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jueves, 8 de junio de 2017

Jeroen Van Veen - Minimal Piano Collection Volume XXI-XXVIII (2017)



Sabemos que hace ya mucho tiempo que tenemos pendiente una reseña de la caja de once discos que el pianista holandés Jeroen Van Veen publicó en 2010 bajo el título de “Minimal Piano Collection Vol.X-XX” y que fue continuación del primer volumen aparecido en 2006 que ya tuvo su espacio aquí. Sería lógico, en cualquier caso, que hablásemos de esa segunda parte antes que de la tercera que acaba de aparecer hace unas semanas pero es precisamente esa novedad la que nos aconseja saltarnos el orden cronológico en beneficio de una mayor facilidad a la hora de encontrar esta nueva colección por parte de quienes eventualmente estuvieran interesados en ella.

A pesar de ser algo más pequeña que sus dos predecesoras, la tercera parte de la colección, que consta de los volúmenes que van del XXI al XXVIII, tiene un interés especial por cuanto que nos presenta a autores que cumplen en su mayoría con dos requisitos: son pioneros del género y no son muy conocidos y aún mucho menos grabados. A diferencia de lo que ocurría en las dos cajas anteriores, la mayor parte de ésta la integra una sola obra. Una pieza de procedencia incierta que se extiende a lo largo de más de cinco horas y que podría ser, nada menos, que el origen del minimalismo como género.

Jeroen Van Veen


Si echamos un vistazo a la mayor parte de tratados musicales sobre el tema, hay cuatro nombres alrededor de los que se comienza a construir el edificio minimalista: La Monte Young, Terry Riley, Steve Reich y Philip Glass. Sin embargo, de ellos sólo Young estuvo en el origen de todo junto con otros dos compañeros de estudios en UCLA: Terry Jennings y Dennis Johnson. Es el musicólogo, profesor y compositor Kyle Gann el responsable de que hoy conozcamos la obra que monopoliza la primera mitad de la colección: “November” de Dennis Johnson. La cronología de la composición es difusa y parte de una investigación de Gann sobre la música de La Monte Young. Durante una de las charlas que mantuvieron, Young afirmó que la inspiración para su “The Well-Tuned Piano” (monumental obra considerada como una de las fundamentales en su género) provenía, en realidad de una composición de su amigo Dennis Johnson titulada “November”. Young tenía una cinta con parte de esa obra y se la cedió a Gann. En ella se fechaba la composición en 1959 y la propia grabación tres años más tarde, en 1962. El hallazgo supondría un retroceso en el calendario del  minimalismo como género y obligaría a reescribir algunas páginas del mismo. Según afirmaba Young, “November” duraba más de cinco horas aunque en la cinta apenas se llegaban a escuchar dos de ellas antes de que la grabación se interrumpiese. Pese a los esfuerzos de Kyle Gann en ese sentido, la transcripción de la obra a papel con la única ayuda de una cinta grabada con no demasiados medios era una tarea titánica que, además, quedaría incompleta aun en el supuesto de que se pudiesen “rescatar” las dos horas. Dennis Johnson, su autor, abandonó la música en 1962 por lo que su pista cuarenta años después era confusa pero gracias a la mediación de otro compositor californiano, Daniel Wolf, Gann consiguió localizar a Johnson y hablar con él. Resultó que Johnson conservaba el manuscrito original de la obra y no tuvo problema en cedérselo a nuestro investigador que, de ese modo, pudo rescatar una composición en la que se pueden hallar ya todos los elementos característicos del minimalismo: larga duración, repetición de motivos y el uso del método aditivo tan propio de la música de Glass o Reich poco tiempo después.

La partitura no era sencilla ni mucho menos. Consistía en seis páginas llenas de pequeñas melodías y diagramas que las conectaban, dos páginas más con motivos numerados unas veces con números romanos, otras con arábigos, otras desordenados o con numeraciones no consecutivas, todo ello aderezado con todo tipo de anotaciones sobre distintas alternativas en la ejecución, reglas para pasar de un motivo a otro, etc. Tiempo después, Johnson le hizo llegar a Gann nuevos manuscritos de la obra fechados en 1970, 1971 e incluso con algún pasaje en el que aparecía la fecha de diciembre de 1988. No está claro si “November” fue modificada o completada tanto tiempo después aunque todo parece indicar que esas páginas eran parte de otros intentos de transcripción de la cinta original por parte del propio Johnson. Su mala salud y memoria cuando Gann dio con él no hicieron posible que la cuestión fuera aclarada. “November” en la versión rescatada por el investigador fue grabada por el pianista R. Andrew Lee en 2013 en una rara edición de cuatro horas muy difícil de encontrar hoy en día.

Afortunadamente Jeroen Van Veen decidió afrontar el reto de grabar esta partitura e incluirla en la caja que hoy comentamos y de la que ocupa aproximadamente la mitad de su extensión. “November” es una composición realmente reposada que va evolucionando a partir de un reducido grupo de notas al que se van sumando otras en cada repetición. La evolución de los acordes, la construcción de los intervalos, etc. es parsimoniosa pero conforme avanza la composición vamos comprobando como todo cobra sentido. Sabemos que escuchar una pieza de cinco horas de duración requiere de un esfuerzo y un compromiso por parte del oyente que no es muy común pero también creemos que el aficionado a la música minimalista habrá superado ya pruebas similares con cierta frecuencia. El reto queda lanzado.

El quinto disco de la colección está dedicado a Philip Glass. Probablemente junto con Simeon Ten Holt, el compositor más veces interpretado por Jeroen Van Veen. Escuchamos aquí tres piezas de sus primeros años que están consideradas como parte del corpus fundacional de lo que hoy conocemos como minimalismo. La primera de ellas es “Two Pages”, obra de instrumentación libre que se suele interpretar al piano y al órgano eléctrico (así la grabó el propio autor la primera vez) pero que admite versiones para grupo e incluso para guitarras como hemos tenido ocasión de escuchar en algún caso. Van Veen opta aquí por el piano y el piano eléctrico con un resultado notable. La segunda composición es “Music in Fifths”, escrita por el músico como respuesta a las estrictas normas de composición que aprendió en París con Nadia Boulanger. Básicamente se trata de hacer justo aquello que la ilustre profesora le dijo que no se debía hacer nunca. Van Veen interpreta una extensa versión de la pieza tocando con la mano izquierda el piano y con la derecha el órgano eléctrico de forma simultanea. Cerrando la serie de tres piezas escritas todas en 1969 tenemos “Music in Contrary Motion” en una rara versión para piano solo.

El siguiente autor recopilado en la caja es Tom Johnson, de quien Van Veen ya había grabado su “An Hour for Piano” como parte de la primera recopilación minimalista de la que hablamos aquí. Johnson fue un discípulo de Morton Feldman que estuvo en los orígenes de la corriente minimalista. Su formación matemática fue crucial para su carrera ya que buena parte de sus composiciones son creadas a partir de patrones numéricos y estadísticos. La versión de su “Organ and Silence” (2002) que escuchamos aquí es una transcripción para piano de 8 de los 28 movimientos de que consta la obra original. El propio autor la realizó realizó para otro pianista amigo suyo. “Block Design” juega con conceptos matemáticos utilizados en combinatoria. Tenemos una serie de 12 notas distribuidas en arpegios de 6 notas cada uno de forma que cualquier combinación de 4 notas aparece exactamente 10 veces en 10 arpegios diferentes. Otra pieza de similar complejidad es “Tilework”, de 2003, basada también en la obra de dos matemáticos que respondieron al desafío de conseguir “rellenar” un cuadrado con diferentes cuadrados, cada uno de ellos de dimensiones diferentes a los demás. Se cierra el disco dedicado a Johnson con “Tango”, composición para piano en la que escuchamos hasta 120 variaciones de una misma melodía.

Pese a su relativa juventud cuando el minimalismo americano daba sus primeros pasos (nació en 1952), Peter Garland escribió sus primeras piezas en los años de ebullición del género. “A song” (1971) consta de diez fragmentos que son ejecutados en el orden y con el ritmo que el pianista decida en cada momento. “Nostalgia for the Southern Cross” (1976) es la más moderna de la serie y fue compuesta tras el divorcio de Garland y su primera esposa. “The Days Run Away”, también de 1971, tiene un esquema similar a “A Song”. En lugar de diez fragmentos ahora son ocho que han de ser interpretados en el orden indicado en la partitura pero, una vez completados, queda a discreción del pianista cómo seguir pudiendo escoger la combinación que desee a la hora de ejecutarlos de nuevo. Garland sugiere ir del uno al ocho para luego tocar del cuatro al uno de forma descendente. Cierran el disco dos piezas breves de 1971 y 1972 respectivamente: “Two Persian Miniatures” y “The Fall of Quang Tri”.

El último disco de la colección lo comparten tres autores aunque de forma desigual puesto que la mayor parte del mismo la ocupan los dos estudios para teclado escritos por Terry Riley a sugerencia de John Cage. Son dos piezas relativamente extensas que su autor concibió como ejercicio de meditación pero encierran una gran dificultad para el intérprete. Van Veen opta por utilizar dos pianos colocados en ángulo para una mayor comodidad. De forma casi testimonial aparece en la recopilación Harold Budd con su pieza de 1981 “Children on the Hill”. Su estilo ambiental y espacioso es conseguido por parte de Van Veen mediante la utilización del pedal de resonancia del piano, pulsado a fondo durante toda la interpretación. Además, el sonido es “alargado” con efectos electrónicos para emular el característico timbre de las obras de Budd. La recopilación no podía cerrarse sin la presencia de La Monte Young que aparece aquí con su “Estudio nº7 para teclado”. El resto de sus estudios consistían en descripciones de lo que el ejecutante debía hacer en el escenario. Acciones como depositar un saco con heno delante del piano y esperar a que este se lo coma y cosas por el estilo. El número siete, en cambio, sí constaba de una partitura al uso. En ella sólo aparecen dos notas: Si y Fa sostenido. Junto a ellas, la indicación de que se toquen simultáneamente y se espere hasta que el sonido se desvanezca. Van Veen hace lo indicado y alarga la duración por medios electrónicos hasta alcanzar los 4 minutos con 33 segundos en homenaje a la icónica composición de John Cage.

Como venimos diciendo desde hace mucho tiempo, la labor que Jeroen Van Veen está realizando en favor de la difusión de la música minimalista es impagable. Con esta tercera caja tenemos ya la friolera de 28 cedés entregados a esa tarea a los que hay que sumar las revisiones de la obra de artistas como el propio Philip Glass, Simeon Ten Holt, Michael Nyman, Erik Satie o de la suya propia. Todo elogio por nuestra parte se queda corto. La vastedad del campo minimalista nos hace pensar que esta caja no será la última y que quizá en un futuro podamos acceder a obras descatalogadas desde hace mucho tiempo como el propio “The Well-Tuned Piano” de La Monte Young. Eso sería algo maravillos pero mientras llega o no ese momento, disfrutemos de esta colección recién aparecida, cómo no, en el sello Brilliant Classics.


 

viernes, 12 de octubre de 2012

Jeroen Van Veen - Minimal Piano Collection (2006)



Cuando eres aficionado a escuchar músicas distintas a las que habitualmente suenan en la radio o en la televisión, una pregunta que escuchas a menudo por parte de aquellos conocidos con más inquietudes es: ¿qué discos me recomendarías para empezar a escuchar a tal autor? O bien: ¿cuáles son las obras más representativas de ese tipo de música?

Para responder a esa cuestión, pensareis, las discográficas inventaron hace ya mucho tiempo los discos recopilatorios. Sin embargo, conforme nos vamos alejando de los estilos mayoritarios, la cantidad de compilaciones disponibles centradas en un determinado género se acerca peligrosamente a cero. Hoy hablaremos de una serie de grabaciones que, sin ser un recopilatorio al uso (no se trata de versiones originales sino de nuevas interpretaciones), sirven perfectamente como puerta de entrada en un género tan árido en principio como es la música minimalista.

El protagonista de las grabaciones incluidas en la caja que hoy nos ocupa es el pianista holandés Jeroen Van Veen. Tras completar su formación y tocar junto a algunas de las más destacadas orquestas así como en recitales puramente pianísticos, comenzó a centrar su repertorio en la música contemporánea con especial incidencia en aquellos compositores más cercanos a lo que hoy conocemos como minimalismo (aunque no es exclusiva su dedicación a este estilo, por ejemplo, su grabación de “Les Noces” de Stravinsky fue considerada por algunos críticos como la mejor jamás registrada de la obra). Quizá el gran hito de su carrera fuera el descubrimiento de la música del también holandés, Simeon Ten Holt, cuyas obras ha grabado en varias ocasiones llegando a completar y editar la integral de su obra para múltiples pianos.

En el año 2006, Van Veen edita en el sello Brilliant Classics una caja de nueve discos titulada “Minimal Piano Collection” a un precio extraordinariamente asequible que, desde entonces, es nuestra principal recomendación para aquellos que nos formulan cualquiera de las preguntas con las que abríamos la entrada unos párrafos más arriba. La elección de los artistas aparecidos en la caja es algo desconcertante en un principio tanto por algunas presencias (Eric Satie, John Cage o, atención, el filósofo alemán Friedich Nietzsche en su poco conocida faceta de compositor) como por algunas ausencias (Steve Reich o LaMonte Young). También llama la atención, a primera vista, lo descompensada que está la aportación de los distintos compositores, siendo Philip Glass el más representado al ocupar hasta un tercio de la duración de la caja. Todo ello tiene su explicación: Van Veen es pianista y, con una sola excepción, todas las piezas de la colección están escritas para piano sólo. Esto limita la presencia de compositores cuya producción se ha centrado en otras formaciones instrumentales y tiene, por fuerza, que potenciar la aparición de aquellos cuyo repertorio pianístico es más amplio. La incidencia en el término “piano sólo” no es anecdótica ya que el propio Van Veen ampliaría en el futuro esta caja con un segundo volumen centrado en obras para múltiples pianos y que, seguramente, terminará apareciendo por aquí más adelante.


EL pianista Jeroen Van Veen



En los créditos de la caja, se indica que todos los discos fueron grabados en la Iglesia de Santa Bárbara, en Culemborg entre el 23 y el 28 de octubre de 2006. Esto es importante porque el contenido del primer CD es exactamente el mismo que apareció en 1999 en otro disco de Van Veen titulado “Minimal Piano Works”, dedicado a la música de Philip Glass. Entendemos que, aunque esto sea así, lo aparecido en la caja son todas nuevas versiones. Contiene ese primer disco parte de la música más popular del compositor norteamericano para piano sólo, incluyendo sus cinco “Metamorphosis”, “Mad Rush”, “Wichita Vortex Sutra” y dos versiones del “Opening” de “Glassworks”, una fiel a la original y otra con arreglos propios de Jeroen. Casi todos los discos que hemos escuchado a cargo de distintos pianistas acercándose a la música de Philip Glass incorporan una selección muy similar de músicas que, por otra parte, casi calca el contenido del disco “Solo Piano” publicado por Glass en 1989. Las versiones de Van Veen se cuentan entre nuestras favoritas de todas las que hemos podido disfrutar en estos años (y en el caso de alguna de las piezas en concreto, superan la decena). En el video podeis ver a Jeroen interpretando "Mad Rush":



El segundo volumen contiene una amplia selección de temas de la adaptación al piano que Michael Riesman hizo de la música escrita por Glass para la banda sonora de la película “Las Horas” y se completa con uno de los temas que el compositor realizó para “El Show de Truman” y otra versión del “Opening” de “Glassworks” para cerrar con la adaptación de la fanfarria que Glass compuso en 1984 para el encendido del pebetero de los JJ.OO. de Los Ángeles’84.

El tercer disco dedicado a Glass se abre con una miniatura del músico titulada “Modern Love Waltz”, seguida por la versión para piano de “How Now”, la composición más puramente minimalista de todas las incluidas en la caja a cargo del músico de Baltimore. Tiene, además, el atractivo de ser la primera grabación de la pieza para piano sólo ya que la otra disponible recoge la versión original para grupo. Como colofón del disco, se incluye la “Trilogy Sonata”, que algunos nombran como la Sonata No.1 para piano de Glass, aunque, en realidad, es una adaptación hecha por el también pianista Paul Barnes de tres movimientos extraídos, respectivamente, de las óperas “Einstein on the Beach”, “Satyagraha” y “Akhnaten”. La sonata cuenta con el beneplácito de Glass y son varios los pianistas que han dejado constancia grabada de sus propias interpretaciones.

En 2002, Jeroen Van Veen publicó un segundo volumen de “Minimal Piano Works” con obras de Arvo Pärt, John Cage, Erik Satie, etc. Éste cuarto CD de la caja que hoy comentamos se parece mucho a aquel aunque, insistimos, siempre se trataría de nuevas grabaciones. Abre el disco “China Gates” de John Adams, pieza que no aparecía en el citado CD, para continuar con dos ejemplos del escaso repertorio para piano de Arvo Pärt: “Für Alina” y las “Variationen zur Gesundung von Arinuschka”. “In a Landscape” de John Cage, “Solodevilsdance” de Simeon Ten Holt, “Das Fragment Von Sich” de Friedrich Nietzsche y “Vexations” de Erik Satie repiten con respecto al “Minimal Piano Works Vol.II” y se añade para cerrar el disco “Avatara” del también holandés John Borstlap. Resulta de particular interés este disco concreto dentro de la caja puesto que muchos de los compositores tendrían un difícil encaje a priori en la definición de minimalismo. Por razones meramente generacionales, es evidente que Nietzsche, quien no llegó a conocer siquiera el siglo XX, no tendría nada que ver con esa corriente. Satie, en cambio, sí que es citado en ocasiones como uno de los precursores del estilo. La obra aquí incluida, sus “vejaciones”, estaba escrita para que la ejecución de su partitura se repitiese 840 veces en cada representación lo que, a su modo, tendría mucho en común con algunas de las piezas seminales del minimalismo. John Cage, quien no necesita presentación alguna en este blog, pone alguno de los ladrillos sin los que el edificio minimalista jamás habría podido elevarse hasta la altura actual. Las piezas de Pärt del disco suenan minimalistas sin serlo en absoluto, lo cual no deja de ser una paradoja y la de John Adams lo hace intentando no serlo con lo que resulta especialmente irónica su inclusión en la colección.

Tras el repaso a algunas músicas proto minimalistas y filo minimalistas del disco anterior, el quinto volumen nos muestra dos autores y dos obras que podríamos llamar post minimalistas: Yann Tiersen y Michael Nyman, centrándose pero no de modo exclusivo en dos de sus bandas sonoras más populares: “Amelie” en el caso del francés y “The Piano” en el del británico. En su mayoría, la música de “Amelie” estaba sacada de trabajos anteriores de Tiersen con lo que el hecho de que aquí se vea complementada por cortes de esos trabajos, especialmente de “Rue Des Cascades” no debe sorprender a nadie. El minimalismo de Tiersen tiene mucho que ver con la escuela europea de Wim Mertens, por ejemplo, que con la original norteamericana y su escucha es fácil y placentera. Otro tanto podemos afirmar de Nyman (otra clara influencia de Tiersen, por otra parte) y de su música para “El Piano”, de la que aquí se adaptan cuatro fragmentos (dos de ellos por duplicado). Otras de sus bandas sonoras con representación en la recopilación son “A Zed and Two Noughts”, “Drowning By Numbers” o la inédita “Enemy Zero”. A continuación, Van Veen tocando el tema principal de "Amelie":



Los dos siguientes volúmenes se centran en la propia obra de Jeroen Van Veen, concretamente en los 24 preludios que integran sus dos primeros libros dedicados a este tipo de composición. Queremos detenernos un poco en estos dos discos como homenaje al intérprete en su faceta de compositor. ¿A qué suena Van Veen cuando toma la pluma y escribe su propia música? Pues encontramos retazos de todos los artistas a los que interpreta aquí pero también una interesante voz propia. El preludio nº 2, por ejemplo, tiene un inconfundible aroma glassiano, el nº 4 recuerda por momentos a Michael Nyman y también a Ludovico Einaudi, el nº 6 podría firmarlo Yann Tiersen y la estructura rítmica del nº 8 trae inmediatamente a nuestra mente “Piano Phase” de Steve Reich. La frenética secuencia de notas del inicio del nº 13 tiene todas las características del “Soloduiveldans” de Simeon Ten Holt. Pero como es lógico, no todo son similitudes y encontramos piezas realmente bellas como el preludio nº 5, el nº 14 o el nº 18. A grandes rasgos, podemos señalar que la música de Van Veen se acerca a un minimalismo europeo mucho más amable y fácil de escuchar que el americano de los primeros años del género. Podeis escuchar el "Prelude No.6" a continuación:



El octavo disco de la caja se centra en “An Hour for Piano” del compositor norteamericano residente en París, Tom Johnson, quizá el músico que mejor se adapta a la etiqueta minimalista, por propio convencimiento. Sus procesos compositivos son rígidos y estrictos con pocas concesiones a la inspiración. Por el contrario, su rigor matemático termina por construir armazones de gran solidez como esta hora para piano. A título anecdótico, señalaremos que sus títulos acostumbran a ser descripciones exactas de lo que vamos a escuchar. Imaginaos cómo sonará su “Ópera de cuatro notas” o su “Órgano y silencio”. Junto a su tremenda hora para piano, escuchamos en el disco el clásico “Struggle for Pleasure” de Wim Mertens, viejo conocido del blog y “Postnuclear Winterscenario No.1” de Jacob ter Veldhuis, ecléctico músico holandés que proviene del mundo del rock aunque con formación clásica cuya producción abarca campos como la electrónica (especialmente el mundo del sampler), el rock y la música de cámara.

Cierra la colección, como no podía ser de otro modo la que para muchos es la obra fundacional de todo el movimiento minimalista: “In C” de Terry Riley, única pieza de la caja en la que Van Veen utiliza otros instrumentos (sintetizadores, principalmente) además del piano. No nos parece la mejor de las versiones de la obra que hemos oído pero no podía faltar. Junto a ella, completan el disco dos piezas de Klaas de Vries, compositor holandés seguidor confeso de Steve Reich: “Toccata Americana” y “Echo” y los “Three Minimal Preludes” de Carlos Michans, argentino nacionalizado también holandés.

Hay un cierto sesgo hacia lo holandés, lógico al ser ésta la nacionalidad del intérprete de los discos, lo que no empaña en modo alguno nuestra valoración general de la caja. Los principales baluartes del minimalismo, con las excepciones que indicamos al principio, se encuentran bien representados y la aparición de autores menos conocidos no hace sino aumentar la paleta sonora dándonos una visión más amplia de un género que cada día nos parece más vivo y que está impregnando a músicas y estilos muy distintos a cada momento. Os dejamos un par de enlaces en los que adquirir la caja de 9 discos:

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