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jueves, 16 de julio de 2015

TF100 (2010)



Tonefloat es un pequeño sello holandés especializado en pequeñas tiradas de discos muy especiales de artistas no muy conocidos en muchos casos y también en reediciones de trabajos de músicos de mayor fama. Se caracterizan por publicar muchos títulos en vinilo en ediciones de gran calidad además de cuidadas tiradas de compact discs en preciosos formatos réplica de vinilo con estuches de cartón, fundas interiores, etc.

La nómina de artistas cuyos discos han pasado en un momento u otro por el catálogo de Tonefloat es impresionante. Hace unos años, con ocasión del lanzamiento del TF-100, es decir, la referencia número cien del sello, decidieron editar un disco especial en quel se recogieran varias colaboraciones entre diferentes artistas del sello, todas ellas inéditas. El resultado, una colección exquisita de composiciones en los estilos más habituales del sello: rock progresivo, ambient, drone music, etc. Los participantes en el TF-100 son todos artistas de gran prestigio en sus respectivos campos. Comenzamos con Sand Snowman, alias de Gavan Kearney, multi-instrumentista, pintor y escritor que ha grabado ya una decena de discos además de participar en muchos otros de artistas de lo más variopinto. El segundo nombre es el de Theo Travis, saxofonista, flautista y clarinetista que ha grabado con Robert Fripp, Harold Budd o Robert Sylvian. Continúa la lista con Steven Wilson. Poco podemos añadir sobre él que no hayamos dicho ya en el blog. Moonswift, alias de Ashley West compositora e intérprete, pareja de Sand Snowman es la siguiente en la relación que continúa con Dirk Serries, artista belga más conocido por su identidad de Vidna Obmana bajo la cual ha lanzado un gran número de trabajos de ambient en la vertiente más oscura del género. Cierran la lista dos holandeses, Peter Van Vliet y el prolífico Maarten Van der Vleuten.

Logotipo de Tonefloat Records.


“Like Charcoal” - La primera pieza del disco recoge la colaboración entre Sand Snowman (guitarras, bajo y percusión), Theo Travis (flauta) y Steven Wilson (voz, guitarra eléctrica). Sobre un fondo electrónico, el antiguo líder de Porcupine Tree canta con languidez una lenta melodía muy en la línea de sus temas más íntimos. Escuchamos entonces los primeros acordes de la guitarra acústica de Sand Snowman en un pasaje ambiental de gran calado en el que todo tipo de efectos sonoros se unen a las guitarras para construir una atmósfera única. Sólo faltaba Travis por sumarse a la fiesta y lo hace con una serie de notas sacadas del registro más grave de su flauta que aportan el toque justo a una estupenda composición.

“Trevail” - Los mismos protagonistas se encargan del siguiente corte, un instrumental en el que Sand Snowman se queda con las guitarras acústicas, Wilson con la eléctrica y Travis, protagonista principal, con la flauta y el clarinete. Se trata de un brevísimo tango con cierto aire a la música de Morricone. Las guitarra acústica es la encargada de crear el estado de ánimo justo para que Travis, principalmente a la flauta, improvise una interesante melodía. El apenas minuto y medio que dura la pieza se hace extremadamente corto.

“California Falling” - El tercer corte del disco reune a Moonswift (voz, guitarra y bajo), Dirk Serries (guitarra eléctica), Peter Van Vliet (voz, teclados, programaciones) y Steven Wilson (mellotron). La canción es una preciosidad en la que se combinan voces etéreas con un ritmo electrónico continuo e inquietantes notas de guitarra. Una pieza en un estilo similar al de Cocteau Twins, por poner un ejemplo cercano, que muestra un entendimiento total entre los músicos implicados en ella.



“Pale Ghostlike Friend” - Turno para Sand Snowman (guitarras, glockenspiel y armonio), Peter Van Vliet (guitarra acústica) y Steven Wilson (voz, mellotron, bajo y theremin). Es una de las piezas más animadas del disco con Van Vliet y Wilson marcando un ritmo vivo desde el comienzo, sólo roto con la llegada del estribillo. La canción tiene un ligero aire a los Pink Floyd de la etapa Barrett en el comienzo. Con la entrada del glockenspiel y los coros de mellotron evoluciona ya hacia algo más parecido a los discos más recientes de Steven Wilson, quien hace uno uso realmente interesante del theremin, instrumento usado a menudo como espectáculo de feria por muchos artistas.

“Through the Eyes of the Duck” - La única pieza del disco obra de un solo artista es este corte electrónico a cargo de Peter Van Vliet que se encarga de las programaciones además de tocar la guitarra electrónica. Es un corte bailable que no aporta demasiado al disco, además de encajar mal en el conjunto. Una lástima porque las ideas que hay, especialmente en lo que se refiere a la guitarra, son muy atractivas pero quedan sepultadas por el monótono ritmo que suena de principio a fin.

“Song for John Fahey” - El corte más largo del trabajo es un dúo entre los dos artistas con mayor participación en el mismo: Sand Snowman (guitarra acústica) y Steven Wilson (autoarpa, violín, guitarra eléctrica y bajo. La pieza, dedicada al mítico guitarrista folk norteamericano John Fahey. Estamos ante una extensa y cadenciosa composición en la que destaca el precioso sonido de la autoarpa, instrumento parecido a la cítara que Wilson utiliza puntualmente en sus trabajos con grandes resultados. En la segunda mitad del tema, éste evoluciona hacia conceptos más folclóricos que ambientales haciendo reconocible el estilo del homenajeado que apenas podía intuirse en la primera. Magnífica pieza que está entre lo mejor del disco.



“Murmlefish” - Cerrando el disco encontramos al dúo formado por Dirk Serries (guitarra) y Martin Van Der Vleuten (voz, teclados y programaciones). La pieza, también de larga duración, es otra exploración más por los terrenos del “ambient”, estilo común a todos los artistas participantes en el disco en algún momento de sus carreras. A pesar de que las percusiones y algunos efectos son algo más potentes de lo habitual en él, encontramos una influencia clara de Brian Eno así como sonidos que se nos antojan un homenaje al Vangelis de Blade Runner.


Además de una magnífica celebración de la referencia número 100 del sello, este disco nos parece una excelente puerta de entrada en los sonidos de una serie de artistas de esos que no ocupan los primeros puestos en las listas de éxitos ni las portadas de las revistas pero que tienen mucho más que aportar que buena parte de los habituales de los medios de comunicación. Además, para los seguidores de la trayectoria de Steven Wilson es un trabajo que no puede faltar, especialmente en las discotecas de los más completistas.

jueves, 27 de octubre de 2011

Steven Wilson - Grace for Drowning (2011)



Parece mentira pero entre enero de 2010 y junio de 2011, el músico británico Steven Wilson sacó tiempo para escribir y grabar el que es su último trabajo, un album doble titulado “Grace for Drowning”.

Lo que para cualquier otro músico habría sido trabajo suficiente para varios meses, Wilson lo hizo en huecos sueltos sacados de aquí y de allá mientras se dedicaba a hacer las nuevas remasterizaciones de otros dos trabajos de King Crimson (“Starless and Bible Black” y “Discipline”) o del “In the Land of the Grey and Pink” de Caravan, se encargaba de las mezclas del último trabajo de Anathema, “We’re Here Because We’re Here”, colaboraba en el disco de Pendulum, “Immersion”, le daba los últimos toques al “Heritage” de Opeth, grababa y lanzaba el tercer disco de su banda “Blackfield” (con su correspondiente gira) y se juntaba con el cantante de los citados Opeth, Mikael Akerfeldt para trabajar en otro futuro proyecto a dúo (¡¡¡otro más!!!) bajo el nombre de Storm Corrosion. Todo esto interrumpido por el fallecimiento en mayo de 2011 de su padre lo que le obligó a suspender algunos conciertos de Blackfield.

Esta auténtica saturación de trabajos que, en realidad, viene siendo una constante en la trayectoria de Wilson en los últimos años, le había supuesto algunas malas críticas a algunos de sus discos más recientes como el último disco de Porcupine Tree, “The Incident”, o su “Insurgentes” en solitario, trabajos ambos reseñados en La Voz de los Vientos en su momento. Sin embargo, esa tendencia negativa, al menos para la crítica especializada, en la que parecía estar cayendo nuestro hombre se ha revertido por completo con este trabajo que está recibiendo encendidos elogios, incluso de aquellos sectores que empezaban a perder la fé en Wilson. Algunos de los comentarios suscitados por este trabajo son extremadamente positivos:

“Un disco realmente indescriptible pero que pide a gritos ser escuchado urgentemente”
CLASSIC ROCK.

“Un proyecto absorbente y ambicioso que nos exige escuchas continuas”
MOJO.

“Un disco denso y extremadamente coherente. Grace for Drowning alcanza la máxima brillantez. El disco progresivo del año”
TERRORIZER.

“Supone un paso adelante sensacional. Wilson es, sencillamente, imparable”
CLASSIC ROCK PROG.

“Un majestuoso paisaje sonoro creado por un innovador músico con la mirada en el futuro y a la vez, respetuoso con lo mejor que nos deja la historia del rock”.
RECORD COLLECTOR.

“La capacidad de Wilson para crear música es prodigiosa y cómo consigue alcanzar  siempre un nivel tan elevado nos sigue pareciendo un misterio. Con su segundo disco en solitario, el líder de Porcupine Tree lo ha vuelto a conseguir”.
METAL HAMMER.

“Grace for Drowning” son, en realidad dos discos separados, cada uno con su propio título. El primero de ellos lleva el nombre de “Deform to Form a Star” y el segundo el de “Like Dust I Have Cleared from My Eye”. En palabras del propio Wilson, durante el proceso de creación del disco, “la edad dorada del rock transcurrió durante la última parte de la década de los sesenta y los primeros años de los setenta, cuando el disco se convirtió en el formato por excelencia, en un medio de expresión en sí. Una época en la que los músicos se liberaron del formato pop de canciones de 3 minutos, tomando elementos del jazz y de la música clásica y combinandolos con el espíritu psicodélico de aquellos años. Sin llegar a ser “retro”, mi disco pretende homenajear este espíritu”.

La incorporación de músicos procedentes del mundo del jazz, presentes en el disco fue algo que Wilson buscaba, inspirado en sus meses de trabajo en la concienzuda (y a veces polémica) remasterización del fondo de catálogo de King Crimson que viene realizando en los últimos años, bajo la supervisión de Robert Fripp.

Pasamos a un análisis con cierto detalle del disco en sí, que es lo que realmente nos importa con el primero de los discos, “Deform to Form a Star”.

“Grace for Drowning” – El tema que abre el trabajo es un breve instrumental que comienza con unos arpegios de piano a cargo del teclista de Dream Theater, Jordan Rudess, sobre los que Wilson entona una bella melodía vocal con ciertos aires brasileñoa (nos viene a la cabeza, por ejemplo, el Nando Lauria que colaboró con el Pat Metheny Group en su momento). La voz de Wilson está doblada hasta 40 veces para lograr un efecto de coro. Como introducción, estamos ante un tema realmente efectivo y brillante que nos pone en situación para lo que llega después.

“Sectarian” – Se trata de un instrumental rock muy en la linea de los trabajos de Wilson con Porcupine Tree con elegantes fondos de autoharp, antiguo instrumento de cuerda de la familia de la zanfoña. La pieza, con toques de jazz y elementos psicodélicos, nos remite a esos primeros setenta y a los Pink Floyd o el King Crimson más experimental. El uso del mellotrón o el saxo de Theo Travis entroncan enseguida con el sonido clásico de la banda de Fripp. Junto a Wilson y Travis, intervienen en la pieza Ben Castle (clarinete), Nick Beggs (stick) y Nic France (batería).

“Deform to Form a Star” – La primera de las canciones al uso del disco nos habla ya de uno de esos lugares habituales en las letras de Wilson, en los que impera el desorden que, sin embargo, es lo que los hace realmente habitables y en los cuales esa imperfección es, precisamente, el mayor de sus atractivos. Lugares al margen de Dios y de la pulcritud casi quirúrgica que se nos ofrece habitualmente como el único estado posible en el que vivir. “This smile isn’t pure, certain or sure, cold precision was never there” reza una de las estrofas. Wilson toca teclados, guitarras y canta, acompañado de Jordan Rudess (piano), Theo Travis (clarinete), Tony Levin (bajo) y Nic France (batería). La canción, que comienza como una clásica balada de las que Wilson nos deja de cuando en cuando, nos gana definitivamente con la llegada del estribillo. La faceta del músico como guitarrista, muchas veces no suficientemente reconocida, se nos muestra aquí en una de sus mejores versiones, tanto con el sensacional sonido que le arranca a la eléctrica en distintos registros como con las breves intervenciones a la acústica. La batería de France sigue los patrones habituales del trabajo del percusionista habitual de Wilson en Porcupine Tree en los últimos años, Gavin Harrison, recientemente integrado en King Crimson como parte de ese curioso trasvase de músicos que parece estar produciendose en los últimos años entre Fripp y Wilson. En relación con esta afirmación, sin ir más lejos, en este “Grace for Drowning” tenemos hasta tres integrantes de la banda de Robert Fripp: Tony Levin, Pat Mastelotto y Trey Gunn.

“No Part of Me” – Se trata de otra gran canción acerca de la ruptura cuando los intereses de la pareja dejan de ser los mismos y la relación se sostiene sólo por rutina. Tras un comienzo más o menos tranquilo, nos encontramos de lleno metidos en otra de las clásicas secciones instrumentales casi en clave de hard rock tan habituales en la música de Wilson, quien en esta ocasión sólo toca teclados dejando las guitarras a Markus Reuter. Pat Mastelotto es el batería, Nick Beggs se encarga del solo de bajo mientras que el resto de las partes de bajo y la warr guitar son cosa de Trey Gunn. Theo Travis toca saxos y la London Session Orchestra dirigida por Dave Stewart se encarga de las cuerdas.

“Postcard” – Probablemente sea la mejor cancíon del disco y cuenta con unos arreglos realmente exquisitos. La letra nos muestra el despertar del protagonista en el suelo de su cocina, aparentemente tras un intento de suicidio fallido la noche anterior. El tono optimista de la música contrasta con lo que se narra, aunque nos hace pensar en que aún queda esperanza para el fracasado suicida a pesar de todo. En lo meramente musical, Wilson se encarga de todos los instrumentos salvo de la batería, que vuelve a ser cosa de Nic France y de la orquesta, que vuelve a ser la misma del corte anterior, acompañada de unos coros sintéticos realmente efectivos. “Postcard” es una joya de esas que aparecen en muy contadas ocasiones, incluso cuando hablamos de músicos de esta categoría.

“Raider Prelude” – Como transición hacia la última canción del CD, nos encontramos un instrumental de corte ambiental realmente oscuro que nos recuerda que, también en ese registro, Wilson es un músico tremendamente dotado como ha demostrado en muchas ocasiones en sus discos con Bass Communion

“Remainder the Black Dog” – Como cierre del primero de los discos del trabajo tenemos este corte de tintes psicodélicos que encajaría como un guante en cualquiera de las más delirantes escenas de una película de David Lynch. Un ostinato de piano recorre la pieza de principio a fín con la voz tratada electrónicamente de Wilson y el trío formado por Theo Travis a los vientos, el bajo de Nick Beggs y la batería de Nick France componiendo una escena jazzy de ambientes cargados y bombillas de esas que, en lugar de dar luz, dan sueño. Si Wilson es tan grande, lo es por temas como este en los que juega con distintos géneros con maestría combinandolos de modo que se nos antoja que el resultado ha estado ahí siempre, delante de nuestros ojos, pero sin que ninguno de nosotros alcanzara a verlo hasta que se nos revela por mediación del músico inglés. Como invitado estelar en este tema, tenemos, nada menos que a Steve Hackett a la guitarra.



El segundo disco que completa este “Grace for Drowning” lleva el título de “Like Dust I Have Cleared from My Eye”. Los acompañamientos, a excepción del tema central del mismo, son más reducidos, siendo la mayoría de los cortes dúos y tríos.

“Belle de Jour” – El tema que abre el CD es un sensacional instrumental que nos transporta inmediatamente a la Francia de los impresionistas, con una introducción de guitarra que encaja perfectamente en la tradición de los Satie, Ravel, etc, con un cierto aire romántico de cuento de Tim Burton. El único acompañamiento de Wilson en esta ocasión, es el de la London Session Orchestra.

“Index” – Con “Index” volvemos a los ambientes oscuros y a los personajes obsesivos que pueblan las letras del músico y que llegan a asustar en muchas ocasiones. Para acompañar la historia del coleccionista compulsivo que protagoniza la canción, Wilson se ayuda de la batería de Mastelotto y de la misma orquesta de los otros cortes del album.


“Track One” – Continuando con la linea del segundo disco en cuanto a acompañamientos, la batería de Nic France es el único instrumento que no toca Wilson en este tema. Se trata de una canción de corte épico, con un sensacional crescendo instrumental que nos lleva a un precioso final en el que la guitarra del músico británico es protagonista absoluta.


“Raider II” – El corte más largo de todo el album es también en el que nos encontramos la cara más inquietante del músico que nos cuenta en primera persona la historia de un asalto en el que el protagonista entra de noche en una tienda, golpea y ata al dueño y comienza lo que presumiblemente es una pesadilla con terrible final para éste último. Nos encontramos ante uno más de esos psicópatas que habitan el imaginario de Wilson. A pesar de la narración, el tema es instrumental en su mayor parte y es un efectivo resúmen de todo lo que hemos hablado hasta ahora: ráfagas de hard rock, pasajes ambientales realmente opresivos, ardientes solos de saxo como sacados de una jam session en pleno infierno y todo ello enlazado con la mayor naturalidad. Rompiendo la linea de este segundo disco, esta extensa suite cuenta con la participación de un buen número de intrumentistas. Al margen de Wilson, quien toca guitarras, piano, teclados, harmonium, percusión y bajo ademas de cantar, tenemos a Theo Travis (flautas, clarinete y saxo), Jordan Rudess (piano), Mike Outram (guitarra), Sand Snowman (guitarra), Nick Beggs (stick, bajo), Nic France (batería), los arreglos de Dave Stewart y la participación en la programación de Dave Kerzner.

“Like Dust I Have Cleared from My Eye” – El final de este sensacional viaje por la inquieta (e inquietante) mente de Wilson nos deja con otro cambio de registro volviendo a una canción más convencional, si acaso con cierto regusto “floydiano”. Otra de sus letras sobre la ruptura pero enfocada de un modo distinto. En esta ocasión, la separación es, como indica el título, “como la mota de polvo que me quito del ojo”. Un cierre tranquilo para un disco sensacional con el bajo de Tony Levin y la batería de Nic France acompañando a Wilson en la despedida.

Tenemos poco que añadir a lo ya dicho sobre “Grace for Drowning”. Los seguidores del blog ya conoceis bien casi todas las encarnaciones de Wilson en sus diferentes proyectos y sabeis que aquí se le tiene en muy alta estima. Nuestra opinión tras escuchar su último trabajo no puede sino reforzar esta idea.

Como suele ocurrir con Steven Wilson, este disco está disponible en distintos formatos, CD convencional, vinilo, digibook y edición deluxe con un libro de 120 páginas, 1 CD con material extra y un BlueRay en 5.1:







Todo este material está a la venta en su tienda oficial:

burningshed.com



sábado, 21 de mayo de 2011

Steven Wilson - Insurgentes (2009)


Sorprende un poco que un músico como Wilson, con más de dos décadas de carrera al frente de los más diversos proyectos, sólo o en compañía de otros, no hubiera publicado ningún trabajo bajo su propio nombre hasta 2009, si excluímos algunos lanzamientos muy limitados de música experimental en formato de vinilo o la serie de singles que editó periódicamente con el título de "Cover Version" en los que hacía su propia versión de un tema de otro artista y la acompañaba de una canción propia.

En 2009, el lanzamiento de "Insurgentes" vino a llenar ese hueco. Estilísticamente podríamos emparentarlo con su obra con Porcupine Tree pero sin los rasgos metal de los últimos trabajos de la banda. El disco en conjunto es impecable, tanto en cuanto a composiciones como a las intepretaciones de los musicos y al sonido. Grabado en varios puntos del globo aunque con una especial presencia de México sobrevolando todo el CD, desde el título del mismo, nombre de la principal avenida de México D.F. al corte "Veneno para las hadas", película mexicana de terror de 1984.

Wilson suele decir que su principal influencia durante la grabación del disco fue el movimiento conocido como shoegazing surgido a finales de los 80's y que debe su nombre a la actitud introspectiva de ciertas bandas en el escenario y su postura cabizbaja como "mirándose los zapatos". La música era muy ruidosa con abundante uso de guitarras distorsionadas y drones (otro motivo, más verosimil que la introspección, para "mirarse los zapatos" era el tener que utilizar distintos pedales para distorsionar el sonido).

Con todo, el resultado final del trabajo es excelente y bastante accesible, especialmente para los seguidores de Porcupine Tree o Blackfield, otro de los proyectos de Wilson que pasará por aquí en el futuro. El disco conoció una edición limitada de lujo publicada a finales de 2008, unos meses antes de que el disco normal saliera a la venta en tiendas. Esta edición incorpora un segundo CD con 5 temas extra y es la que encontrareis aquí.

La nómina de músicos que participan en el disco es de auténtico lujo: Al margen de Steven Wilson que toca guitarras, teclados, batería, bajo y todo tipo de efectos electrónicos a lo largo del disco, intervienen también en temas puntuales, Gavin Harrison (batería), Tony Levin (bajo), Mike Outram (guitarra), Dirk Serries (guitarra), Jordan Rudess (piano), Clodagh Simonds (voz), Sand Snowman (efectos), Theo Travis (flauta, clarinete, saxo) y Michiko Yagi (koto).

Para comprar el disco en su edición normal (CD+DVD documental):

play.com

amazon.com

Videoclip del tema que abre el trabajo, "Harmony Korine":