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lunes, 27 de febrero de 2012

David Bowie - Scary Monsters (and Super Creeps) (1980)




Tras la trilogía berlinesa, Bowie se encontraba en una situación muy curiosa y que se repite con cierta frecuencia en la carrera de muchos músicos. Consiste en que una estrella, en cualquier estilo musical, decide en un momento determinado, arriesgarse y dar un giro innovador a sus creaciones. El resultado es en muchos casos el mismo. El disco o discos editados en ese periodo creativo son bien recibidos por la crítica pero no obtienen el mismo rédito comercial. Esta historia se repite una y otra vez con artistas de todo pelaje y tenemos ejemplos tan variados como los de U2 y “Zooropa”, Camarón y “La Leyenda del Tiempo”, Miles Davis y “Bitches Brew”, Bob Dylan y “Bringing it All Back Home” o Mike Oldfield con su “Amarok”.

Con David Bowie esto mismo ocurría en la etapa de la citada trilogía. “Low”, “Heroes” y “Lodger” tuvieron una gran aceptación crítica en general pero las ventas no fueron tan bien. Además, con la entrada de 1980, David se divorcia de su pareja de la época, Angela. En esta situación ¿cuál iba a ser el camino a emprender por el artista? Continuar por el nuevo camino de los últimos años o volver a hacer las cosas como las había hecho hasta “Station to Station” parecían las dos opciones más factibles pero existía una tercera vía.

“Scary Monsters” no iba a ser un disco continuista. Para empezar, ya no estaba Brian Eno en el proyecto pero tampoco iba a ser una ruptura total con la etapa berlinesa y alguno de los músicos que participaron en esos discos seguían presentes, especialmente, Robert Fripp. Bowie iba a hacer un disco de pop-rock sin pretensiones en el que todas las canciones eran suyas con la excepción de un cover de Tom Verlaine. La gran diferencia con los trabajos anteriores es que para “Scary Monsters”, Bowie pasó la mayor parte del tiempo componiendo y escribiendo las canciones, entrando al estudio sólo en el momento de la grabación. En los discos anteriores, muchas de las canciones surgieron de improvisaciones instrumentales para las que más tarde se escribieron los textos. A pesar de lo comentado, algunas de las canciones recuperan ideas antiguas de Bowie en una especie de versión 2.0 o de evolución de las mismas. No hablamos de versiones o secuelas stricto sensu pero sí que hay muchos elementos comunes entre ellas. El papel innovador en el campo sonoro que había desempeñado Brian Eno en los discos anteriores iba a correr por cuenta ahora de Chuck Hammer, especialista en guitarras sintetizadas, sintetizadores de guitarra o como queramos llamarlos. Bowie se puso en contacto con él tras escuchar su trabajo junto a Lou Reed en los años anteriores. En cualquier caso, la participación de Hammer se limitó a dos de las canciones del disco. Los acompañantes de David Bowie en el disco fueron los habituales Dennis Davis (percusión), George Murray (bajo) y Carlos Alomar (guitarras) en la que fue la última colaboración del cuarteto, aunque Alomar volvería a trabajar con Bowie años después. Al margen de la banda que toca en todos los temas, hay colaboraciones individuales que iremos desgranando en las breves reseñas de las canciones.


Bowie caracterizado para las sesiones de fotos del disco.

“It’s No Game (part 1)” – Abre el disco una especie de rock marciano con la voz de Michi Hirota recitando textos en japonés y Bowie desgañitándose a voz en grito. Curiosamente la canción no es el desastre que cabía pensar por la descripción inicial. En la parte instrumental, la guitarra de Robert Fripp reina a lo largo de todo el tema de tal forma que incluso deben ordenarla que se calle en varias ocasiones al final de la pieza.



“Up the Hill Backwards” – En una linea completamente distinta a la del tema inicial, Bowie afronta una letra que muchos han querido relacionar con el reciente divorcio por el que acababa de pasar el artista. La canción tiene un aire casi colegial, sólo alterado por la guitarra ácida de Fripp. Destacamos la aportación del pianista habitual de Bruce Springsteen en aquellos años, Roy Bittan y la participación de Tony Visconti acompañando a Bowie en los coros.

“Scary Monsters (and Super Creeps)” – El tema central del disco es una trepidante historia que no deja un solo instante de respiro, con una batería francotiradora a medio camino entre el fusil de repetición y la ametralladora repartiendo ráfagas por doquier. Fripp por su parte nos deja alguno de sus mejores solos del disco.

“Ashes to Ashes” – La mejor canción del disco, a nuestro juicio, recupera un viejo personaje del cancionero de Bowie: el Major Tom de “Space Oddity”, quien aparece ahora como un yonki, en lugar del astronauta hippie de la canción de 1969. Algún fragmento de la letra ha sido leído en clave biográfica queriendo ver en la metamorphosis del Mayor Tom un paralelismo con la trayectoria del propio Bowie hasta la época de la trilogía berlinesa, surgida tras el punto más bajo del artista en relación con sus adicciones. El verso “Major Tom is a junkie, strung out in heaven’s high, hitting an all-time low” encerraría todo el trayecto de Bowie hasta su caída a los infiernos antes de grabar, precisamente, “Low”. En lo musical, destaca tremendamente el sonido de Chuck Hammer a quien hicimos referencia más arriba, junto con los sintetizadores de Andy Clark.



“Fashion” – Otro de nuestros temas favoritos del disco servía para cerrar la cara A del vinilo. Se trata de una canción con elementos de “new wave” pero también de “funk”. Nuevamente Robert Fripp tiene una importancia capital en buena parte de la canción con sus “riffs” incendiarios que rescatan al tema de una cierta linealidad, nunca monótona.

“Teenage Wildlife” – “Fashion” tenía algo que no dejaba de recordar al “Golden Years” del propio autor. En la misma senda, la canción que abre la cara B del disco nos recuerda de modo más claro a “Heroes”, otra de las grandes canciones del Bowie más reciente. Se trata del segundo y último tema del disco con participación de Chuck Hammer aunque ésta no es tan destacada como la de “Ashes to Ashes”. Por el contrario, es el corte en el que la aportación de Roy Bittan es más apreciable.

“Scream Like a Baby” – Si en temas anteriores, era Robert Fripp el instrumentista más destacado, podemos afirmar que en éste es el teclista Andy Clark. Como curiosidad, podemos señalar que la melodía del estribillo es muy similar a la de la canción “We Didn’t Start the Fire” que Billy Joel escribió un tiempo después aunque no nos consta que hubiera ningún tipo de polémica al respecto.

“Kingdom Come” – La única canción ajena del disco es esta versión del vocalista de la banda Television, Tom Verlaine, quien la incluyó en su disco de debut de un año antes. No nos parece la mejor canción del disco ni mucho menos pero se deja escuchar.

“Because You’re Young” – Acercandonos al final del disco encontramos la colaboración del guitarrista de The Who, Pete Townsend en un tema de rock clásico con una importante carga de teclados y sonidos de órgano.

“It’s No Game (part 2)” – Para cerrar el disco, Bowie escoge una versión más calmada del tema que lo abrió 45 minutos antes. No tenemos ya la voz en japonés ni los gritos del cantante, quien escoge un registro más calmado. Muchos críticos lo han interpretado como una forma de decir: “Las cosas siguen estando tan mal como al principio pero me lo tomo mejor” y no andan desencaminados puesto que la letra de la canción, a pesar de enfrentarnos con la misma situación, lo hace de un modo más reposado pero igualmente crítico.

“Scary Monsters (and Super Creeps)” fue el último de los discos grabados por Bowie para la RCA, tras el cual iba a hacer un paréntesis discográfico de varios años, tiempo en el que se dedicaría a su faceta de actor, tanto en teatro como en cine, con alguna excepción puntual como su participación junto con Queen en el popular single “Under Pressure”. A partir de aquí, Bowie dio un nuevo giro (y ya hemos perdido la cuenta de los que ha dado) y su carrera en los ochenta iba a ser más exitosa si cabe a nivel comercial, de lo que lo había sido en las décadas anteriores. Seguramente más adelante encontraremos tiempo para hablar de esos años del artista.

