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lunes, 12 de diciembre de 2022

Brad Mehldau - Jacob's Ladder (2022)




No queremos terminar el año sin reseñar uno de los discos más interesantes que han aparecido en este 2022. Su autor es un viejo conocido ya en el blog y en esta ocasión hemos querido traerlo en una de sus facetas que más nos gusta: la del artista que bucea en composiciones ajenas y las hace suyas integrandolas en temas propios en un proceso tan meritorio como desafiante para el oyente. Por edad, podríamos pensar que Brad Mehldau llegó un poco tarde al desarrollo del rock progresivo como género e incluso también a sus años de mayor esplendor (recordemos que el pianista nació en 1970). Sin embargo, él mismo afirma que lo descubrió antes que el jazz y que, incluso, llegó a éste por influencia de los viejos dinosaurios del progresivo y su búsqueda constante de nuevos límites. Hemos escuchado en trabajos anteriores alguna versión de Pink Floyd, por poner un ejemplo pero nunca un acercamiento al rock progresivo como el que se produce en “Jacob's Ladder”. Al margen de este enfoque estilístico, Mehldau repite de alguna forma temática bíblica tras su “Finding Gabriel” de unos años atrás. Aquí se centra en la visión que tuvo Jacob en un sueño de una escalera por la que los ángeles ascendían y descendían del cielo y la desarrolla en una curiosa obra conceptual que incorpora adaptaciones de cuatro bandas clásicas (unas más que otras) del progresivo.


Para la grabación, Mehldau reúne un amplio grupo de músicos aunque los que tienen una mayor presencia son el batería Mark Guiliana y la cantante Becca Stevens, quedando el resto para participaciones puntuales en alguna de las piezas. La nómina la completan Luca Van Den Bossche, Tobías Bader, Safia McKinney-Askeur, Damien Mehldau, Fleurine Verloop y Cecile McLorint Salvent (voces), John Davis (programaciones), Joel Frahm (saxos), Lavinia Meijer (arpa), Motomi Igrashi-de Jong (lira da gamba), Chris Thile (mandolina y voz), Pedro Martins (guitarra y voz), Timothy Hill (bajo), Joris Roelofs (clarinete) y Paul Pouwer (bombo)


“Maybe As His Skies Are Wide” - El disco se abre con un tema que alude en su título a un verso de “Tom Sawyer” de la banda canadiense Rush. Mehldau parte de elementos de esa canción para desarrollar una pieza algo diferente en la que destaca la particular forma de entender la batería de Marc Guiliana así como la infantil voz de Luca Van Den Bossche.


“Herr Und Knecht” - El segundo corte es un verdadero homenaje al rock progresivo con Mehldau tocando todo tipo de sintetizadores mientras Tobias Bader lee fragmentos de la “Fenomenología del Espíritu” de Hegel, todo ello aderezado con un enfermizo solo de saxo a cargo de Joel Frahm. Una pieza que combina rock progresivo, free jazz y hasta ramalazos de hard rock y que encuentra sus antecedentes más cercanos en el magnífico “Taming the Dragon” de Mehldau y Guiliana de años atrás.


“(Entr'acte) Glam Perfume” - De repente nos encontramos una exquisita pieza de piano de aire impresionista a cargo de Mehldau. Una joya que según avanza incorpora algún toque de sintetizador, voces (maravillosa Becca Stevens) y un giro hacia una suerte de jazz afrancesado al que se incorporan en el tramo final el arpa de Lavinia Meijer y unos nostálgicos chasquidos emulando un viejo gramófono.




“Cogs in Cogs” - Entramos en la primera suite del disco, basada en la canción “Cogs in Cogs” de Gentle Giant. El primer movimiento, “Dance”, es una creación de Mehldau que toma algún elemento de la pieza original y nos ofrece una clase magistral de cómo se tocan todo tipo de teclados clásicos, desde el Fender Rhodes hasta el órgano Hammond pasando por el piano y varios sintetizadores analógicos. El segundo movimiento, “Song”, es una versión más o menos fiel de la canción original con Becca Stevens como cantante. Cierra la suite “Double Fugue” que es justamente eso: una fuga creada por Mehldau a partir de una de las melodías de la pieza de la banda británica. La interpretación, ejecutada en un Moog modular acompañado de un Oberheim OB-6 recuerda, por fuerza, a las grabaciones de Wendy Carlos de la obra de Bach aunque aquí Mehldau está mucho más contenido.




“Tom Sawyer” - Sin solución de continuidad enlazamos con la versión del pianista del clásico de Rush apuntado en la obertura del disco. La voz principal la lleva ahora Chris Thile con Luca Van Den Bossche cantando el verso de la misma. De todo el tema nos quedamos con el magnífico desarrollo instrumental de la parte central que es una verdadera locura. 




“Vou Correndo te Encontrar / Racecar” - La siguiente pieza es una extraña fusión entre dos composiciones diferentes que se integran de una forma que no parecía posible a priori. El intérprete es el cantante y guitarrista brasileño Pedro Martins que nos lleva por esos caminos que tanto hemos transitado de la mano de Pat Metheny e incorpora a ellos una canción de la banda norteamericana de metal progresivo, Periphery. Una mezcla que pasa inadvertida y en la que un oyente no avisado, probablemente no encontrará la diferencia entre las dos composiciones.


“Jacob's Ladder” - La segunda “suite” del CD está basada en la canción homónima de Rush. La introducción, “Liturgy”, es muy breve y apenas consta de una serie de lecturas de un fragmento del Génesis. Enseguida entramos en “Song”, la muy particular versión de Mehldau y compañía del tema de los canadienses en la que el pianista convierte un tema eminentemente épico en una rara pieza electrónica cuajada de toques de jazz al piano. Un muy raro enfoque que, extrañamente, funciona. El cierre, “Ladder”, es una pieza propia de Mehldau que empieza en un tono muy minimalista (en cualquier momento alguien podría empezar a cantar “Koyaanisqatsi”, si se nos permite la broma) y continúa en ese aire misterioso mezclando pasajes bíblicos con improvisaciones de saxo.


“Heaven” - La última gran suite del disco consta de cuatro partes enlazadas. La primera, “All Once” con una gran intervención en plan diva del jazz de Cecile McLorin Salvant. La segunda y la tercera, “Life Seeker” y “Würm” son sendas versiones de dos partes de “Starship Trooper”, de Yes. En la primera, Mehldau opta por un toque electrónico/espacial similar al empleado en la anterior versión de “Tom Sawyer” con un muy acertado arreglo de arpa que acompaña a la perfección a la pieza. En la segunda versión, fiel en lo que se refiere a la parte de guitarra, el músico no tarda en llevar la pieza a un terreno de fusión cercano a sus experimentos con Guiliana. La última parte, “Epilogue: It Was a Dream But I Carry It Still” es un tranquilo tema de piano que va evolucionando a partir de los últimos compases de la pieza de Yes en un lento discurrir acompañado de la batería.




Poco podemos decir del Brad Mehldau pianista de jazz. Es uno de los más grandes y así se le viene reconociendo desde hace muchos años. Por eso mismo queremos destacar esta otra faceta: la del artista que homenajea a aquellos que le han hecho llegar a donde está, y no hablamos necesariamente de músicos de su mismo estilo sino de campos diferentes. En ese terreno, Mehldau es ejemplar y nos ha regalado ya un puñado de discos en los que se mete en estilos ajenos, en principio. Desde el homenaje a los minimalistas que fue “Modern Music” hasta este reconocimiento a los grandes del rock progresivo pasando por sus juegos con el barroco en “After Bach”, el pianista no ha tenido reparos a la hora de salirse de lo que se espera de él y eso es un valor muy importante en un artista. En cualquier caso, los seguidores de su faceta clásica jazzística no tienen por qué preocuparse porque sigue publicando discos en esa línea (alguno recién salido del horno). De momento, os recomendamos este divertimento en forma de tributo al rock progresivo que nos parece uno de los mejores discos aparecidos en este 2022, como decíamos al comienzo.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Brad Mehldau - Finding Gabriel (2019)



Deberíamos estar ya acostumbrados a la frecuencia cada vez menor con la que Brad Mehldau nos sorprende con un disco nuevo. El ritmo que lleva en los últimos años es tal que sus lanzamientos se mezclan de forma que comienza a grabar un disco pero durante la grabación compone graba y publica otro diferente apareciendo el inicial algunos meses después del otro. Exactamente eso ocurrió con el disco que comentamos hoy, que comenzó a grabarse en 2017, casi simultáneamente a “After Bach” (ya reseñado aquí) y que se terminó ya en 2018. En el ínterin, Mehdau grabó y publicó otro trabajo en formato de trío titulado “Seymour Reads the Constitution” y la verdad es que el disco que hoy nos ocupa bien podría haberse titulado “Brad Reads the Bible” puesto que de ahí llegó su inspiración: de la lectura que el músico hizo del Antiguo Testamento en esas fechas y de las reflexiones que ello le suscitó en relación con el mundo de nuestros días en la época de las “fake news” y en la que nadie escucha a nadie. Mehldau relaciona esto con la figura del Arcangel San Gabriel que anunciaba la verdad sin que nadie lo escuchara realmente.

El trabajo es de lo más ecléctico y en cierto modo podría considerarse una segunda parte de “Taming the Dragon”, el disco publicado hace unos pocos años en compañía de Mark Guiliana. La mezcla de estilos e instrumentaciones así como la aparición de músicos invitados en varios cortes junto con otros en los que el propio Mehldau toca todos los instrumentos hacen de este “Finding Gabriel” un disco fascinante que seguramente estará entre los más destacados de este año en muchas de las listas que suelen aparecer allá por diciembre. La extensa nómina de músicos incluye a Becca Stevens (voz), Gabriel Kahane (voz), Kurt Elling (voz), “Snorts” Malibu (voz), Aaron Nevezie (samplers), Ambrose Akinmusire (trompeta), Michael Thomas (flauta, saxo alto), Charles Pillow (saxos soprano y alto y clarinete bajo), Joel Frahm (saxo tenor), Chris Cheek (saxos tenor y barítono), Mark Guiliana (batería acústica y electrónica), Sara Caswell (violín), Lois Martin (viola), Noah Hoffeld (violonchelo). Mehldau toca sintetizadores, pianos, Therevox, Mellotron, órgano Hammond, Musser Ampli-Celeste (antíguo órgano eléctrico que imita el sonido de la celesta), Gamelan Strips, Fender Rhodes, xilófono, batería, percusiones y canta en algunos cortes.



“The Garden” - El disco comienza con una mezcla de piano y sintetizador con la pronta adición de la batería de Guiliana. Es una melodía muy típica de Mehldau que evoluciona poco a poco sustentándose en el uso de voces en el más puro estilo de Pat Metheny, algo que será habitual en todo el disco. Es entonces cuando el tema rompe, en medio de un clímax vocal y un maravilloso despliegue rítmico, con la violenta entrada de la trompeta. El resto de los metales toman el mando de la mano de una maravillosa linea electrónica de bajo a cargo del propio Mehldau y de súbito, la pieza se desvanece para resurgir con una peculiar coda de voces y vientos, realmente bella.




“Born to Trouble” - “Porque la aflicción no sale del polvo, ni la molestia brota de la tierra. Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, así el hombre nace para la aflicción.” Job 5. 6-7. Varias de las piezas tienen asociado un texto del Antiguo Testamento en las anotaciones del libreto, que incorporaremos al comienzo de cada comentario. Ésta es la primera del trabajo interpretada en su totalidad por Mehldau, primero al piano y luego a los sintetizadores y la batería. El sonido es nostálgico como lo es toda la pieza sobre la que flota una cierta “saudade”, acentuada por el uso de las voces tan característico, como decíamos antes, de la etapa “brasileña” de Metheny.

“Striving After Wind” - “Miré todas las obras que se hacen debajo del sol; y he aquí, todo ello es vanidad y aflicción de espíritu.” Eclesiastés 1.14. Un comienzo electrónico que podría firmar el mismísimo Steve Reich da paso a un tema de sintetizador al que se une la batería electrónica de Mark Guiliana en una pieza que continúa con el espíritu de “Taming the Dragon”, el disco firmado a dúo por pianista y batería hace unos pocos años. De lo más interesante del disco.

“O Ephraim” - “El Señor dice: «Efraín y Judá, ¿qué haré con ustedes? Pues su amor hacia mí es tan inconstante, se desvanece tan pronto, como lo hacen las nubes de la mañana y como desaparece como el rocío.” Oseas 6.4. Lo más sorprendente de las piezas en solitario de Mehldau es su absoluta solvencia, no sólo con el piano o los sintetizadores, cosas que ya sabíamos o, al menos, podríamos suponer, sino también con la batería y las percusiones con las que, sin llegar al nivel de un Guiliana, se muestra más que correcto. De este corte nos encanta tanto el uso de la electrónica y las voces como el mágico sonido del Fender Rhodes, teclado clásico donde los haya que aquí suena verdaderamente luminoso.




“St.Mark is Howling in the City of Night” - Una de las joyas del disco es esta combinación de electrónica y cuerdas que resulta apabullante desde su comienzo. Una maravilla de aire retro que el uso de la batería convierte en moderna. El tratamiento del trío de cuerda es magistral durante toda la pieza reservandoles incluso una coda que es el cierre perfecto para una gran pieza.

“The Prophet is a Fool” - “El profeta es un necio. El hombre inspirado es un loco. Pero lo decís porque estáis llenos de maldad, porque vuestro odio es grande.” Oseas 9.7. Nueva composición que sigue la linea de “Taming the Dragon” y que justifica que haya quienes vean (veamos) en el disco una especie de secuela de aquel, del que recupera el uso de “samples” vocales a lo largo de toda la pieza. A destacar aquí el cuarteto de saxofones que le confiere a toda la pieza una personalidad marcadísima.




“Make It All Go Away” - Angelical. No se nos ocurre otra palabra para describir el comienzo de esta pieza en la que las voces y los sintetizadores nos dibujan una melodía que no deja de recordarnos los primeros discos de la banda francesa AIR. Es una composición con un delicioso aire “naïf” en la que podemos disfrutar de una de las dos intervenciones del cantante Kurt Elling del disco.

“Deep Water” - “Salvame, oh Dios, porque las aguas han entrado hasta el alma. Estoy hundido en cieno profundo, donde no puedo hacer pie; He venido a un abismo de aguas, y la corriente me ha anegado.” Salmos 69.1-3. Mehldau nos propone ahora un lento viaje atmosférico lleno de clase y saber hacer. El piano y una cadenciosa batería nos acompañan en un recorrido en el que son las cuerdas las que llevan todo el peso. Es un tema que podría parecer intrascendente pero que va ganando en profundidad según avanza cerrándose con un precioso solo de violín que vale su peso en oro.

“Proverb of Ashes” - “Vuestras máximas son refranes de ceniza, Y vuestros baluartes son baluartes de lodo.” Job 13.12. Probablemente sea nuestra pieza favorita del disco. Una combinación de música electrónica con aires setenteros y una batería audaz en la que se cuela el mencionado Kurt Elling haciendo “scat”, una de sus especialidades. Una maravilla que podríamos escuchar en bucle durante horas.

“Finding Gabriel” - “Al principio de tus ruegos fue dada la orden, y yo he venido para enseñártela, porque tú eres muy amado. Entiende, pues, la orden, y entiende la visión.” Daniel 9.23. Mehldau pone el punto final al disco con un tema interpretado en solitario y repleto de sonidos “vintage” como los del órgano Hammond, el Yamaha C-60 o el Mellotron. Unos cuantos “samples” vocales más leyendo la cita de Daniel completan una pieza tremenda.


Es muy difícil aventurar hacia dónde puede orientarse la carrera de Mehldau que ahora mismo progresa en varias direcciones diferentes entre las que podemos encontrar discos de jazz más o menos clásico, tanto de piano en solitario, como bajo el formato de trío, discos colaborativos en los que hallamos desde el jazz hasta la música clásica contemporánea o trabajos como éste, mucho más eclécticos y con un sonido muy electrónico que, personalmente, nos parecen fascinantes. Lo cierto es que todos estos caminos que está recorriendo nos resultan muy interesantes pero tenemos la impresión de que la “vía electrónica” es la que tiene más espacio por explorar y ahora mismo es la que más nos interesa, sin dejar de lado el resto de la producción del pianista sobre la que tendremos siempre puesto un ojo.

Nos despedimos con una versión para piano solo del corte que cierra el disco que nos ofrecen desde el canal de youtube del sello de Mehldau: Nonesuch.