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miércoles, 23 de octubre de 2013

No-Man - Together We're Stranger (2003)



Nadie hace música como la de No-Man. Desde el momento en que hacemos una afirmación como esa sabemos que es errada, casi por definición pero lo cierto es que no conocemos muchas bandas dentro del pop con un estilo tan particular, preciosista e íntimo como el del dúo formado por Tim Bowness y Steven Wilson. Con una discografía ciertamente escasa para lo largo de su trayectoria ya, han tocado un buen número de géneros, especialmente en sus primeros discos, hasta asentarse más recientemente en una música pop deliciosa, intensa y apasionada llena de clase en la que la forma de cantar de Bowness, entregado hasta el extremo, es fascinante. Ya han aparecido por el blog en unas cuantas ocasiones por lo que no necesitan mayor presentación.

El disco que traemos aquí hoy fue el debut del dúo con el sello Snapper que ya publicaba los trabajos de Porcupine Tree en aquel entonces. Supuso, además, una radicalización de una faceta que era el gran hallazgo de No-Man y que hacía que los críticos no encontraran una denominación adecuada para la música del grupo: un sonido cercano al ambient con unos textos llenos de melancolía y una música tierna y evocadora sin ningún complejo ni miedo a parecer por ello sentimentales. Atrás quedaban ya los escarceos con el rock progresivo de “Flowermouth” o los experimentos electrónicos de “Wild Opera”. Bastaba echar un rápido vistazo a la lista de músicos que participan en el disco para darse cuenta de la orientación del trabajo: Tim Bowness (voz), Steven Wilson (voces, guitarras, teclados y un poco de todo lo demás), Michael Bearpark (guitarra en el tema inicial), Stephen Bennett (órgano, platillos y ruidos varios), Ben Castle (clarinetes y flauta), Peter Chilvers (bajos), Roger Eno (armonio) y David Picking (trompeta, percusión y sonidos electrónicos en general).

Portada original del disco, con similar tema y distintos colores de la más reciente edición.

“Together We’re Stranger” – El disco aparece dividido en una suite inicial de cuatro temas encabezados por el que da título al trabajo. Comienza con una serie de ruidos que desemboca enseguida en un segmento ambiental muy agradable a base de sintetizadores que poco a poco deja paso al sonido del órgano y a unas guitarras atmosféricas. Es entonces cuando Bowness declama un breve texto. Suenan acordes de guitarra como sacados de una escena de David Lynch acompañando a otros sonidos más ácidos procedentes también de ese instrumento pero en un estilo claramente deudor del de Robert Fripp quien, no en vano, colaboró en trabajos anteriores del dúo. Con sonidos burbujeantes y un distorsionado clarinete se va despidiendo un excelente tema que enlaza sin solución de continuidad con el siguiente.

“All the Blue Changes” – La respiración del intérprete, probablemente a través del clarinete, se combina con el piano y una percusión muy básica para formar con el añadido del bajo el armazón sobre el que se construye la siguiente canción. Aparece la guitarra imbuida del espíritu rítmico de los U2 de “The Joshua Tree” anunciando una ruptura que nunca llega a producirse. En lugar de eso, se siguen sumando instrumentos, coros de mellotrón, etc. para terminar conformando un crescendo continuo de una intensidad que crece progresivamente.

“The City in a Hundred Ways” – Llegamos así a un interludio instrumental protagonizado por los clarinetes de Ben Castle que interpretan una melodía sutil, de estilo minimalista que nos recuerda en cierto modo a la obra maestra de Gavin Bryars: “The Sinking of the Titanic”.

“Things I Want to Tell You” – Cerrando la suite, tenemos el último corte en el que son las guitarras (y, probablemente el “autoharp”, instrumento muy del gusto de Wilson) las que se combinan de manera reposada y sutil sobre un fondo electrónico. Tim Bowness tiene así el entorno perfecto para entonar, más que cantar, sus particulares textos. Llegados a este punto, podemos ver la suite central del disco como una extensión de los discos de Bass Communion (proyecto ambient de Wilson) pero con la voy y las letras de Bowness, que lo convierten en algo muy especial.



“Photographs in Black and White” – La segunda parte del disco se acerca algo más a un pop convencional, siempre que tengamos claro que estamos hablando de dos artistas que pueden ser cualquier cosa menos convencionales. Lo cierto es que suena una guitarra acústica como la que podría tocar cualquier cantautor y la melodía que canta Bowness se ajusta por una vez a los tópicos estrofa-puente-estribillo e incluso cuenta con su solo instrumental por parte de Ben Castle. Es en este tema en el único que interviene Roger Eno al armonio (lo hace en otro corte más si compramos la versión más reciente que incluye temas extras en un DVD audio adicional). Tras la parte más o menos “normal” del tema, entramos en una espectacular coda final muy oscura y absolutamente maravillosa, hasta el punto de convertirse en uno de los momentos culminantes del disco.

“Back When You Were Beautiful” – De vez en cuando, No-Man nos sorprenden con baladas de una factura impecable como es ésta en la que Wilson hace algunos coros. La canción experimenta una evolución constante desde los primeros instantes en los que los teclados arropan (casi acunan) a la voz de Bowness hasta la segunda parte en la que se queda solo con la guitarra y un tramo final con coros angelicales y lo que parece un banjo dando la réplica al cantante.



“The Break-Up for Real” – Cerrando el disco tenemos la canción con mayor presencia del sello de Steven Wilson que toma muchos elementos de Porcupine Tree o Blackfield pero que se entiende mejor como un anticipo de los trabajos publicados más recientemente por el artista en solitario.

Cuando críticos de todo pelaje y filiación no se ponen de acuerdo a la hora de clasificar la música de una banda es que algo de especial hay en ella. En el caso de No-Man su música se ha etiquetado como proto-trip-hop, ambient, electro-pop, art-rock, dream pop, trip hop, synth-pop, post-rock, minimalism trance... lo que da una idea de lo inclasificable, en realidad, de su propuesta. El disco está disponible para su adquisición en los siguientes enlaces:

amazon.es

fnac.es

Nos despedimos con una versión en directo de "All the Blue Changes":


 

domingo, 9 de diciembre de 2012

No-Man: Love and Endings (2012)


Existe una opinión que se va generalizando según la cual, el reconocimiento que empiezan a alcanzar los discos de Steven Wilson en solitario (especialmente el reciente “Grace for Drowning”) le está llevando a cancelar poco a poco el resto de proyectos que mantenía activos. Hay declaraciones recientes del músico hablando de Porcupine Tree en pasado a las que se unen sus comentarios tras el anuncio del nuevo disco de Blackfield para comienzos de 2013 en los que asegura que su implicación en el proyecto es aún menor que en “Welcome to my DNA” (trabajo éste en el que casi toda la labor creativa ya corrió por cuenta de Aviv Geffen) lo que apoyaría la opinión citada al comienzo. Desconocemos aún las intenciones de Wilson hacia No-Man, su colaboración con Tim Bowness a pesar de que los rumores apuntaban a su disolución tras la aparición del disco del que hoy vamos a hablar: un documento en directo con el título de “Love and Endings” que tenía todas las trazas de una despedida pero que quizá no lo sea. Leemos en una entrevista reciente: “No tengo planes al respecto de No-Man como tampoco los tengo con Porcupine Tree, aunque esto no significa nada. Creo que la gente le da mucha importancia a declaraciones como esta. No hay planes. Es todo lo que puedo decir hoy pero estoy seguro de que volveremos a trabajar juntos. No es lo mismo que con Blackfield, ya que No-Man y Porcupine Tree son proyectos a los que estoy seguro de volver en el futuro. Aviv Geffen tiene planes para Blackfield que me obligarían a dedicarle todo mi tiempo, tanto en el estudio como en directo y eso sería incompatible con mi propia carrera y con Porcupine Tree, de modo que mi implicación con el proyecto será casi testimonial: algunas guitarras y arreglos, cantar en una o dos canciones y trabajo de mezcla en el estudio. Poco más. De todos modos, creo que lo que le gusta a la gente de Blackfield, sean conscientes de ello o no, es el sonido de las canciones de Aviv y su forma de enfocarlas y eso es algo de lo que se darán cuenta con el nuevo disco en el que mi participación será anecdótica.”

Volviendo a No-Man tras la declaración de intenciones de Wilson con respecto al futuro, nos llama la atención, de entrada, que aparezca un disco en directo cuando, precisamente lo último que se publicó bajo el nombre de No-Man fue “Mixtaped”, otra grabación en vivo. El proceso fue bastante curioso y todo surgió de la forma más natural posible. Se celebraba
 el décimo aniversario de “Burning Shed”, sello discográfico dirigido por Tim Bowness. El espíritu de la marca es que los beneficios de los discos vayan a los artistas, eliminando intermediarios en la medida de lo posible y son los encargados de llevar las tiendas oficiales de Porcupine Tree o  No-Man entre otros. Como parte de las celebraciones, varios de los artistas del sello iban a participar en un concierto a modo de fin de fiesta. La intención de Wilson y Bowness era la de cantar un par de temas pero terminaron por ser unos cuantos mas por lo que decidieron grabar el resultado. Al escuchar las cintas llegaron a la conclusión de que esa música debía ser publicada. Por otra parte, durante el concierto recogido en “Mixtaped”, Bowness no se encontraba en buenas condiciones a causa de un resfriado y, aunque la edición posterior en el estudio pudo paliar buena parte de los problemas, tanto el vocalista como Steven Wilson sentían que el disco pudo ser mucho mejor. No es la primera vez que No-Man aparecen por aquí pero queríamos dedicarle una reseña algo más extensa a este trabajo para compensar la brevedad de las anteriores que escribimos sobre el dúo.

Intervienen en el concierto los miembros de No-Man, es decir: Tim Bowness (voz) y Steven Wilson (guitarra) acompañados de una banda montada para la ocasión y compuesta por Michael Bearpark (guitarra), Steve Bingham (violín), Stephen Bennett (teclados), Pete Morgan (bajo) y Andrew Booker (batería y voces). Esta formación es realmente interesante puesto que difiere notablemente de las utilizadas en los discos originales de los que proviene cada canción, lo que nos sitúa ante versiones completamente nuevas en la mayoría de los casos.



“My Revenge on Seattle” – Abre el recital uno de los cortes que integraban el disco “Wild Opera”, uno de los más electrónicos, si no el que más, del repertorio de No-Man, lo que suponía un reto a la hora de afrontarlo con una formación de corte rockero como era la reunida para el concierto. El resultado es una versión magnífica que respeta la atmósfera original pero con un tratamiento completamente distinto creando ambientes a base de teclados muy sobrios y guitarras etéreas. La segunda parte de la canción se transforma en un tema rock con muchas similitudes con los U2 del “The Joshua Tree” sin ir más lejos pero con la magnífica voz de Bowness imprimiendo su personal sello a la canción. La letra comienza con una especie de confesión a cargo de sus autores muy reveladora: “Puede que la vida sea algo más que escribir canciones. Y puede que no.”

“Time Travel in Texas” – Segundo tema pertenciente a “Wild Opera” y segunda transformación, en este caso de uno tema electrónico en una onda trip-hop a otro de rock progresivo con toques de metal. Tenemos que destacar el trabajo del bajista que consigue crear un ritmo constante sobre el que se construye toda la canción en combinación con una batería magnífica. Al margen de eso, la canción está trufada de efectos de guitarra, al igual que el original. Es difícil encontrar una versión tan diferente de una canción y que conserve todas las virtudes de la inicial y eso es lo que hace grandes a No-Man.

“All the Blue Changes” – Aparecida en el EP “Together We’re Stranger”, se trata de un tiempo medio casi instrumental en su concepción ya que la letra apenas es recitada como complemento a la música. Las guitarras tienen un protagonismo absoluto, primero como elementos ambientales con un sonido limpio y luminoso pero que va transformándose poco a poco en una nube de ruido cada vez más saturada en un crescendo que concluye con la estrofa final.

“Pretty Genius” – El tercer tema del recital perteneciente en origen a “Wild Opera” toma un corte construido en su concepción original a base de samples y sonidos electrónicos y lo convierte en una canción cercana a una especie de jazz-rock oscuro, casi extraterrestre con guitarras psicodélicas y un ritmo que nos recuerda a los Pink Floyd de los primeros setenta.

“Lighthouse” – Llegamos a uno de los puntos fuertes del programa con esta balada aparecida en el disco “Returning Jesus”. Aquí la escuchamos en una versión muy sobria a base de guitarras muy suaves y fondos de órgano Hammond en determinados momentos aunque salpicada con ramalazos ácidos de guitarra, probablemente a cargo del propio Steven Wilson que refuerzan la atmósfera psicodélica a la que aludíamos antes. Llegando a la mitad del tema entramos en un interludio de órgano que anticipa un precioso fragmento guitarrero en el inconfundible estilo de Robert Fripp que es pronto doblado por el violín eléctrico. Cualquier oyente desprevenido podría creer que se encuentra en medio de un concierto de los King Crimson de la época de “Discipline” si se incorporase a la audición en este instante. Podeis escuchar el tema a continuación como aparece en la propia web oficial del disco:




“Beaten by Love” – En este momento, Bowness incorpora al concierto un tema inédito que escribió en 1987, en los que debían ser los primeros momentos de No-Man, previos a cualquier aventura discográfica (quizá incluso previos a la reunión entre Tim y Steven). La canción, que habla de un amor absolutamente destructivo, destila amargura por todos los poros. Es raro que hasta ahora no se hayan decidido a grabar el tema porque encaja a la perfección con el estilo de la banda.

“Wherever There is Light” – Llegamos así al primero de los cortes procedentes de “Schoolyard Ghosts” y nuestra canción favorita de todo el concierto. Una vez más, la diferencia con la versión original es notable, especialmente si tenemos en cuenta que en aquella grabación intervenían guitarra, mellotrón, órgano y flauta mientras que en el concierto apenas acompañan a la voz de Bowness una guitarra casi metronómica y el sublime violín eléctrico de Steve Bingham. Los teclados apenas de hacen notar como un acompañamiento lejano, al igual que la batería. No podemos dejar de mencionar el precioso solo de violín que se escucha en los instantes finales de una pieza sublime. Una balada intemporal de una belleza casi dolorosa.

“Mixtaped” – Procedente como la anterior del LP “Schoolyard Ghosts”, estamos ante una canción con dos partes muy distintas: una inicial lenta y pausada que transcurre sin sobresaltos y una segunda que, de nuevo, entra en territorios psicodélicos con Pink Floyd como principal referente. No podemos evitar el remarcar de nuevo la enorme diferencia con el original (que, para los que lo desconozcáis, tenía una importante parte a cargo de la flauta y el clarinete, ausentes aquí).

“Things Change” – El punto final al concierto lo puso una canción extraída del disco “Flowermouth” que sirvió como único “bis” de la actuación. La elección no podía ser mejor ya que estamos ante una balada que reune todas las caraterísticas de la música de No-Man: una melancolía infinita, una tristeza tranquila, una sensación de desolación inevitable que es común a gran parte de los textos de la banda y una interpretación sobria, suficiente y apacible pero que no duda a la hora de golpear al oyente con un giro hacia sonidos más duros, exactamente igual que sucede en el climax final de la canción con el amargo lamento de las guitarras eléctricas gritando con desesperación.

Suele decirse que la música en directo no tiene comparación con la grabada en estudio porque supone una experiencia única, un momento mágico que sucede en un momento determinado y que no se puede repetir. Esto es cierto pero sólo en parte, como bien sabréis todos aquellos que hayáis podido asistir, por ejemplo, a varios conciertos de la misma gira de un músico determinado. Con contadas excepciones, cada concierto viene a ser una reedición del anterior, repitiéndose el repertorio, los bises e incluso los comentarios del artista entre tema y tema. Analizándolo en ese contexto, la grabación de hoy sí que recoge uno de esos momentos irrepetibles: un concierto único, ajeno al margo de una gira, y con un repertorio escogido especialmente para la actuación. Creemos también que los músicos se encontraban tan cómodos y contentos con lo que estaban haciendo que el resultado fue magnífico, regalándonos versiones absolutamente sublimes en muchos casos y más cercanas a lo que podría ser el estilo de Porcupine Tree que al de los propios No-Man, lo que en nuestra opinión, habla muy bien tanto de la versatilidad de los músicos intervinientes como de la calidad de las canciones ya que no siempre una buena canción sale airosa cuando es interpretada en un estilo diferente a aquel con el que fue concebida. Queremos hacer una mención especial para la voz de Bowness, artista poseedor de un estilo vehemente e intenso que llama la atención desde el primer momento, acostumbrados como estamos a interpretaciones absolutamente planas y faltas de emoción en tantas y tantas supuestas estrellas del pop/rock.

Desde aquí os recomendamos encarecidamente este disco si queréis pasar un buen rato escuchando el pop más elegante que puede llegar a vuestros oídos. Podéis encontrar el disco en la propia web del grupo:

burningshed.com



De nuevo, cortesía del propio grupo a través de su página oficial, podeis disfrutar de un fragmento de la actuación, concretamente "Time Travel in Texas":