Por ahora, os dejamos con un enlaces para haceros con el disco que hoy hemos comentado por si a alguno de vosotros os interesa adquirirlo. El precio es tan ridículo que no hemos querido buscar más:

amazon.es


Bowie: "Scary Monsters" en directo

domingo, 22 de enero de 2012

David Bowie - Lodger (1979)



Cerramos hoy nuestro repaso a la famosa “trilogía berlinesa” de David Bowie cuyas dos primeras partes, “Low” y “Heroes” estuvieron por estas páginas tiempo atrás. “Lodger”, aparecido en 1979 fue compuesto en su mayor parte durante la gira de “Heroes” y grabado a caballo entre Suiza y Nueva York. Aunque formalmentes suele calificarse a éste como el más comercial de los tres trabajos de la trilogía, visto con la perspectiva de los años nos parece que, en muchos sentidos, es el más experimental y arriesgado. Es probable que las ideas de Eno sobre los músicos y lo que el llamaba los no-músicos, incluyendose en la definición, estuvieran más presentes en “Lodger” que en ninguno de los otros registros de la etapa berlinesa de Bowie.

Los rasgos más experimentales del trabajo giran alrededor de la presencia del guitarrista Adrian Belew. Reclutado por Bowie tras verle actuar junto a Frank Zappa para sus recientes giras, el trabajo de Belew en el disco iba a ser realmente difícil ya que muchas de sus partes estaban superpuestas a temas enteros, ya grabados, de los que el guitarrista desconocía todo, incluso la clave en la que estaban tocados. Eso explica lo raro de muchos de los pasajes. Entre los experimentos de Bowie para el disco encontramos también el uso de canciones anteriores reproducidas a la inversa, o la presencia de músicos tocando instrumentos distintos a los que solían interpretar.


Portada desplegada del LP con un accidentado Bowie tendido en el suelo.



“Fantastic Voyage” – Escrita por Bowie y Eno, la canción que abre el disco es una amable balada con diálogos entre David y el coro que interpreta él mismo junto con Tony Visconti. Como curiosidad, no hay ninguna guitarra en una canción en la que su función la realizan tres mandolinas. El viaje del título es una especie de visión pacifista del mundo actual en la que se refleja la preocupación por el ambiente de tensión política de los últimos setenta y primeros ochenta.

“African Night Flight” – Una de las más extrañas canciones que ha escrito Bowie, de nuevo en comandita con Eno. A veces recuerda los exaltados diálogos de las comedias musicales del West End londinense pero las extrañas combinaciones de sonidos, las raras percusiones y la propia forma de cantar del artista, casi rapeando y haciendolo a gran velocidad en en muchos pasajes junto con los canticos africanos del estribillo nos dejan una pieza bizarra pero que anticipa en cierto modo la llegada de la llamada “World Music” poco después y nos parece, además, un precedente de lo que el propio Eno haría en compañía de David Byrne un par de años después en un trabajo tan inclasificable como maravillos titulado “My Life in the Bush of Ghosts”.

“Move On” – Continuamos con las canciones sobre viajes, que centran la cara A del disco con esta canción escrita en solitario por Bowie. Parte del tema está sacado de la vieja canción del músico “All the Young Dudes”, compuesta en 1972 para la banda Mott the Hoople y grabada también por el propio Bowie para su LP “Aladdin Sane”. Este fragmento, reproducido al revés para “Move On” hace un curioso efecto como si de un coro exótico se tratase y es uno de los grandes hallazgos del disco.

“Yassassin” – Siguiendo con el aire innovador del disco nos encontramos con esta rara mezcla de ritmo reggae y melodías de aire árabe. El título es una deformación de “Yasasin”, palabra turca utilizada como despedida en señal de buena voluntad (literalmente significaría “larga vida”).

“Red Sails” – Segunda canción de Bowie y Eno del disco y la primera que justifica la inclusión del mismo como parte de la trilogía berlinesa por la influencia de Neu! y de los primeros Kraftwerk. Por lo demás, es un vigoroso rock con ácidos solos de guitarra y ese metronómico ritmo del krutrock que tanto influyó al Bowie de los setenta.

“D.J.” – Uno de los temas en los que Carlos Alomar aparce acreditado como autor aunque, curiosamente, el sólo de guitarra más popular del tema no lo interpreta éste último sino Adrian Belew. A pesar de ser uno de los singles del disco, no nos parece que esté entre las canciones más destacadas del trabajo, aunque el trabajo de George Murray al bajo, con su aproximación en muchos momentos a la música disco pudo influir en su elección como lanzamiento en formato de 7 pulgadas.

“Look Back in Anger” – En cambio, el siguiente corte del disco nos parece uno de los mejores del mismo, lo que demuestra que nuestro criterio debió desviarse en algún momento en todos estos años ya que buena parte de la crítica lo consideró como lo peor de todo el disco (teniendo en cuenta que el propio “Lodger” no fue demasiado bien valorado, esto coloca “Look Back in Anger” como una canción no precisamente muy apreciada). Escrita por Bowie y Eno, sus escasos tres minutos de duración son una excitante sucesión de ritmos frenéticos, guitarras intensas y coros casi psicodélicos en los que encontramos la impronta del Eno de sus primeros trabajos fuera de Roxy Music.



“Boys Keep Swinging” – La canción más popular del disco combina elementos de lo más variado: desde unos coros herederos directos de los inocentes estribillos del naciente rock’n’roll de los años 50 hasta el bajo típico de aquel estilo. Las guitarras, por el contrario, suenan más duras y ajenas a aquellos años dorados. Bowie buscaba un sonido cercano al de las bandas de garage de los setenta y la manera de lograrlo que se le ocurrió fue que los músicos intercambiasen experimentos para sonar más “amateur”. Así, por ejempo, el guitarrista Carlos Alomar toca la batería en lugar de Dennis Davis, quien se ocupa del bajo. Como curiosidad, la secuencia de acordes de la canción es exactamente la misma que abre el disco en “Fantastic Voyage”. Las letras del tema, abiertamente anti-machistas y calculadamente ambiguas provocaron que el single, principal elección del disco, no fuera publicado en EE.UU. siendolo en su lugar “Look Back in Anger”.



“Repetition” – La última canción de Bowie en solitario del disco es de una actualidad sorprendente al estar centrada en denunciar la violencia machista contra las mujeres en la persona de una esposa maltratada por su marido Johnny, clásico “loser” de manual (“He could have had a Cadillac”, “He could have married Anne with the blue silk blouse”), quien paga sus fracasos personales con su pareja que lo espera en casa. Musicalmente el tema no es especialmente destacable, en parte por el intencionado tono plano de la interpretación de Bowie buscando reflejar la frialdad del agresor.

“Red Money” – Carlos Alomar firma junto a Bowie el último tema del disco, que no es más que una versión del tema “Sister Midnight” que ya apareció en el disco “The Idiot” de Iggy Pop en 1977. Las letras de Iggy son reemplazadas para la ocasión por un nuevo texto escrito íntegramente por Bowie sin ninguna relación con el original.

“Lodger” no será citado por casi ningún aficionado en la lista de los mejores trabajos de Bowie casi con toda seguridad. La crítica tampoco lo acogió demasiado bien en su momento y apenas uno de sus temas, “Boys Keep Swinging” aparece ocasionalmente en las recopilaciones de grandes éxitos del músico. Sin embargo, nosotros lo tenemos por uno de los grandes trabajos del artista. Tras “Lodger”, Bowie se reinventó por enésima vez y volvió a alcanzar grandes éxitos colocando singles en las listas y siguió siendo referencia para muchos otros músicos. Sin embargo, nosotros os recomendamos que le deis una escucha a este trabajo porque es realmente único y su influencia se puede notar en varios trabajos de distintos artistas en los años posteriores.

Los créditos completos del disco son los siguientes:

David Bowie (voz, coros, piano, guitarras, sintetizadores), Carlos Alomar (guitarra, batería), Dennis Davis (percusión, bajo), George Murray (bajo), Sean Mayes (piano), Simon House (violín, mandolina), Adrian Belew (guitarra, mandolina), Tony Visconti (coros, guitarra, mandolina, bajo), Brian Eno (sintetizadores, piano preparado, coros y todo tipo de efectos), Roger Powell (sintetizadores), Stan (saxo).

Como es costumbre del blog, os dejamos un par de enlaces para adquirir el disco:

amazon.es

play.com

Os dejamos con un anuncio de la época promocionando el disco:


lunes, 14 de noviembre de 2011

David Bowie - Station to Station (1976)



Si hay un artista inclasificable en el mundo del rock y que ha sido capaz de influir a decenas de músicos y de adaptarse a su vez a todo tipo de estilos, ese es David Bowie. Su primera gran etapa en cuanto a popularidad vino marcada por Ziggy Stardust, personaje inventado por el músico y al que dio vida durante mucho tiempo metiendose en el papel hasta límites rayanos en la obsesión. Durante 1975, Bowie disfrutaba del éxito de su incursión en el soul y en el funk con su disco “Young Americans” pero en lo personal, estaba metido en una etapa crítica a todos los niveles. Sus adicciones lo estaban destruyendo y se produjeron episodios realmente procupantes que hacían temer por su salud a corto plazo.

Artísticamente, sin embargo, Bowie estaba en un gran momento. Tenía entre manos dos proyectos distintos, uno cinematográfico y otro musical. El primero, una extraña película titulada “The Man Who Fell to Earth”. En el film, Bowie era la estrella principal y se suponía que debía hacer la banda sonora, aunque todo el material compuesto para la misma terminó siendo descartado (aunque parte del mismo pudo se usada por el artista en su disco “Low” unos años después). En el aspecto musical, que es lo que más nos interesa, la película sirvió para que Bowie se inventase otro nuevo y muy polémico personaje: el Duque Blanco (“The Thin White Duke”, originalmente).

Carátula del DVD de la película "The Man Who Fell to Earth"


El Duque era lo más parecido al superhombre de Nietzsche y un genuino representante de la raza aria lo que hizo que inmediatamente llegaran todo tipo de acusaciones y críticas hacia Bowie. Incluso hubo una polémica foto con el artista, supuestamente haciendo el saludo Nazi con el brazo en alto tras bajarse de un Mercedes descapotable al inicio de un concierto en Londres. Al parecer, y según los testimonios de muchos de los presentes, ese saludo nunca se produjo y lo que capturó el fotógrafo fue un momento en el que Bowie, con el brazo extendido, hacía un movimiento circular saludando al público. El músico Gary Numan se encontraba allí y declaró que “sólo un idiota al frente de una publicación musical podría hacer una noticia de una foro así”. Sea como fuere y sin estar de acuerdo en ningún momento con la teoría de las ideas nazis del artista en aquellos años, lo que sí es cierto es que todo alrededor de “Station to Station” y su posterior gira, tenía un aire intencionadamente oscuro y deudor de cineastas como Fritz Lang y, en general, todo el cine expresionista alemán. Hubo múltiples declaraciones de Bowie en entrevistas de la época con opiniones filofascistas pero él siempre las ha explicado como declaraciones del personaje que interpretaba en la época: ni más ni menos que el Duque Blanco y no de ideas suyas en absoluto y es que el artista ya había dado muestras de su capacidad para asumir los rasgos de su “alter ego” en su etapa como Ziggy Stardust y que seguía muy presente en su nueva encarnación como “the thin white Duke”.

Momento en el que Bowie hace el polémico saludo nazi, posteriormente aclarado.

Como ya apuntamos anteriormente, el estado mental del artista no era el mejor y la adicción a la cocaina hizo que hoy en día no recuerde ni un solo detalle de las sesiones de grabación del disco y muy pocos de su composición. “Sé que el disco se grabó en Los Ángeles porque lo he leído” afirmó en una ocasión. También el resto de los participantes en la grabación se unieron a los excesos de Bowie con la cocaína y no recuerdan gran cosa de aquellos días salvo que fueron sesiones totalmente desmadradas. No obstante, y a pesar del delicado estado mental del artista en estos meses, las letras de las canciones de “Station to Station” se cuentan entre las más complejas y enrevesadas de su autor y también con las que más interpretaciones, niveles de lectura y dobles sentidos encierran. Nicholas Pegg, escritor que dedicó una obra a analizar la carrera de Bowie, afirmó que “Station to Station” era una especie de tratado de ocultismo y cristianismo y el mismo Bowie dijo posteriormente que “es el disco más cercano a un tratado de magia que he escrito nunca y no ha leído ninguna crítica que incida en este aspecto. Es un disco extremadamente oscuro y debo decir que fue escrito en una época realmente mezquina de mi vida”. Más adelante veremos que Bowie juega en sus letras con todos los elementos del mundo ocultista con esa calculada ambigüedad que le ha caracterizado durante toda su carrera.

En la grabación del disco, Bowie se encarga de las voces pero también de la guitarra, saxos, sintetizadores y mellotron. Carlos Alomar y Earl Slick tocan las guitarras, Roy Bittan toca el piano, Dennis Davis la batería y George Murray el bajo quedando las segundas voces a cargo de Warren Peace.

“Station to Station” – Se abre el disco con un tema largo en el que se nos presenta al Duque Blanco con referencias veladas a la cocaina, la Cabala, religiones hinduistas, o el maestro ocultista por antonomasia, Alistair Crowley. Todos estos elementos son explorados por el Duque en su búsqueda de una razón de ser. Aparentemente la encuentra en el “european cannon” de la letra: el fascismo. En lo musical, la canción comienza con unos extraños sonidos electrónicos que algunos quisieron ver como una especie de tren en referencia al título del disco pero Bowie dejó claro que las estaciones que se mencionan en el mismo tienen más de metafórico que de real. Tras esta intro, entra un piano rítmico que va introduciendo al resto de intrumentos con una suave cadencia. El comienzo de la letra, cuando Bowie entona su “The return of the thin white duke” nos recuerda la melodía del “Stairway to Heaven” de Led Zeppelin en lo que fuera un guiño a Jimmy Page, reconocido seguidor del arriba mencionado Alistair Crowley. A mitad del tema se produce un cambio de ritmo realmente sensacional que nos lleva a una parte con elementos progresivos e incluso con toques de música disco. A nuestro juicio, este corte inicial del album es una de las grandes canciones de Bowie de siempre.



“Golden Years” – Cuando llegamos a la segunda canción del disco, la búsqueda del Duque ha terminado y ahora es el más optimista de los hombres y anima a su interlocutor a unirse a él y seguir la nueva doctrina. Como anécdota, cabe señalar que Bowie dijo haber escrito la canción para que la interpretase Elvis Presley y que éste la rechazó. Ciertamente, y escuchando la pieza con esta perspectiva, nos podríamos imaginar perfectamente al Rey del Rock interpretando la canción. Podría interpretarse como un rescoldo del anterior disco de Bowie, “Young Americans” y su estilo claramente inspirado en el soul y el funk. “Golden Years” fue el primer single del disco y tuvo una gran acogida en los Estados Unidos y las Islas Británicas.

“Word on a Wing” – Como si fuera la tercera fase del proceso de autoconvencimiento de sus nuevas ideas (no en vano, el disco es un viaje “de estación en estación”), Bowie habla de las dudas que le surgen, de que su fé en su nuevo “líder”, sea éste quien sea, no es incondicional pero en con el paso de los versos de la canción termina totalmente entregado al mismo. El músico suele referirse al hablar de la canción a que la escribió en un momento en que pensaba muy a menudo en las figuras de Jesucristo y Dios, quizá por primera vez en su vida de forma seria.

“TVC 15” – La siguiente canción es en apariencia ajena al concepto general del disco y puede tener su origen en una historia que le fue contada a Bowie por su buen amigo Iggy Pop. En ella, Iggy soñaba que su novia era engullida por su televisor. La idea llamó la atención de nuestro músico y decidió adaptarla para que sirviera de single. El concepto de un televisor que secuestre a los televidentes no deja de ser inquietante y se podría relacionar con la maquinaria publicitaria de los regímenes fascistas o con ciertas religiones con facilidad por lo que no descartamos cierta intencionalidad en este sentido en la letra. Musicalmente, “TVC 15” es una especie de rock’n’roll adaptado a los nuevos tiempos realmente efectivo. Quizá sea la canción más alegre de todo el trabajo y en la que más destaca el buen trabajo de Roy Bittan al piano.

“Stay” – En “Stay”, el Duque se muestra aburrido, solitario, melancólico. Busca compañía aunque no se atreve a decirlo claramente y sugiere que puede volver a buscar las viejas respuestas en las antiguas amistades (en este caso, de nuevo la cocaína) pero no quiere hacerlo sólo. Introducida por un riff de guitarra, la canción es una especie de tema disco-funk que anticipa en cierto modo el acercamiento al krautrock que se iba a producir en los discos venideros.



“Wild is the Wind” – El disco se cierra con una versión de una canción de 1957 escrita por Dimitri Tiomkin y Ned Washington para la banda sonora de la película del mismo título y grabada originalmente por Johnny Mathis, aunque la versión más popular la grabó dos años después Nina Simone, vocalista admirada por nuestro artista. Es una opinión común en los críticos la que señala que en esta canción, Bowie hace una de las mejores interpretaciones de toda su carrera.

Hay un análisis realmente extenso y trabajado de las letras del album que hemos encontrado aquí: Station to Station analizado tema por tema y que nos ha sido de gran utilidad para enfocar nuestros comentarios, por lo que no podemos dejar de recomendarlo.

“Station to Station” es hoy en día uno de los discos de Bowie más valorados por la crítica y también por sus seguidores, lo que motivó que el año pasado apareciera una espectacular reedición del mismo en varios formatos, entre los que destacan una caja con 3 CDs incluyendo un concierto de la gira posterior al lanzamiento del disco, que sólo había estado disponible antes en disco pirata y, especialmente una lujosa caja con 5 CDs (el contenido de la anteriormente citada más la versión original del disco y otro disco con los singles), un DVD con el concierto, 3 LPs con el mismo contenido de la primera caja y un buen montón de memorabilia. Todos ellos están disponibles en los siguientes enlaces:

Edición normal:




Edición de 3 discos:
















 



Deluxe Box-Set:
















 


Os dejamos con una muestra del directo de Bowie en la gira del album:


Dedicado a las dos arañas marcianas, Zopa y AFKAL.

lunes, 22 de agosto de 2011

David Bowie - Low (1977)


"Low" fue el primero de los tres discos de la famosa trilogía berlinesa que Bowie nos dejó a finales de los años setenta y de la que ya hablamos someramente con anterioridad. Nos encontramos ante un músico en uno de sus mejores momentos, sin nada que demostrar pero con mucho por decir aún.

Lo que más pudo sorprender a los seguidores de Bowie al escuchar el disco era el importante peso de los temas instrumentales que ocupan más de la mitad del disco, destacando por encima de todos los demás el sensacional "Warszawa", composición que muchos atribuyen a Brian Eno en solitario aunque en los créditos se cite a Bowie como co-autor de la misma. Todo en "Low" se aleja de lo convencional: Desde ese instrumental rock que abre el disco titulado "Speed of Life" y sus sonidos marcianos hasta "Subterraneans" que lo cierra, nos vemos atrapados en un viaje por todo tipo de músicas que trazará la proverbial linea en el suelo que muy pocos tuvieron las agallas de cruzar. Es evidente que la mano de Brian Eno está presente a lo largo de todo el trabajo pero tendremos que convenir que si Eno está ahí, es porque Bowie lo buscó. En cualquier caso, y como sucedería en el siguiente disco del músico del que ya hablamos aquí anteriormente, "Heroes", la experimentación se da la mano con naturalidad con canciones más convencionales como "Sound and Vision" o "Be My Wife" con sus guiños a la música disco.

Sin menospreciar en absoluto este tipo de temas, el Bowie que nos hace agachar la cabeza y saludar reverencialmente con una doble filigrana de sombrero y juego de muñeca es el que podemos oir en la sensacional cara B del disco o segunda parte del CD para los menos nostálgicos. Esa que abre la ya citada "Warszawa" y que continúa con "Art Decade", el indisimulado homenaje a Steve Reich de "Weeping Wall" y que se cierra con otra joya como es "Subterraneans".

Con "Low", Bowie consigue muchas cosas en un sólo disco: marca claramente las diferencias con sus trabajos previos, rinde homenaje a músicos a los que admira como Kraftwerk ("A New Career in a New Town"), vuelve a la primera fila de la vanguardia del rock rodeandose una vez más de los músicos adecuados en el momento justo y vuelve a convertirse en la fuente de inspiración de otra generación de músicos como Joy Division (inicialmente llamados Warsaw en homenaje al tema "Warszawa" de este disco) para mantenerse vigente durante un buen montón de años más.

La nómina de musicos que aparecen en esta grabación incluye al propio Bowie tocando un poco de todo (sintetizadores, percusiones, saxo...) y cantando, Brian Eno (voces, sintetizadores y demás parafernalia electrónica), Carlos Alomar (guitarra), Dennis Davis (percusión), George Murray (bajo), Ricky Gardiner (guitarra), Roy Young (piano, órgano), Peter Himmelman (piano, sintetizadores), Mary Visconti (voces), Eduard Meyer (cello) y hasta Iggy Pop quien hace las segundas voces en "What in the World". El habitual colaborador de Bowie, Tony Visconti, hace las veces de productor del trabajo.

Podeis adquirir el disco aquí:

fnac.es

O a un precio mucho más razonable aqui:

play.com

Os dejamos esa maravilla titulada "Warszawa" para abrir boca:

domingo, 17 de julio de 2011

David Bowie - Heroes (1977)




Pocas veces nos hemos encontrado tan desorientados a la hora de hablar de un disco como lo estamos ante este "Heroes" de Bowie. Lo extraordinario de la carrera de su autor y la cantidad de músicos a los que ha influido de una u otra forma hacen el acercamiento a su obra un complicado ejercicio destinado a quedar, por fuerza, incompleto. En el momento en que se grabó el disco, David Bowie era mucho más que una estrella consagrada del rock: era todo un icono y un símbolo imitado hasta la saciedad en su estética y un músico con una carrera ya larga y no menos de quince grandes "hits" de esos que harían inolvidable a cualquier artista que firmase uno sólo de ellos.

Estaba reciente la publicación del disco "Station to Station", considerado por la crítica como uno de los mejores del músico y que dio pie a algunas de las actuaciones más memorables de Bowie en directo. También era una época en la que la adicción a la cocaina del músico le había llevado practicamente a un punto de no retorno. En palabras de alguno de sus allegados en su etapa en Los Ángeles, Bowie sólo se alimentaba de leche y pimientos y la cocaina aparecía por cualquier rincón de su casa.

Afortunadamente, Bowie tuvo la lucidez suficiente para alejarse de aquel ambiente y desplazarse a Europa dando lugar a la creación de la popularmente conocida como "trilogía berlinesa", en la cual exorciza todos los demonios de su etapa de adicto transformandolos en algunas de sus letras y músicas más destacadas. El primero de los frutos de la serie fue "Low", grabado en París y terminado en Berlín y que tendrá su espacio en La Voz de los Vientos en un futuro. Quedemonos con el detalle que ahora nos interesa y es que "Low" fue la toma de contacto de Bowie con Brian Eno.

En "Heroes", la decisiva presencia de Eno, no sólo como instrumentista sino también como co-autor de varios temas se ve reforzada por la aportación del guitarrista Robert Fripp, cuya participación en algunos cortes (particularmente en la canción más popular del disco y que le dá título) se nos antoja realmente magistral. Todos los temas del disco están firmados por Bowie, salvo "Heroes", "Moss Garden" y "Neuköln", firmados también por Brian Eno y el que cierra el trabajo, "The Secret Life of Arabia" firmado por ambos y el guitarrista Carlos Alomar.

Musicalmente, no podemos considerar "Heroes" como un disco comercial. La cara B del disco es practicamente instrumental y todo el trabajo muestra una clara influencia del Krautrock y la música electrónica alemana de la época con indisimulados tributos a Kraftwerk (particularmente el tema V-2 Schneider, dedicado a Florian Schneider, miembro de la formación de Düsseldorf). Sin embargo, y junto a los otros dos trabajos de la "trilogía", el citado "Low" y el posterior "Lodger", estamos en presencia de la etapa más memorable en nuestra opinión de toda la carrera de un músico que ha sido un especialista en reinventarse y crearse nuevos personajes, siempre exitosos e interesantes.

Se nos haría muy difícil imaginarnos cómo habría sido la música rock de las últimas décadas sin la presencia capital de David Bowie. Disfrutemos de momento de este trabajo, cuyos créditos pasamos a reflejar: David Bowie (voz, guitarras, teclados, saxo y koto), Carlos Alomar (guitarras), Dennis Davis (batería), George Murray (bajo), Brian Eno (teclados, sintetizadores), Robert Fripp (guitarras), Tony Visconti (coros) y Antonia Maass (coros).

Os dejamos dos enlaces para adquirir el disco:

amazon.fr

play.com

Y un video de "Heroes":