En los últimos tiempos son varios los cuartetos de cuerda que han incorporado a su repertorio las composiciones de Philip Glass para esa formación con resultados cada vez más interesantes. Hoy nos acercamos a uno de los que más recientemente han afrontado ese reto: el cuarteto francés Tana Quartet. La formación se fundó en 2004 y desde entonces están centrados en la música contemporánea combinando grabaciones de músicos franceses con otras más internacionales como Steve Reich o el propio Glass. En 2018 registraron los primeros siete cuartetos de cuerda del compositor de Baltimore y, más recientemente, se encargaron de estrenar el noveno.
La obra parte de una adaptación de la música que Glass compuso para un montaje de “El Rey Lear” en Broadway. Desde que recibió el encargo, el músico tuvo claro que esa música tenía que ser interpretada por un cuarteto de cuerda. El formato es uno de los más utilizados por el músico en las últimas décadas como lo prueban, no solo el número de cuartetos de cuerda “formales” que ha compuesto sino también la cantidad de obras escritas para esa configuración instrumental que no han sido incluidas en la serie "numerada" de cuartetos como las músicas para “Dracula” o “Bent”. En esta ocasión, y como ocurrió en el pasado con “Mishima”, Glass decidió adaptar la partitura de “El Rey Lear” ajustándola a cinco movimientos que componen el que es su “Cuarteto de Cuerda No.9”, estrenado por el Tana Quartet en 2022 (aunque la grabación del mismo se hizo unos meses antes). El disco, por cierto, aparece publicado en el pequeño sello Soonds y no en el habitual de Glass, Orange Mountain Music aunque no parece complicado de encontrar en las principales tiendas on line.
El programa se completa con el “Cuarteto de Cuerda No.8” (2018) por lo que, si no ha aparecido alguna grabación más en las últimas semanas, creemos que el Tana Quartet es la única formación que ha completado la integral de los cuartetos de Glass. El cuarteto está formado por Antoine Maisonhaute e Ivan Lebrun (violines), Julie Michael (viola) y Jeanne Maisonhaute (violonchelo)
“String Quartet No.9 (King Lear)” - Para muchos analistas, Glass lleva muchos años en lo que podríamos llamar una tercera etapa de su carrera, más clasicista e introspectiva y esto se refleja especialmente en este tipo de obras. Sin embargo, el primer movimiento del cuarteto es puramente “glassiano” con todos los lugares comunes habituales en su producción, especialmente en el inicio. Luego hay una parte central más lenta que nos remite a su vertiente más cinematográfica que deriva en un solo de violonchelo en el que el resto del cuarteto acompaña en pizzicato antes de entrar en el segmento más dinámico del movimiento, en tonos oscuros y de nuevo con protagonismo del violonchelo. El segundo movimiento sí que tiene un componente más clásico y centrado en la melodía hasta el punto que la repetición que es seña de identidad del músico aparece solo de fondo y en momentos puntuales. La segunda mitad es mucho más dinámica y con un formato “cantabile” muy marcado. El tercer movimiento comienza con una melodía que Glass empleó en su decimosegunda sinfonía cantada por Angelique Kidjo aunque enseguida cambia hacia un interludio juguetón lleno de ritmos sincopados en el que los instrumentos dialogan continuamente. La parte final vuelve al Glass más habitual para cerrar así este segmento. El cuarto movimiento nos presenta de nuevo la cara más romántica del compositor norteamericano con una preciosa melodía que culmina en un magnífico tema de violonchelo de aire barroco que da paso al que probablemente sea el mejor momento del trabajo en el que se equilibra la reflexión con la profundidad regalándonos, además, otro gran momento melódico. Cierra la obra el movimiento más aventurado en cuando a exploración sonora en el que los cuatro músicos exprimen todas las posibilidades expresivas de sus instrumentos sacando timbres afilados y retorcidos que contrastan con el estilo neoclásico de la pieza.
“String Quartet No.8” - El siguiente cuarteto ya había sido grabado anteriormente por el cuarteto Brooklyn Rider y tuvo su espacio en el blog en su día. Es una obra que ha sido calificada de “schubertiana” por algunos críticos aunque también tiene momentos “barrocos” y otros innegablemente “glassianos”. Entre los dos movimientos rápidos que abren y cierran la obra, destaca el lento segundo movimiento en el que fluyen motivos y melodías con una naturalidad desacostumbrada en el compositor.
El cuarteto de cuerda como formato instrumental nos ofrece una magnífica forma de comparar músicos de diferentes épocas ya que se mantiene intacto desde su popularización por parte de Haydn a mediados del S.XVIII. Prácticamente todos los músicos importantes de los últimos siglos han escrito alguna vez para cuarteto de cuerdas incluyendo a revolucionarios tan poco dados a las formaciones tradicionales como Schoenberg, Cage o Stockhausen. Por supuesto, también los minimalistas han hecho un hueco para esta configuración de músicos con menciones especiales para Steve Reich y su “Different Trains” o para Glass con su extenso repertorio para cuarteto que es un mundo en sí mismo ya que tenemos en él muestras de todas sus etapas: desde el pre-minimalista “Cuarteto No.1” hasta los más clásicos que acabamos de comentar pasado por sus populares adaptaciones de “Company” o de “Mishima” a mediados de los ochenta. Si un oyente despistado quiere acercarse a la música de Glass por primera vez, no sería mala idea orientarle hacia la integral de sus cuartetos para que se haga una idea de por dónde van los tiros. Os dejamos con un pequeño vistazo a todo el disco que seguro que os anima a buscarlo al completo:
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