar el disco entre otros sitios, en los dos que enlazamos:

play.com

amazon.fr

También podeis darle una escucha previa a uno de los temas más populares, con la voz de Neil Hannon: