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miércoles, 2 de octubre de 2019

Bryce Dessner - El Chan (2019)




Uno de los artistas a los que llevamos tiempo queriendo traer al blog es el guitarrista y compositor estadounidense Bryce Dessner. Ya hablamos de él de forma tangencial cuando reseñamos el proyecto “Planetarium” firmado por el propio Dessner en compañía de Nico Muhly o Sufjan Stevens pero teníamos ganas de centrarnos en un disco formado por piezas exclusivamente suyas y qué mejor ocasión que la publicación reciente de un disco con tres estrenos del músico en el sello Deutsche Grammophon.

Dessner comenzó a ser conocido como miembro de la banda The National con quienes ha grabado un buen número de discos que han alcanzado un gran reconocimiento incluso en forma de premio Grammy pero la faceta que más nos interesa de Bryce es la de compositor, digamos, clásico. Entre 1999 y 2010, aproximadamente, el guitarrista estuvo centrado en The National pero a partir de esas fechas comenzó a trabajar por su cuenta en direcciones alternativas sin abandonar la banda con quienes, de hecho, ha lanzado un nuevo disco no hace mucho tiempo. Ya en la época anterior, Dessner formaba parte de una formación instrumental que oscilaba entre el rock y el jazz por el carácter improvisado de sus obras. Se llamaban Clogs y estaban integrados por compañeros de estudios de Dessner en Yale y su estilo podía ser una buena anticipación de lo que después haría nuestro hombre en solitario. En su carrera como compositor, Dessner se ha centrado en formaciones pequeñas y en obras para solistas pero también ha escrito piezas para orquesta. El disco que comentamos hoy tiene un poco de todo ello ya que nos ofrece un concierto, una obra de cámara y una tercera para dos pianos. Como curiosidad, todo el trabajo está dedicado al director de cine mexicano Alejandro González Iñárritu con quien Dessner colaboró componiendo algunas piezas para la película “The Revenant” y firmando otras junto a los titulares de la banda sonora: Ryuichi Sakamoto y Alva Noto. De hecho, el título del disco, “El Chan”, es una referencia al espíritu protector de El Charco del Ingenio, una laguna cercana a la ciudad de San Miguel de Allende en la que reside Iñárritu junto con su esposa Maria Eladia Hagerman, también receptora de la dedicatoria del trabajo de Dessner. En correspondencia a la atención del músico con él, Iñárritu es el diseñador de la portada del disco.

En la grabación participan las otras protagonistas del disco: las hermanas Katia y Marielle Labèque (que ya aparecieron en el blog en su día). Junto a ellas intervienen los miembros de la Orchestre de Paris dirigida por Matthias Pintscher, el MDH Quartet, el guitarrista David Chalmin y el propio Bryce Dessner interpretando también la guitarra.

Bryce Dessner junto a las hermanas Labèque.



CONCERTO FOR TWO PIANOS” - El primer movimiento comienza de forma fulgurante con el piano lanzado a una carrera desenfrenada que nos recuerda a veces a alguna pieza de John Adams. Llega entonces un parón en el que la orquesta dibuja sus primeras intervenciones pero que enseguida vuelve a transformarse en una montaña rusa en constante diálogo entre las pianistas y el resto de instrumentistas. Todo el movimiento tiene un aire cinematográfico muy interesante y fresco que lo hace francamente atractivo. El segundo movimiento, por su parte, es bastante más calmado aunque no exento de intensidad cuando es necesario. Los pianos copan la atención en el inicio siendo arropados por la orquesta en determinadas partes. Dentro de ella, las distintas secciones gozan de una cierta libertad de modo que podemos escuchar a las cuerdas en diálogo con las hermanas Labèque para dejar poco después esa tarea en manos de la percusión o los vientos. La influencia de Adams nos parece cada vez más evidente. El movimiento final es heredero directo del primero y está lleno de una energía desbordante desde los primeros compases. Los pianos se reparten la parte rítmica, al estilo de Michael Nyman y la melódica alternativamente convirtiéndose en una locomotora imparable a la que la orquesta apenas puede seguir el ritmo a duras penas. A mitad de la pieza se hace el silencio y escuchamos una intervención de corte melancólico del piano, de nuevo en la linea de Nyman, tras la que afrontamos el segmento final de la obra.

HAVEN” - Si a lo largo del concierto anterior encontrábamos varias influencias más o menos claras de otros artistas, en esta pieza es más evidente el peso de la música de Steve Reich en Dessner. Es una composición para guitarras, en el más puro estilo de “Electric Counterpoint”, con el apoyo puntual de los pianos en determinados instantes. “Haven” es una exquisitez pero no consigue quitarse de encima el enorme peso de Reich que invade toda la primera mitad de la obra. Es entonces cuando entramos en un delicado interludio en el que los pianos pasan al primer plano y que es nuestro momento favorito de toda la pieza que concluye volviendo al tapiz de guitarras del principio.



EL CHAN” - Dividida en siete movimientos breves, esta suite es la que da título al disco y hace acreedor a Iñárritu de la dedicatoria del mismo. “El Charco del Ingenio” nos introduce en la acción con un firme duo de pianos que bien podría simular la tensión en la superficie de la laguna del mismo nombre. “Points of Light” tiene tintes más ambientales y no se encuentra demasiado lejos del John Cage de “In a Landscape” o “A Room”, por poner dos ejemplos. Con “Four Winds” llega un cambio notable al ser una pieza tremendamente dinámica en la que las dos pianistas dan buena muestra de su virtuosismo. El movimiento se diluye poco a poco hasta casi mezclarse con “Ballade d'Alende” en la que volvemos a encontrar el rastro de Cage. Igualmente breve es “Coyote” aunque contrasta con la anterior al pasar de una atmósfera tranquila a otra tremendamente exaltada. “Pool of El Chan” recoge la parte de la música de Cage que anticipaba a su manera el minimalismo. Por último, “Mountain” nos ofrece un delicado cierre ambiental con el que concluye el disco.




Dessner se ha convertido en otro de esos músicos a seguir que han ido surgiendo en los últimos años. Artistas que se saltan todas las clasificaciones y que hacen música de muy diversos géneros sin complejos y que compaginan exitosas carreras en el mundo del rock, el pop o la electrónica con interesantísimas inmersiones en otros campos mal llamados cultos. Junto a nombres como los de Jonny Greenwood (Radiohead), Richard Reed Parry (Arcade Fire) o el propio Johann Johannsson (que tocó en bandas de metal), Max Richter (colaborador en varios discos de Future Sound of London), Olafur Arnalds (batería en una hardcore) o Dustin O'Halloran (con varios proyectos entre el rock independiente y el ambient electrónico), Bryce Dessner nos está ofreciendo una música muy interesante. Tanto es así que podríamos hablar del surgimiento de una corriente “neoclásica” en años recientes formada por músicos de características comunes como los que hemos citado y algunos más que podríamos añadir. Los múltiples contactos y relaciones entre muchos de ellos, además, nos permitirían hablar casi de una escuela que, de consolidarse, puede ocupar un lugar importante en los libros de texto del futuro. En ese contexto conviene no perder mucho de vista a Dessner por lo que pueda llegar a ofrecernos.

Nos despedimos con un fragmento del "concierto para dos pianos y orquesta" interpretado en vivo:


 

domingo, 9 de junio de 2013

Katia & Marielle Labeque - Minimalist Dream House (2013)



Las hermanas Katia y Marielle Labeque representan uno de esos raros casos que se dan en el mundo de la música clásica en que, como por ensalmo, un intérprete alcanza una fama repentina y se convierte en una estrella a un nivel cercano al de algunos ídolos del pop. Lo particular de su éxito es que no procede de la “vulgarización” de un repertorio clásico para hacerlo accesible al llamado “gran público” como han hecho otros nombres hoy famosos sino que alcanzaron su primer éxito con una grabación, nada menos que de las “Visions de l’amen” de Olivier Messiaen realizada cuando las pianistas contaban con 19 y 17 años respectivamente. El mérito es mayor si tenemos en cuenta que fue el propio Messiaen quien supervisó y dio el visto bueno a la grabación quedando plenamente satisfecho (recordemos que el músico estuvo casado con la también pianista Yvonne Loriod, habitual intérprete de sus obras y que su nivel de exigencia era máximo).

Esta elección de la vía “más dura” para darse a conocer, incluyó interpretaciones de música de Luciano Berio, Pierre Boulez o Gyorgy Ligeti pero no se quedaron ahí y ampliaron su repertorio a todo tipo de músicas, desde el barroco (llegaron a encargar la construcción de dos pianoforte) al jazz, el pop o el flamenco (han grabado con la cantaora Mayte Martín). Su mayor éxito fue una transcripción para dos pianos de “Rhapsody in Blue” de Gershwin lo que las elevó al estatus de estrellas. Tras haber tocado con las mejores orquestas, haber grabado en los mejores sellos y haber acompañado a los mejores solistas, decidieron crear su propio sello discográfico, KML Recordings el 2007, no sólo para publicar sus propios trabajos sino para apadrinar a nuevos artistas procedentes de los estilos más variopintos y no sólo en el ámbito de la música sino también en el campo audiovisual. Ya en 2012, establecieron un centro de reunión para artistas en Roma en el que construyeron su propio estudio de grabación y fue allí donde surgió el disco que hoy vamos a glosar. El título: “Minimalist Dream House”, dice mucho. Las “Dream House” son una serie de instalaciones ideadas por el pionero del minimalismo LaMonte Young en las que se combinaba su música con las esculturas lumínicas de su esposa, Marian Zazeela. La referencia al minimalismo del título sirve para despejar cualquier posible duda al respecto del contenido del disco pero no nos llevemos a engaño: no hay música de Young en el disco y, además, la definición de lo que es “minimalista” para las hermanas Labeque es algo más amplia de lo que se suele aceptar como tal.

A pesar de que el disco está firmado por las hermanas Labeque, intervienen varios músicos más en determinados momentos de la grabación. A saber: David Chalmin (voz, guitarras, bajo y efectos electrónicos), Raphael Seguinier (batería, percusión y efectos electrónicos) y Nicola Tescari (piano, teclados y efectos electrónicos).

Las hermanas Labeque

“Minimalist Dream House” consta de tres discos bastante diferenciados entre sí: el primero contiene varias obras más bien cortas para piano o dos pianos. El segundo se centra en piezas para grupo y el tercero nos presenta dos obras de larga duración:

DISCO 1:

“Four Movements for Two Pianos” (Philip Glass) – No habría sido demasiado arriesgado suponer que Glass aparecería en un disco de estas características aunque la pieza escogida no es la más habitual de su repertorio (de hecho, la de las hermanas Labeque es la segunda grabación que conocemos de la misma). Se trata de una composición relativamente reciente (data de 2008). No es muy amplio el repertorio de Glass para dos pianos pero dada su importancia, tenemos que recordar su ópera “Les Enfants Terribles” que, aunque escrita para tres, recuerda mucho en las formas a lo que podemos escuchar en estos cuatro movimientos. La pieza surge como encargo de la pianista Maki Namekawa y Dennis Russell Davies quienes fueron también los encargados de estrenarla. El primer movimiento es enérgico y directo. Inconfundiblemente “glassiano”. El segundo cambia de registro, bajando de velocidad y adoptando, en general, un tono mucho más comedido con un toque neo-romántico que el autor empezó a dejar ver en su música a partir de su “Dracula” y que ha cultivado desde entonces. El tercer movimiento es, quizá, el más puramente minimalista de la obra: basado en un ostinato grave, Glass construye una melodía oscura cuya influencia creemos escuchar en obras posteriores como la banda sonora de la película “Moon” de Clint Mansell. Cerrando la obra encontramos otro movimiento lento de gran densidad que va creciendo a partir de lo que recuerda a un bajo continuo barroco sobre el que aparecen escuetos grupos de notas espaciados como preludio a los clásicos arpegios de su autor.

“Three Nocturnes” (Howard Skempton) – El compositor británico, diez años mayor que Glass, comparte en su música muchas de las características de los minimalistas iniciales pero con una particularidad: sus piezas son extremadamente breves con lo que, inmediatamente, ganan en accesibilidad (como muy bien saben muchos otros autores de esa “segunda generación” de minimalistas). Sus tres nocturnos fueron escritos en 1995 y aquí son interpretados por Katia Labeque. Es música pausada, evanescente, reflejo de la de otros autores como Erik Satie o Harold Budd y en esta obra queda claramente de manifiesto. Especialmente destacado es el tercero de los nocturnos, con un ritmo de marcha hechizante, casi mágico que nos atrapa a lo largo de sus escasos dos minutos de duración.

“The Time Curve Preludes” (William Duckworth) – Otro de los autores de esa teórica “segunda generación” de minimalistas sería el norteamericano William Duckworth. Fallecido hace apenas unos meses a la edad de 69 años, su obra no es demasiado conocida y son sus “Time Curve Preludes” (1977-78) la parte más conocida de la misma aunque sólo llegó a completar el primero de los libros, con 24 piezas. Aquí escuchamos una selección de los preludios que incluye el 1º y el 17º, interpretados por Marielle Labeque y los que hacen el número 2, 7, 10 y 12 de la serie a cargo de su hermana Katia. Para los críticos, esta obra marca la entrada en una etapa post-minimalista de Duckworth aunque, dada la amplitud que ha alcanzado el término en los últimos tiempos, no creemos que sea necesario hablar de post-minimalismo cuando podría seguir llamándose minimalismo a secas. La similitud estilística que encontramos en algunos preludios como el séptimo o el décimo con música como la de John Cage hace más complicado aún hablar de post-minimalismo en un sentido temporal.

“Images” (Howard Skempton) – El resto del disco vuelve a la obra de Skempton comenzando por una selección de sus “Images” escritas en 1989. Es Marielle Labeque la encargada de interpretar las cinco piezas (los preludios nº 1, 5 y 7 y los interludios nº 4 y 5). Como ocurría con los nocturnos antes reseñados, volvemos a escuchar música tranquila, cadenciosa y profunda, de fuerte inspiración melódica.

“Postlude” (Howard Skempton) – Cierra el primer disco de la colección otra breve pieza escrita en esta ocasión en 1978 e interpretada de nuevo por Marielle. Aún más pausada, si cabe, que las anteriores, podría pasar perfectamente por una composición de Satie y está impregnada de un cierto tono fúnebre y meditativo.

DISCO 2:

“Experiences I” (John Cage) – Cuando hablábamos antes de que en este disco se exploraban las fronteras del minimalismo violentándolas en algunos momentos, pensábamos en lo que suena en este segundo CD, con músicos que muy pocos incluirían en esta categoría pero que, tras una escucha detenida, tienen motivos sobrados para aparecer aquí. Abrir el disco con John Cage es una especie de homenaje: una mirada atrás, al comienzo de todo, para saltar al presente y al futuro. La pieza para dos pianos de Cage es sólo el principio.

“Gameland” (David Chalmin) – La inclusión de música propia de los integrantes de la banda que apoya a las hermanas Labeque es el punto fuerte de este segundo CD. La única composición de Chalmin combina electrónica y sonidos experimentales con formas clásicas. Se trata de una pieza sumamente inquietante que nos recuerda en ciertos momentos a algunas obras de Roger Eno. Está construida como un “crescendo” continuo en el que la tensión aumenta por momentos hasta llegar a un estallido final de gran intensidad que podría estar sacado de cualquier disco de una banda de rock contemporánea como Nine Inch Nails.

“Suonar Rimembrando” (Nicola Tescari) – Que el minimalismo tiene puntos en común con el barroco es algo que muchos músicos han puesto de manifiesto. No sorprende, por tanto, que muchos autores de aquel periodo sean reivindicados por músicos actuales. Tarquinio Merula, por ejemplo, fue un no muy conocido músico italiano de aquella época cuya obra no es hoy muy popular. Sin embargo, la hemos encontrado ya en varias ocasiones publicada relacionándola con compositores contemporáneos (existe un disco que combina, sorprendentemente bien, música de Merula y Philip Glass). Nicola Tescari parte aquí de una chacona del compositor barroco para escribir una deliciosa pieza para piano y efectos electrónicos más que interesante.

“Nanou2” (Aphex Twin) – La presencia de Aphex Twin, pseudónimo de Richard D. James en un disco como este llama la atención de inmediato. El británico es una de las figuras más respetadas en el mundo del tecno pero una mirada más atenta a su obra encuentra claras referencias a músicos como Cage o Satie, especialmente en su disco “Drukqs” del que está extraída ésta pieza y la siguiente del CD.

“Avril 14th” (Aphex Twin) – Los seguidores de la vertiente más dura del tecno de Aphex Twin no entendieron bien la aparición de un disco como “Drukqs” del que se acepta como válida la teoría de que fue una forma de romper con el sello Warp. Sin embargo, en él se encuentra mucha de la mejor música del compositor. Este tema es un claro ejemplo de lo que decimos y uno de los más bellos de todo el disco.

“In Dark Trees” (Brian Eno) – Que la música de Brian Eno apareciera en algún momento en este disco es algo que todos podíamos esperar. Lo que no era tan previsible es que lo hiciera con esta composición de su disco “Another Green World”, por la escasa presencia de piano en ella y sus formas, más propias del rock que de la clásica. En todo caso, se trata de una muestra de la amplitud de miras con la que está hecha la selección de músicas por parte de las hermanas Labeque.


“The Poet Acts” (Philip Glass) – Quizá la obra más popular de Philip Glass haya sido su banda sonora para la película “Las Horas”. Poco después de su publicación, su colaborador de toda la vida, Michael Riesman, escribió una adaptación de la partitura para piano de la que se extrae este fragmento a cargo de Katia Labeque.

“Hymn to a Great City” (Arvo Pärt) – Quizá sea esta la pieza más bella del escaso repertorio para piano (en este caso para dos) del compositor estonio Arvo Pärt, por encima de la estática “Alina”. En apariencia es simple, como buena parte de la obra de su autor pero el resultado es una maravilla. Un ritmo continuo, casi un pulso a la manera de Reich, recorre toda la pieza, salpicado por ocasionales arpegios pero sólo con eso, Pärt consigue emocionarnos hasta la lágrima.

“En 4 Parentheses” (Nicola Tescari) – Segunda y última pieza del músico de la banda que interpreta determinadas piezas de este trabajo y una de las más interesantes puesto que combina elementos experimentales en forma de efectos electrónicos y voces espectrales con atmósferas inquietantes y una constante tensión que amenaza con saltar en pedazos en cualquier momento, cosa que sucede en los instantes finales con la irrupción de la percusión.

“Pyramid Song” (Radiohead) – Cuando hablábamos de que la selección de piezas hecha por las Labeque para esta colección estiraba los límites del minimalismo hasta casi romperlos teníamos muy presente esta canción extraída del disco “Amnesiac” de Radiohead. Sin embargo, no nos queda más remedio que rendirnos ante la evidencia de que la composición tiene, efectivamente, todas las características exigibles a una pieza para adjudicarle ese calificativo. Nos permitimos añadir, incluso, que la interpretación de David Chalmin es superior a la del propio Thom Yorke en el original.

“Free to X” (Raphael Seguinier) – El último de los miembros de la banda formada por las hermanas Labeque para grabar el disco hace su aparición en este momento con una composición llena de intensidad que es un homenaje a los pioneros del género. Combinando una percusión obsesiva con profundos “drones”, se va formando una intrincada red de sonidos que gana en riqueza con la continua adición de elementos hasta llegar a una ininteligible cacofonía final.

“Ghost Rider” (Suicide) – Cerrando el CD encontramos una de la mayores rarezas contenidas en el mismo con un corte del dúo neoyorquino “Suicide”, banda de punk electrónico de los años setenta sin conexiones aparentes con el minimalismo más allá de la estructura repetitiva de su música, algo común, por otra parte, a muchas canciones tanto punk como new wave de aquellos años.

DISCO 3:

“In C” (Terry Riley) – Poco podemos añadir a estas alturas sobre lo que ya se ha dicho sobre esta obra. El calificativo de piedra angular del movimiento minimalista le hace justicia como pocos podrían hacerlo. La revisión que realizan las Labeque y su banda en el disco es muy respetuosa y fresca a la vez y su reducida duración (no llega a media hora) la hace más accesible. El único “pero” que le ponemos es la batería que aparece en el tercio final de la obra. Por lo demás, una versión muy recomendable.

“Water Dances” (Michael Nyman) – La obra surge como banda sonora para un documental de Peter Greenaway sobre natación sincronizada en 1984 y, en un principio estaba escrita para orquesta. No conocemos ninguna versión íntegra de la obra original aunque aparecieron determinados movimientos en los discos “A Kiss and Other Movements” y “The Essential Michael Nyman Band” respectivamente. Sí que nos llama la atención el hecho de que se indique en el libreto del disco de las Labeque que esta es la primera adaptación para dos pianos de la obra cuando recordamos otra publicada por Helen Hodkinson y Brenda Russell en el disco “Taking a Line for a Second Walk”. En cualquier caso, las “Water Dances” se cuentan entre nuestras obras predilectas de Nyman y esta versión las hace justicia. En las cinco danzas escuchamos la versión más reposada del músico inglés (la inicial “Dipping”), al más metronómico y riguroso (“Stroking”), al casi lírico (“Submerging” y “Gliding”) y al desatado rockero que tanto nos gusta cuando, y es un decir, se desmelena (“Synchronizing”).


Poco más que añadir. Sabemos que una colección de tres discos sobre música minimalista puede resultar algo árida al oyente menos familiarizado con el estilo pero tenemos que reconocer que la selección musical es tan sorprendente como acertada y debería ser igual de atrayente para el neófito que para aquellos ya iniciados en el género por cuanto las composiciones escogidas (con la única excepción de “In C”) no son las tópicas de toda recopilación al uso. El trabajo viene presentado en un estuche de cartón en formato libro, realmente escueto con un austero libreto. No sabemos si forma parte del concepto minimalista o se trata sencillamente de reducir costes pero mucho nos tememos que no aguantará bien el paso del tiempo. Con todo, la música y el precio lo hacen muy recomendable. Podéis adquirirlo aquí:


Vídeo promocional del disco: