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miércoles, 13 de marzo de 2024

Sufjan Stevens - Reflections (2023)



Sufjan Stevens apareció por aquí hace un tiempo con ocasión del disco “Planetarium”, publicado en colaboración con Nico Muhly y Bryce Dessner pero nunca le hemos dedicado una entrada específicamente a él. Lo cierto es que no es nada sencillo presentar a un músico como Sufjan porque no encaja en ninguna categoría al uso. Ha publicado trabajos desnudos de guitarra y voz sin apenas acompañamientos, en plan cantautor, otros con exuberantes arreglos orquestales, tiene discos puramente electrónicos, otros de corte clásico... en resumen, una obra extremadamente variada.


Pese a que su nombre procede del idioma armenio y hace referencia a un importante personaje de la religión islámica, Sufjan es creyente cristiano y esto se ha reflejado siempre en sus letras, especialmente en sus primeros trabajos. En edad escolar aprendió a tocar el oboe y otros instrumentos de viento madera y más tarde, también la guitarra. En sus inicios formó parte de todo tipo de bandas, desde grupos folk hasta agrupaciones de garaje y fue cuando se trasladó a Nueva York desde su Michigan natal cuando empezó a grabar discos cambiando radicalmente de estilo de uno a otro. En todo caso, lo que le hizo popular fue su particular estilo de canción folk interpretado de forma inconfundible y con unos arreglos realmente sofisticados en lo que podemos considerar como su línea principal de trabajo. Sin embargo, esos discos los vamos a dejar para más adelante y nos vamos a centrar hoy en otra de sus vertientes que se centra en corrientes cercanas a la música contemporánea en su vertiente minimalista.


“Reflections”, con apenas media hora de duración, recoge la música que Sufjan Stevens compuso en 2019 para un encargo del Houston Ballet con Justin Peck como coreógrafo. Peck, autor, entre otras cosas, de las secuencias de baile del remake de Spielberg de “West Side Story”, está acostumbrado a trabajar con los músicos más prestigiosos incluyendo a Philip Glass, Caroline Shaw o Steve Reich. La experiencia debió ser satisfactoria para ambos ya que a lo largo de este 2024 se estrenará la adaptación al ballet del disco “Illinois” de Stevens a cargo de Peck. “Reflections” es una obra para dos pianos que en el disco está interpretada por Timo Andres (quien ya había grabado un disco anterior de Sufjan) y Conor Hanick que es uno de los pianistas más reclamados en los últimos años por parte de los más grandes compositores para estrenar sus obras.


“Ekstasis” - El primer corte del disco, que sirvió también como adelanto del mismo, es una mezcla entre lo solemne y lo rotundo, con una sonoridad y un desarrollo melódico muy americano que nos recuerda a Leonard Bernstein y, en menor medida, a Gershwin. En comparación con el eufórico comienzo, la segunda mitad de la pieza es un remanso de tranquilidad y funciona casi como una coda separada del cuerpo principal.


“Revanche” - La cosa continúa por parecidos derroteros en esta pieza, con muchos componentes rítmicos y narrativos del clásico musical de Broadway, algo que, sin duda, debió funcionar muy bien como acompañamiento del ballet de Justin Peck. Como novedad, tenemos aquí varios pasajes más ensoñadores y etéreos que en la pieza anterior. La influencia de otros compositores clásicos americanos está igualmente presente pero aquí tiene más en común con John Adams que con los mencionados anteriormente.




“Euphoros” - Volvemos a una música más directa y dinámica con constantes diálogos e intercambios de protagonismo entre los dos pianos con momentos brillantes por parte de ambos intérpretes y con ráfagas melódicas muy interesantes en el tramo final en el que encontramos elementos minimalistas de forma más clara que en los temas anteriores.


“Mnemosyne” - El siguiente corte tiende más hacia un jazz contemporáneo tipo Brad Mehldau pero con juegos y guiños a determinadas obras de John Cage. Por momentos parece una pieza complicada pero de repente nos sorprende con tramos más accesibles en una mezcla de lo más interesante. El final es realmente maravilloso, con un toque soñador y fantástico que podría acompañar sin problemas una escena musical de cualquier película animada de la Disney de la época clásica.




“Rodinia” - Una mezcla entre minimalismo con un toque de impresionismo francés es lo que nos encontramos en la siguiente composición que termina por convertirse en un excelente tema ambiental en el que no termina de haber una melodía clara más allá del tema central que se repite una y otra vez en infinitas variaciones.


“Reflexion” - Y hablando del tema melódico, esta es probablemente la composición más inspirada del trabajo y la que más fácilmente podría convertirse en una canción en el estilo habitual de Stevens. Inocente, con un punto naíf encantador, es una de esas joyitas que aparecen de vez en cuando en los discos más inesperados.


“And I Shall Come to You Like a Stormtrooper in Drag Serving Imperial Realness” - El cierre del trabajo lo pone esta pieza de título extravagante (y un poco friki, por qué no decirlo). Con ella, Stevens vuelve al ambiente y la narrativa más propios del teatro musical y nos deja disfrutar, una vez más, de dos interpretaciones impecables a cargo de Timo Andres y Conor Hanick.



Tenemos que hablar más de Sufjan Stevens en el futuro porque nos parece un artista fantástico en todas sus vertientes y también porque dejar una entrada como esta, centrada en un aspecto tan concreto de su obra, no hace justicia a los planteamientos tan variados de la misma y ofrece una visión extremadamente limitada de su producción. Mientras esto sucede, os animamos a explorar por vuestra cuenta los abundantes discos de Stevens. Cada escucha nueva es tan sorprendente como fascinante y creemos que no os decepcionará. Como nota final, señalar que recientemente, Stevens hizo público que padece el síndrome de Guillain-Barre, una enfermedad rara que provoca una parálisis casi total y tras la cual, en muchos casos, el paciente debe aprender a andar prácticamente de cero. Afortunadamente, no es incurable, existe tratamiento y Stevens se encuentra en fase de recuperación aunque es un proceso largo. En todo caso, es de esperar que esta situación afecte de uno u otro modo a su carrera justo cuando acaba de publicar un nuevo disco que está siendo muy bien valorado por la crítica y que traeremos por aquí en algún momento. Os dejamos con una interpretación en vivo del primer corte del disco:




miércoles, 12 de enero de 2022

I / Still / Play (2020)



Normalmente, los directivos de las grandes discográficas son los malos de la película. Las personas encargadas de hacer dinero y de conseguir que los artistas hagan los discos que más vendan y no siempre los que ellos desearían hacer. ¿Cuántas veces hemos leído a músicos culpando de un mal disco a las presiones de la discográficas? Ese es un tópico que se ha repetido de una u otra forma  prácticamente desde que existe la música grabada.


Sin embargo no siempre es así y existen jefes que son muy apreciados por sus artistas hasta el punto que deciden grabar discos dedicados a ellos. Es el caso de Bob Hurwitz y del disco que comentamos hoy. Hurwitz, pianista de formación, llegó a Nonesuch en 1984 tras un breve periodo en la división norteamericana de ECM y fue presidente de la compañía hasta 2017. En ese tiempo amplió los tipos de música que iban a tener cabida en el sello “fichando” a varios artistas contemporáneos de distintos géneros para acabar convirtiendo un sello de orientación clásica en otro puntero en músicas vanguardistas incorporando también a músicos de jazz, electrónicos, de rock, etc. sin perder la esencia de la marca.


Cuando Hurwitz comunicó a sus allegados que iba a dejar el puesto de presidente, uno de sus mejores amigos, el compositor John Adams, pensó en rendirle homenaje mediante un disco en el que algunos de los artistas que Hurwitz contrató en su día aportarían una composición creada específicamente para el disco. Como Hurwitz era pianista, se decidió que serían piezas para este instrumento. Como anécdota, en el libreto del disco comenta Randy Newman que decidió firmar con él porque era el único directivo de una compañía discográfica que tenía un piano en su despacho ¡y que sabía tocarlo! La lista de participantes en el trabajo es impresionante y entre las piezas que componen el mismo se incluye alguna pieza que, por desgracia, fue una de las últimas composiciones de su autor. El intérprete de casi todas ellas es Timo Andres con algunas excepciones que comentaremos en su momento.

Imagen de Robert Hurwitz


“Move” - Abre el disco una composición de Nico Muhly, uno de los más interesantes músicos actuales, bien conocido ya por los lectores del blog. Su aportación es una pieza dinámica y juguetona en el inicio a base de pequeñas secuencias de notas separadas por un pulso continuo. Repetitiva en tanto que deudora del minimalismo pero con mucha personalidad.




“Wise Words” - Cuenta Timo Andres, autor de la pieza, que en una de sus visitas al despacho de Hurwitz, se dio cuenta de que éste tenía la partitura de la “Sonata para piano, Op.90” de Beethoven en el piano. Recordando ese momento, Andres decidió tomar esa obra como punto de partida para su composición de homenaje. Su composición, sin embargo, tiene poco de clásica y suena absolutamente actual con algún toque de jazz al estilo de Brad Mehldau por poner un ejemplo conocido.




“Rimsky or La Monte Young” - Louis Andriessen relaciona a dos músicos tan diferentes como Rimsky Korsakov y La Monte Young en esta breve pieza de piano que, a la postre, fue una de las últimas que firmó antes de morir a mediados del año pasado. El inicio recuerda, efectivamente, a “The Well Tuned Piano”, la colosal obra de Young para enlazar en la segunda parte con un ostinato en el que encontramos reminiscencias del autor de “El vuelo del moscardón”.


“I Still Play” - La aportación de John Adams a la colección sirve también para darle título al propio disco. Es una pieza interpretada por Jeremy Denk y está muy alejada del minimalismo habitual de Adams que opta por un sorprendente tono entre romántico e impresionista. A partir de la introducción escuchamos diferentes variaciones en estilos muy distintos que completan una composición con mucha profundidad.


“Evening Song No.2” - La primera “Evening Song” de Philip Glass formaba parte de la ópera “Satyagraha”, estrenada a principios de los ochenta. En cualquier caso no encontramos ninguna similitud entre ambas ya que esta segunda “canción” parece más cercana al ciclo de las “Metamorphosis” del compositor norteamericano que a la citada ópera. Como ocurre a veces con Glass, esta miniatura terminó evolucionando en otras composiciones como su “Quartet Satz”.




“Song for Bob” - Una de las mayores curiosidades del disco es esta pieza de Laurie Anderson, artista que no se prodiga demasiado con el piano. La artista opta por una construcción peculiar, con breves motivos melódicos separados por silencios. A cada repetición, la melodía cambia ligeramente, a veces alargándose, a veces insertando más notas entre las que había en la repetición anterior... en suma, una interesante composición, máxime viniendo de quien viene.


“L.A. Pastorale” - Brad Mehldau interpreta su propia composición y opta por un tono tranquilo con un esquema de tema y variaciones en evolución continua. No sorprende, dado el inmenso talento de su autor, pero estamos ante una de las dos o tres mejores piezas de la colección, en nuestra opinión.




“For Bob” - La aportación de Steve Reich al CD es realmente atractiva por cuanto tampoco el compositor es muy dado a escribir piezas para piano solo sin acompañamientos electrónicos o grabaciones que vayan interactuando con el propio intérprete. Pese a ello su estilo es reconocible de inmediato e incluso nos parece escuchar alguna cita de otras obras recientes del músico.


“42 Years” - Mehldau vuelve a ponerse frente a las teclas para interpretar esta pieza de su gran amigo Pat Metheny que nos regala el tema más melódico del disco, con ese toque de melancolía que tan bien le queda a determinadas obras del guitarrista. Una preciosidad llena de sensibilidad y delicadeza para ser escuchada una y otra vez.


“Her Wits (About Him)” - El único artista del disco del que no teníamos referencias previas es el compositor irlandés Donnacha Dennehy, una de las últimas incorporaciones de Hurwitz al sello. Éste opta por un intrigante comienzo en el que juguetea de forma obsesiva con las notas más agudas del piano para ir evolucionando hacia un tono más oscuro.


“Recessional” - Cierra el trabajo Randy Newman interpretando una pieza propia de estilo claramente cómico disfrazado de marcha solemne. Una miniatura agradable que pone el punto y final al disco dejándonos con una sonrisa en la boca.



Por lo general no somos muy amigos de este tipo de discos-homenaje que, en la mayor parte de los casos, tienen mucho de operación comercial y, además, los artistas suelen aportar alguna pieza de relleno a la que no han encontrado acomodo en alguno de sus trabajos “normales”. No parece ser el caso de este “I/Still/Play” dada la relación de amistad de todos los participantes con el homenajeado. El hecho de que todas las piezas sean inéditas y escritas para la ocasión aporta un valor extra al CD que, de esta forma, se hace casi imprescindible para el seguidor de cualquiera de los artistas participantes. Cuando, como es nuestro caso, somos admiradores de la práctica totalidad de ellos, recomendar este disco es casi una obligación. Nos despedimos con Timo Andres tocando en vivo la pieza que da título al disco: