Mostrando entradas con la etiqueta Ian Carr. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ian Carr. Mostrar todas las entradas

miércoles, 3 de febrero de 2021

No-Man - Returning Jesus (2001)



“Wild Opera”, nuestro disco favorito de No-Man, se había publicado hacía ya varios años y en ese periodo, la carrera de Porcupine Tree había despegado definitivamente. Eso, unido a un prolongado silencio discográfico de Tim Bowness hacía pensar en “Returning Jesus” como el más que probable disco de despedida del dúo formado por Tim y Steven Wilson. De hecho, en el trabajo iba a aparecer material escrito a lo largo de varios años, incluso rescatado de los meses anteriores a la publicación de su anterior disco. En su día, muchos pensaron que el especial cuidado con el que estaba hecho todo en el nuevo trabajo obedecía al deseo de dejarlo todo en lo más alto. La despedida perfecta.


Luego supimos que no era así y No-Man han resistido hasta nuestros días incluso haciendo compatible su existencia con las exitosas trayectorias de sus dos miembros por separado pero creemos que es un buen momento para recordar este precioso “Returning Jesus” publicado hace casi veinte años. El disco se hizo esperar y es que conocemos pocos casos, por no decir ninguno, en los que el “single” de adelanto aparezca con más de dos años de antelación respecto al disco al que pertenece. Rareza que se vio duplicada con la aparición del segundo “single” dos años más tarde que el propio LP, con lo que quedó mucho más cerca en el tiempo del siguiente trabajo de la banda que del disco al que pertenecía. Todo esto tenía una explicación y es que los dos miembros de la banda estuvieron muy ocupados en ese tiempo rescatando las primeras canciones que escribieron allá por 1988-1989 y que solo habían aparecido en formato cassette en 1993 bajo el título de “Speak”. En los meses previos a la aparición de “Returning Jesus”, No-Man estuvieron recuperando, remezclando y en muchos casos regrabando las pistas de aquellos temas antiguos. Las partes vocales, por ejemplo fueron grabadas por completo. La nueva versión de “Speak” sería publicada en CD a mediados de 1999 pero todo ese trabajo fue simultaneo a la composición y grabación de la mayor parte del material del nuevo disco que también rescataría alguna pieza antigua que no había encontrado acomodo en ningún otro proyecto en su día.


De lo minucioso del proyecto da buena cuenta el hecho de que prácticamente los tres últimos años del mismo los dedicaron a seleccionar con sumo cuidad las canciones del mismo así como los músicos idóneos para cada tema. En el proceso se llegó a pensar en un disco más bien corto de poco más de media hora de duración, en uno mucho más extenso con prácticamente todo lo grabado sin apenas filtros e incluso incluir transiciones habladas entre las canciones en las que se desarrollasen aún más los textos. Finalmente se optó por una selección algo mayor que la planteada en un principio prescindiendo de canciones completamente terminadas pero que podían alterar la coherencia interna del álbum.



Para ello, Bowness y Wilson se rodearon de una formación de aire jazzístico lo que daba una buena pista de por dónde podían ir los tiros en esta ocasión. Al batería Steve Jansen (quien ya había trabajado con No-Man), el flautista y saxofonista Theo Travis (participante en proyectos anteriores de Wilson como Bass Communion) y el bajista Colin Edwin (de Porcupine Tree), se unen en esta ocasión el teclista David Kosten, los trompetistas Ian Carr e Ian Dixon y el guitarrista Ben Christophers. El resto de instrumentos, como es habitual, corrían todos por cuenta de Steven Wilson.


“Only Rain” - El álbum comienza con unas cuerdas lánguidas y repetitivas que nos recuerdan a “The Sinking of the Titanic” de Gavin Bryars. Sobre ellas aparece la voz de Bowness sosteniendo ese mismo ritmo pausado, cadencioso, casi somnífero, apenas alterado por la trompeta de Ian Carr, imbuida del espíritu del Miles Davis de discos como “Siesta”. Tras la introducción aparece la percusión y la guitarra de Ben Christophers con un punto errático que le sienta de maravilla al tema que gana en consistencia a partir de entonces con cuerdas, trompeta y contrabajo unidas en un precioso segmento jazzístico que se va difuminando en un lento final. La canción surge de una coda que pensaron añadir a un tema anterior para un disco de remixes en 1995. En aquel momento Bowness estaba trabajando en otro proyecto con David Kosten y se pensó incluir el tema en el disco que este iba a publicar bajo el nombre de Faultline pero se descartó.


“No Defence” - Mucho más convencional es la siguiente canción construida a partir de una serie de acordes de guitarra mil veces repetidos en el rock. La magia la opera en esta ocasión Tim Bowness con su inimitable estilo a la hora de cantar. A partir de ahí, cada detalle es una gema más a añadir al conjunto. El piano, los fondos de mellotron o similar, la exquisita batería de Steve Jansen o la trompeta, en este caso de Ian Dixon no hacen sino mejorar la pieza a cada intervención.


“Close Your Eyes” - Cambio total en cuanto a entorno sonoro para arropar la voz de Bowness. Percusiones africanas, sonido de órgano y una preciosa guitarra que pone filo a la canción es todo lo que necesita el grupo para componer un tema extraordinario con toda la esencia de una banda peculiar y única en su especie. La canción parte de otra escrita en 1988 que revisaron mientras trabajaban en la nueva edición de “Speak”. Se quedaron con las partes más interesantes y aprovecharon las aportaciones de todos los músicos participantes en la grabación.


“Carolina Skeletons” - Llegamos a una de nuestras 4 o 5 canciones favoritas de la discografía de No-Man que, además, funciona de maravilla en formatos muy diferentes como atestiguan las distintas versiones en directo que podemos oír en los conciertos de la banda. Como todos los temas anteriores, es un tiempo lento y melancólico, perfectamente adornado con efectos electrónicos, una delicada guitarra y una atmósfera evocadora. Rozando la perfección. Curiosamente, esta canción, al igual que la siguiente, fueron compuestas y grabadas por la Wilson y Bowness directamente en el estudio de grabación sin partir de ninguna idea previa.




“Outside the Machine” - Volvemos al espíritu “jazzy” con la batería juguetona de Jansen ribeteada de las notas precisas de piano. Poco después escuchamos a Tim levantar la voz, algo poco frecuente en él, para subrayar un estribillo encantador. Creemos que es difícil escuchar a alguien cantando “no te necesito” de una forma más elegante.


“Returning Jesus” - El comienzo es arrebatador. Una percusión que bien podría salir de las cacerolas de la casa de cualquiera de los músicos se combina con un primitivo sonido electrónico no muy diferente al del Casiotone más básico. Pues con ese ritmo en bucle tenemos ya la base de otra gran canción que comienza con Tim cantando varias veces el título del tema que vendrá después, en un curioso juego que puede llevar a la confusión ya que este será una pieza instrumental. En la parte central de la canción aparece el autoarpa tocado por Wilson, quien se enamoraría de ese sonido durante mucho tiempo.




“Slow It All Down” - Curiosamente, y pese a que, como decíamos antes, el título de este tema era parte de la letra del anterior, no se trata de una coda de aquel ni mucho menos sino de una composición independiente y de gran interés en la que se combinan ritmos electrónicos, el saxo de Theo Travis y las guitarras para formar una pieza instrumental de gran entidad, quizá más cercana a otros proyectos de Wilson como sería Bass Communion.


“Lighthouse” - Otra de las canciones clásicas de la banda con un Bowness que recita más que canta durante la mayor parte de la misma con la única excepción del estribillo. Pese a un comienzo muy relajado, la evolución de la canción, especialmente a partir de la entrada del órgano, es quizá la más cercana de todo el disco a un concepto cercano al rock progresivo. La parte central en la que volvemos a escuchar una batería muy jazzística mezclada con juegos minimalistas de teclado en el más puro estilo de Steve Reich, es una verdadera maravilla que justificaría por sí sola todo el disco. Tras un corte abrupto, se cierra la pieza con un segmento lleno de aroma “floydiano” tanto en la parte del órgano como en la de la guitarra. El punto de partida fue otra canción descartada, en esta ocasión de 1994.




“All That You Are” - Con un esquema cercano a “No Defence”, en el sentido de que parte de una base trillada para evolucionar después en algo muy distinto, “All That You Are” es un cierre perfecto para el disco. Con un punto de épica inesperado pero que le sienta de maravilla es una despedida inmejorable que nos deja con una sonrisa en la boca.



Lo cierto es que Tim Bownes confirmó los rumores de los que habíamos hablado al principio. Los trabajos anteriores de No-Man no habían obtenido el éxito y las buenas críticas de sus precedentes pese a que los dos artistas consideraban que eran tan buenos como aquellos o mejores. Con ese panorama, trabajaron en “Returning Jesus” con la perspectiva de que si aquel iba a ser su último disco juntos, querían hacer algo de lo que sentirse orgullosos y lo consiguieron hasta tal punto que Bowness comenta divertido en las notas de la reedición de 2002 del trabajo que una de las pocas críticas negativas que llegó a leer decía: “no me gusta nada de lo que se oye en el disco y, lo que es peor, es que estoy convencido de que los autores están encantados con el resultado”. A eso, Tim solo pudo añadir: “Tiene toda la razón”.


No-Man han seguido grabando discos hasta hoy en día y lo cierto es que es el único de todos los proyectos colaborativos de Steven Wilson que parece seguir en pie y a pleno rendimiento, toda vez que su participación en Blackfield es cada vez más marginal pudiendo considerarse ya el proyecto de Aviv Geffen más que la colaboración que fue en su día. “Returning Jesus” fue un punto de inflexión para No-Man que merece la pena recordar y cuya escucha nunca decepciona.


domingo, 10 de julio de 2011

No-Man - Flowermouth (1994)



La grabación de "Flowermouth" fue una experiencia con tintes de catarsis para el dúo que formaban Bowness y Wilson. La crítica era favorable a la banda pero no entusiasta, varios singles anteriores habían llegado al top 20 de las listas pero esto no se reflejaba suficientemente en las ventas de los LP's y las asperezas entre los miembros del grupo y el violinista Ben Coleman llevaron a la ruptura entre este y la banda, lo que provocó, además, que No-Man abandonase las giras y los conciertos y se quedaran sólo como grupo de estudio, situación que se prolongó durante más de 10 años. Las aportaciones de Coleman a la grabación, sin embargo, permanecieron en la versión final del disco. Además, de todo esto, la discográfica presionaba para que utilizaran a un productor "con nombre" para el disco que se grabaría en un gran estudio londinense, a lo que se negaron. En palabras de Tim Bowness: "queríamos cometer nuestros propios errores".

Bowness y Wilson pidieron un adelanto a la discográfica e invirtieron el dinero en hacer mejoras en el estudio privado del segundo. El resto fue para contratar a los músicos que consideraron más adecuados para el trabajo. El elenco no podía ser más atractivo. Por un lado, se pudo contar con Steve Jansen y Richard Barbieri, ex-Japan y viejos colaboradores de la banda a los que se añadieron el bajista Silas Maitland y el batería Chris Maitland, habituales en los directos del grupo.

Como estrellas invitadas, las sesiones de grabación contaron con colaboraciones realmente destacadas, especialmente la del guitarrista Robert Fripp. Al parecer, Bowness y Wilson habían leído un comentario del guitarrista a raíz de la publicación del primer disco de No-Man, en el que Fripp afirmaba que era un gran disco pero que habría sido aún mejor si él hubiera participado en el mismo. "Nos parecía que tenía razón" afirma Bowness. "Escuchando sus trabajos con Brian Eno, David Bowie o David Sylvian creímos que tenía mucho que aportarnos". Durante las horas invertidas en el estudio, Fripp y el dúo llevaron a cabo una versión propia de las estrategias oblicuas diseñadas por Brian Eno años atrás sustituyendo las cartas de este por fotos clásicas de momentos históricos en la historia del rock. Fue a sugerencia de Fripp, que una canción magnífica como "Simple" fuera finalmente incluída en el disco ya que Wilson y Bowness no contaban con ella. De la mano de Robert Fripp, participó en el disco el saxofonista Mel Collins, antiguo integrante de King Crimson. Cierra la nomina de músicos el trompetista Ian Carr. La vocalista Lisa Gerrard aparece acreditada aunque no participa en la grabación. Sólo se utiliza un sample procedente de sus trabajos con Dead Can Dance.

Con todo, "Flowermouth" es un elegante ejercicio de art-pop (como lo suelen calificar los críticos británicos) con tintes minimalistas (el comienzo de "Angel Gets Caught in a Beauty Trap" lo firmaría Steve Reich y los teclados de "Simple" recuerdan a Philip Glass, por poner dos ejemplos). Otras influencias como la de Miles Davis, algunos detalles clásicos y sonidos de la escena electrónica de los 90, también están presentes en el disco.

Como siempre, os dejamos un par de enlaces para adquirir el trabajo:

play.com

tipo.es

Podeis disfrutar del videoclip de "Simple" a continuación: