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miércoles, 4 de diciembre de 2013

Wim Mertens - When Tool Met Wood (2013)



¿Qué ocurre cuando la herramienta encuentra la madera? Depende, lógicamente, de la herramienta y de la propia madera. Si hablamos de una sierra y un árbol, pocas consecuencias distintas del derribo de éste puede tener la coincidencia de ambos elementos. La herramienta, en cambio, puede ser mucho más delicada y la madera tener un grado de refinamiento muy particular. Sería el caso del taller de un luthier que construye un violín... o una flauta... o el armazón de un piano de cola. Convendrá conmigo el lector en que, en éste último caso, la confluencia de herramienta y madera nos brindará un resultado, parafraseando a Arthur C. Clark, no indistinguible de la magia pero sí muy cercano a ésta.

Puntual a su compromiso no escrito de brindarnos al menos un disco al año, en los últimos días de noviembre nos llegó la noticia de la publicación, sólo en España, por ahora, del último trabajo discográfico de uno de nuestros músicos predilectos: Wim Mertens.

Tiene el compositor belga un método de trabajo muy personal que le permite cumplir sin muchos problemas con su periódica cita con el mercado musical y es que Mertens, como muchos otros artistas, compone constantemente y también graba con cierta regularidad pero esas grabaciones son archivadas a la espera del momento adecuado. Hace años, comentaba en una entrevista con Ramón Trecet en Diálogos3 cómo a veces le resultaba complicado hablar de su último disco porque lo normal era que lo hubiese compuesto y grabado hasta cinco años antes de su publicación así que las entrevistas siempre trataban de material antiguo, alejado, en muchos casos, de lo que el músico hacía en el momento de la charla.

“When Tool Met Wood” es el poético título de su último disco publicado y data realmente de hace casi dos años cuando la ciudad portuguesa de Guimaraes encargó la obra a nuestro compositor en el marco de las celebraciones por la capitalidad europea de la cultura que la localidad ostentó en 2012 junto con la eslovena Maribor. A la hora de escuchar el disco, hemos de reconocer que nos cogió muy despistados por cuanto lo que habíamos leído de la obra original era que se trataba de una composición para piano y orquesta por lo que nos habíamos hecho a la idea de que escucharíamos un formato algo diferente del Mertens habitual y con un sonido más cercano a trabajos como “Open Continuum” o “Partes Extra Partes” o, a lo sumo, del estilo de “Father Damien”. Craso error en el que no habríamos caído de haber reparado antes en los créditos del disco que no mostraban nada parecido a una orquesta convencional y sí un grupo de músicos similar al Wim Mertens Ensemble de toda la vida algo engordado, con una reducida sección de cuerda de cuatro individuos, diez más a los vientos, arpa, guitarra, percusión y piano. La relación completa de músicos entre los que encontramos varios viejos conocidos es la siguiente: Eric Robberecht (violín), Liesbeth de Lombaert (viola), Lude Vercampt (chelo), Ruben Appermont (contrabajo), Sabine Warnier (flautas), Dirk Descheemaeker (clarinete), Katrien Noel (clarinetes), Karel Schoofs (oboe), Bob Permentier (fagot), Ward Hoornaert (trompeta, fliscornio), Marc Peremans (trompa), Dominique Vanhaegenberg (trombón), Tim Vanmedagel (trombón bajo), Hugo Mathijssen (tuba), Hanna Grociak (arpa), Peter Verbraken (guitarras), Evert Van Eynde (percusión) y Wim Mertens (piano, teclados).

Wim Mertens.

“Leeway” – Comienza el disco con el rítmico latido de unos platillos que pronto se ven acompañados por el resto de la batería. Estamos ante uno de esos extraños temas a base de percusiones que el Mertens reciente tiene a bien incluir en varios de últimos trabajos. Afortunadamente para nosotros, que no encontramos este tipo de piezas particularmente afortunadas, el tema es breve y algo más inspirado que los que aparecían en discos anteriores.

“Joy of Laughter” – Cuerdas y piano abren la siguiente composición en la que la trompeta toma las riendas de la melodía central, reforzada por la flauta y algo que parece un vibráfono. Las maderas se alternan entonces en el acompañamiento sin llegar a tener ninguna de ellas un protagonismo absoluto. Aparece el tambor marcando un ritmo constante que no altera ni un ápice el desarrollo de una composición que se nos antoja bastante más compleja de lo que aparenta su escueta melodía principal. Una de esas piezas el que el Mertens de los últimos años es pródigo y que van ganando con cada escucha.

“Cire Perdue” – Las cuerdas y el piano acaparan nuestra atención en la siguiente composición, alegre y vital como gran parte de la producción del compositor belga de los últimos tiempos. Seguir las evoluciones de la composición es un auténtico placer en el que la melodía va saltando de una línea esbozada por el violín al piano y de ahí al violonchelo en una constante fiesta para el oyente que hará las delicias de los aficionados a la música de Mertens. En los instantes finales hay un hueco para la flauta y algún otro de los instrumentos de viento que se unen a la celebración con acierto.

“Sovereign Abandon” – Llegamos al tema más tenso y extraño del disco pero que, a la vez, nos parece el más destacado e innovador con mucha diferencia. Comenzamos escuchando un tambor que marca un ritmo casi marcial que sirve de introducción para una melodía de piano repetitiva con un punto inquietante, reforzada por el contrabajo.  Escuchamos entonces violín, viola y el violonchelo casi al unísono en un lamento que tiene algo de flamenco (y no nos referimos a la Flandes natal de Mertens sino a “nuestro” flamenco). La tensión y el drama son absolutos en una pieza magistral que nos muestra a un Mertens que (parece mentira) no suena como ninguna de sus versiones anteriores hasta hoy. Imprescindible.

“Initial Detachment” – Con un ritmo igualmente obstinado pero tratado de un modo completamente opuesto llega el siguiente tema. De nuevo el piano marca la pauta y las cuerdas se encargan de dar cuerpo y sabor a la composición. Volvemos a escuchar esas maderas de antaño martilleando constantemente para dotar de un ritmo desenfrenado a la pieza. En algún momento encontramos familiaridades con “Jardin Clos”, el celebrado disco de 1996 del músico en el que esta composición habría encajado sin complicaciones. No es nuestra favorita del disco pero sigue siendo un tema interesante.

“Holes in Habit” – Por lo que hemos podido pulsar en la opinión de los aficionados sobre el disco, éste es, sin duda, el tema que más ha sorprendido y no es de extrañar. Comenzamos escuchando el familiar sonido de un clave al que se une enseguida el oboe y la aparición del chelo interpretando una especie de bajo continuo. Inesperado el giro barroco de Mertens que también se hace presente en la melodía. Lo que viene a continuación es puro ensalmo ya que Mertens comienza una evolución del barroco a su particular minimalismo para terminar fusionando ambos estilos en una pieza soberbia que sólo un músico en estado de gracia puede firmar. Con ésta pieza y “Sovereign Abandon” confesamos que nos habríamos dado por satisfechos.

“Slinging” – Tras algo como lo anterior, es muy complicado mantener el nivel pero Mertens lo intenta con una fórmula similar a la de la segunda composición del disco: una música optimista con una melodía que se fragmenta entre los diversos instrumentos provocándonos una sensación muy placentera. No es un Mertens nuevo pero tampoco lo necesita para agradarnos.

“Affine Schemes” – La vieja fórmula de melodía directa al piano vuelve a encontrar aquí su sitio. La pieza es convencional en el sentido en que tenemos un instrumento principal y el resto que actúan complementándolo pero respetando siempre el rol de éste. Hay instantes en los que el piano calla y es el arpa quien toma el relevo pero la idea es la misma. Estamos ante un tema lento con una melodía arrebatadora ante la que no es necesario mucho más: el Mertens de siempre con todo lo que eso significa.

“Ahead of Itself” – Aún se guarda alguna sorpresa más nuestro músico antes de terminar el disco. No es una novedad en su música la aparición, de cuando en cuando, de la guitarra eléctrica pero, en nuestra opinión, nunca se integraba del todo con el resto de instrumentos sonando un poco forzada. No ocurre eso aquí según creemos. Con un sonido muy particular y combinada hábilmente con la trompeta y las percusiones, protagoniza una pieza no muy extensa pero de agradable escucha.

“Ode Devenu Episode” – Si el disco comenzaba con un solo de batería, termina de modo parecido con otra exhibición, algo más larga, eso sí, de percusiones. Una “frivolité” que tendremos que perdonar al viejo Mertens que utiliza aquí tambores, gongs, tam-tams y todo tipo de parafernalia para despedir un buen disco de un modo, digamos, original.

Quizá sea aún pronto para hacer una valoración sólida de un disco que apenas lleva unos días en las tiendas pero lo cierto es que, sin llegar al nivel de excelencia de otras obras de su autor, nos parece que “When Tool Met Wood” es un disco notable con un par de momentos sobresalientes y un nivel medio alto. Conseguir esto más de treinta años después del primer disco y manteniendo un nivel de producción constante y regular, está al alcance de muy pocos y Mertens lo consigue. El único “pero” que le ponemos al músico belga es que se trata del séptimo disco consecutivo para “ensemble” quedando ya muy lejos “Un Respiro”, su último trabajo pianístico publicado. Para los que admiramos esa faceta del belga y, sobre todo, la alternancia entre discos de uno y otro tipo que era una de las cosas que más nos admiraba (el no saber con qué nos iba a sorprender la próxima vez) ha pasado mucho tiempo sin escuchar a Mertens en solitario ante las 88 teclas.


La distribución de los últimos discos de Mertens es, cuando menos, caótica. El músico belga pertenece a EMI Classical pero para España, su catálogo lo distribuye Warner. Eso hizo que su disco “Zee Versus Zed” apareciese en nuestro país semanas antes que en el resto del mundo, incluyendo Bélgica. Con los siguientes trabajos ocurrió al contrario y tardamos más en tenerlo aquí que en otros lugares. Con “When Tool Met Wood” vuelve a ocurrir lo primero. El disco se publicó la semana pasada aquí y aún no hay fecha para su salida al mercado en otros países. Aprovechemos, por tanto, esa oportunidad “exclusiva” de disfrutar el disco antes que los propios compatriotas del autor. Como siempre, sugerimos un par de enlaces para hacerlo:

amazon.es

fnac.es

En las páginas de itunes o amazon.es hay fragmentos disponibles de todos los cortes del disco para los que queráis darle una escucha previa.

Nos despedimos con un breve reportaje acerca del estreno de la obra en 2012. Es en portugués pero creemos que se comprende sin demasiada dificultad.

miércoles, 2 de enero de 2013

Wim Mertens - A Starry Wisdom (2012)



Tras tantos años escuchando su música, nuestra relación con Wim Mertens se parece bastante a la que podemos mantener con un buen amigo de toda la vida. Quizá el contacto no sea el mismo que había antes pero siempre acabamos reencontrándonos. Conocemos perfectamente cuál será su reacción ante una frase y por qué derroteros puede ir la conversación pero, a la vez, siempre habrá algo que nos sorprenda; un nuevo matiz, una noticia, un cambio leve pero perceptible y, por encima de todo, siempre pasaremos un rato agradable.

Algo así es lo que nos ha pasado al escuchar el recientemente publicado “A Starry Wisdom” del músico belga. Asistimos con placer a una música que conocemos bien, aunque sea la primera vez que suena en nuestros reproductores. En el fondo, se trata de la misma música que llevamos disfrutando tres décadas pero con alguna sorpresa, un cierto toque de frescura en algunas composiciones que nos hace pensar que el maldito Mertens aún guarda un buen puñado de ases bajo la manga. Es cierto que muchos de los temas nos resultan familiares, como no puede ser de otro modo en una conversación con un viejo amigo, pero incluso ese ligero inicio del tedio es bienvenido, siquiera como un efecto no del todo consciente provocado por la nostalgia de los buenos tiempos pasados.

A la hora de buscar referencias cercanas en trabajos anteriores de Mertens, “A Starry Wisdom” se parecería más a “Skopos” o a “Receptacle” que, por ejemplo, a “Zee Versus Zed”, lo que ya nos habla de un disco un punto por debajo de lo mejor nos ha brindado el belga en estos últimos años pero eso no quiere decir que estemos ante un disco desdeñable en modo alguno. La obra nace como una comisión del festival  anual que se celebra en Gent, Bélgica. Mertens hizo una primera interpretación para piano y voz de la pieza el 23 de septiembre de 2011 en la catedral de la ciudad y el 28 tuvo lugar el estreno de la obra con un “ensemble” reducido (un quinteto de cuerdas), su piano y su voz, ya en el Capitole de Gent en un programa doble en el que también se interpretó su “Series of Ands / Immediate Givens”.

Para el disco, el músico belga amplió considerablemente la formación incorporando un percusionista, un segundo piano, arpa, guitarra, bajo, eufonio y una sección de maderas y metales considerable entre la que echamos de menos la presencia del hasta ahora inseparable Dirk Descheemaeker (quién sólo faltó en el citado “Receptacle” si nuestra memoria nos es fiel). La lista de intérpretes participantes en el disco es la siguiente: Tatiana Samouil (violin), Liesbeth De Lombaert (viola), Lode Vercampt (cello), Ruben Appermont (contrabajo), Sabine Warnier (flauta, piccolo), Bart Watte (clarinete), Bob Permentier (fagot), Hendrik Pellens (saxofones), Waard Hoornaert (trompeta, fliscornio y corneta), Koen Cools (trompa), Jan Nicholaers (trombón), Nick Ost (eufonio), Geert de Vos (trombón bajo), Bernd van Echelpoel (tuba baja), Hanna Grociak (arpa), Peter Verbraken (guitarra, bajo), Evert Van Eynde (percusión), Claudia Bara (piano) y el propio Wim Mertens (piano, voz).

“From a nethermost point of view” – Los primeros instantes del disco no deparan ninguna sorpresa para el oyente acostumbrado a Mertens. Una melodía clásica del belga al piano tan simple como bella abre la pieza acompañada por la guitarra y la trompeta. Alrededor del minuto dos asistimos al primer giro cuando la flauta se presenta liderando una nueva melodía con un cambio rítmico realmente bonito. Tras esa breve interrupción, volvemos a la frase del comienzo del tema con las cuerdas incorporándose al paisaje para repasar de nuevo el motivo principal. Se trata de un Mertens más cercano al sus años recientes que al de los inicios pero sigue sonando bien.

“More than a genre” – Menos previsible resulta el segundo corte del disco, introducido por una veloz y breve secuencia de notas al piano que se repiten en un ritmo sincopado. Las cuerdas refuerzan ese tema antes de que entre un segundo piano para dar la réplica al primero. La pieza se estructura a partir de sucesivas repeticiones de esos dos motivos en las que se alternan los instrumentos de la parte rítmica, ora el piano, ora los metales. Un tema, en suma, diferente y muy novedoso dentro del repertorio del belga.

“Contemporaneousness” – Asistimos con este corte a una pieza en la que Mertens mezcla su estilo habitual con elementos y melodías de corte clasicista, en especial por parte del clarinete y las cuerdas sobre un ritmo alegre y vivo construido a partir de un bajo continuo en el que los trombones y la tuba (los metales en general) llevan la voz cantante. Se trata de una de esas piezas que ganan con las escuchas sucesivas, como ocurre en ocasiones con la obra de Mertens.

“The custom of amok” – El síndrome de Amok define un ataque de rabia súbita y furia asesina que experimentan algunos sujetos tras verse inmersos en una situación de vergüenza extrema ante otras personas. Escuchando esta pieza de Mertens no encontramos ningún elemento que nos haga pensar en un arrebato de tal clase puesto que el tema se cuenta entre las piezas más alegres y optimistas de todo el disco, continuando con una línea que se inició allá por las fechas en las que apareció “Jardin Clos”.

“Given without giveness” – Con el siguiente corte regresamos a un Mertens clásico cuyas referencias estilísticas más cercanas podemos situar, al igual que ocurría con la pieza anterior, en el disco “Jardin Clos” aunque con reminiscencias algo más antiguas, especialmente en el uso de los instrumentos de viento que nos remiten a discos como “Shot and Echo” (sobre todo en cortes como “One Who Matters” o “Silver Lining”) o, en menor medida, a “Motives for Writing”. No se trata de una composición de gran fuerza melódica pero el ambiente que consigue crear a base de continuos relevos entre instrumentos

“At the edge of the void” – Nuevamente los metales son los encargados de darle forma a un intrincado tema en el que los distintos instrumentos de esa sección juegan dibujando retazos de melodías en las que se alternan unos y otros sobre un continuo de piano. La percusión que aparece un rato después de comenzado el tema marca de forma marcial el desarrollo de otro corte que nos remite a “Shot and Echo”. Como ocurre muy a menudo en la obra de Mertens, la parte final de la composición, tiene un giro rítmico muy interesante en el que se nos presenta una nueva melodía tremendamente pegadiza que nos deja con un gran sabor de boca a la espera del siguiente tema.



“Ausgedehnt” – Quizá el tema más comercialmente aprovechable de todo el disco sea este en el que una aparentemente intrascendente introducción de piano se transforma en pocos compases en una rítmica pieza de piano apoyada por la percusión y los metales sobre la que aparece la melodía principal a cargo de la guitarra eléctrica (algo desacostumbrado en el músico belga) con un inestimable refuerzo a cargo de las cuerdas y el resto de la sección de viento. Con esta brillante pieza llegamos al corte final del trabajo.

“The scene of two” – Tras el climax alcanzado con el tema anterior, era necesaria una pausa antes del final y es aquí donde encontramos al Mertens que más nos gusta, el que es capaz de encontrar belleza en la más simple de las melodías. Con una estructura muy parecida a la que utilizó el músico en “Not Me” (pero sin las voces), pieza que cerraba el disco “Jardin Clos”, citado también anteriormente, el belga nos golpea de un modo devastador derribando cualquier defensa que pudiéramos haber construido a base de comparaciones con trabajos anteriores. Nada de eso sirve. Cuando la melodía es tan poderosa como esta, sólo cabe rendirse, acercarse al reproductor de CDs y pulsar de nuevo el “play”.

Como ya hemos reflejado en los comentarios anteriores, la referencia más próxima a la hora de valorar el último trabajo de Mertens es su disco de 1992, “Shot and Echo”. No es casual que, comparando la instrumentación de aquel trabajo y la de “A Starry Wisdom”, ambas sean prácticamente idénticas con muy ligeras variaciones. En la comparación, el trabajo más reciente sale bastante airoso a pesar de ser aquel uno de nuestros discos favoritos del compositor belga. En su contra, el nuevo disco acusa la ausencia de uno o dos cortes poderosos, dos “singles” con cierta fuerza que pudieran enganchar al oyente novel como los que sí había en su popular antecesor entre cuyos temas se seleccionó alguno como sintonía de una campaña televisiva de una importante aerolinea nacional. Aunque piezas como “Ausgedehnt” podrían competir en esa categoría, no llegan, en nuestra opinión, a los niveles de excelencia de “Shot One” o “Watch Over Me”.

Por razones que se nos escapan, la distribución de los últimos discos de Mertens fuera de Belgica y los países de su entorno (Holanda, para entendernos) es bastante deficiente. Varias semanas después de aparecer el disco, no hay noticia alguna de su publicación en otros países. Una de las pocas tiendas online en la que se puede comprar el disco físico es proxis pero tampoco se destacan por un servicio especialmente rápido. Para completar el desaguisado, las tiendas que lo venden en formato digital sólo lo hacen dentro de Bélgica y Holanda (y en algún caso, en Francia). Os dejamos un par de enlaces en los que comprar el disco:



Nos despedimos con un video promocional del festival de Gent para el que se compuso el disco: