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lunes, 6 de julio de 2015

Wim Mertens - Charaktersketch (2015)



Hubo un momento en el que parecía que la carrera discográfica de Wim Mertens iba a convertirse en una serie de alternancias de discos para “ensemble” y discos para piano y voz ya que ese esquema, con ligeras variaciones, se repitió durante largos años. En 2005 por algún motivo se rompió esa cadencia y después de la aparición de “Un Respiro”, siguieron otros nueve discos escritos para formaciones instrumentales de mayor o menos amplitud pero alejados, desde luego, del concepto “piano y voz” que tantos seguidores tiene.

Con motivo de la aparición del que sería el décimo disco consecutivo para grupo, se anunció también el fin momentaneo de esta racha al formar éste parte de una trilogía cuya segunda parte será, por fín, un trabajo de piano y voz. La tercera, al parecer, será una obra orquestal.

El disco, titulado “Charaktersketch” tiene como concepto principal la revisión de la idea de Europa tras la actual crisis, el cambio en la mirada que todos sus habitantes están experimentando en uno u otro sentido durante estos años, la decadencia, en fín, de un modelo que amenaza con ser desplazado por otras zonas geográficas emergentes. El punto de vista de Mertens sobre la cuestión no deja de tener su interés puesto que, pese a pertenecer a uno de los países que más airosos están saliendo de la crisis, su público principal se encuentra en España, Grecia y Portugal, quizá las naciones de la UE que más han perdido en la misma.

La extensa lista de músicos que participan en el disco es muy similar a la del anterior “When Tool Met Wood” y la componen los siguientes nombres: Tatiana Samouil (violín), Liesbeth de Lombaert (viola), Lode Vercampt (violonchelo), Ruben Appermont (contrabajo), Sabine Warnier (flautas), Bart Watté (clarinete), Hendrik Pellens (saxofones), Ward Hoornaert (trompeta), Eliz Erkalp (trompa), Nick Ost (eufónio), Jan Nicolaerts (trombón), Bernd Van Echelpoel (tuba), Hanna Grociak (arpa), Peter Verbraeken (guitarras) y Evert Van Eynde (percusión). Mertens interpreta, como es habitual, el piano y destaca la ausencia de Dirk Descheemaeker en la formación por ser un habitual en la gran mayoría de discos de Wim en los que se requiere un saxo o un clarinete.

Cartel anunciador del espectáculo "Lo que mueve el mundo"
en el que se estrenaron dos de las piezas del disco.


“Wegzuwünschen” - El primer título, que podríamos traducir como “largamente deseado” o algo similar es de una gran alegría inicial, marcado por un vivo piano que enseguida se ve respaldado por los vientos utilizados de esa forma rítmica tan característica del músico belga. En cierto modo nos recuerda al gran Mertens de “Integer Valor” o al de “Jardin Clos”, especialmente a este último en el segmento final, algo caótico.

“Unwillen-Nichtwollen” - Aunque el peso sigue recayendo sobre el piano en el comienzo, las cuerdas reclaman su espacio en una pieza algo más tensa que se corresponde con el título (“falta de voluntad”). La música cobra entonces un aspecto más mecánico, actuando como un rodillo que repite una y otra vez el mismo esquema con un ritmo inquebrantable. La entrada de los vientos en relevo de las cuerdas nos lleva hasta una melodía de saxo realmente prodigiosa a cuyo término volvemos al segmento inicial con el refuerzo de una percusión inmisericorde que volverá a sonar en otros momentos del tema hasta su conclusión. Es esta una pieza excelente que podría contarse entre lo mejor de Mertens en los últimos años.



“Wie Mich Dünckt” - La primera gran sorpresa del disco llega aquí. En ocasiones unos artistas demuestran tener importantes influencias de otros y estas llegan a permear en su estilo hasta hacerse muy reconocibles. Nadie negaría que Yann Tiersen es un músico en el que Mertens ha tenido una influencia notable, lo que no habíamos encontrado hasta el momento es una evidencia como esta de que la citada influencia es recíproca. Exagerada, quizá. El comienzo de la composición tiene tan marcado el sello de Tiersen que cualquier seguidor de ambos artistas la atribuiría sin demasiados titubeos a él y no a Mertens. Es cierto que más adelante hay momentos de clara autoría de Mertens pero la presencia del Tiersen de bandas sonoras como la de “Goodbye Lenin” es abrumadora.

“Earmarked” - En el disco hay dos piezas escritas ex profeso para el espectáculo “Lo que mueve el mundo” en el que Mertens ponía música a determinados fragmentos de la novela “Mussche” de Kirmen Uribe del que hablamos tiempo atrás. Esta es la primera de ellas. Comienza con unos clasicos acordes de piano de Mertens replicados enseguida por las cuerdas de entre las que el violín de Tatiana Samouil está llamado a ocupar un lugar central. Sobre una percusión que recuerda por un momento a la de aquella joya del compositor belga titulada “No Testament”, la violinista ejecuta una melodía extraordinariamente inspirada. En una segunda revisión de la misma se incorpora el clarinete para obsequiarnos con un dúo notabilísimo. Sin duda, otro de los grandes momentos de todo el trabajo.



“Reihengewebe” - Uno de los problemas que le encontramos a la música de Mertens en los últimos años es una excesiva “dulcificación” del sonido, algo a lo que contribuye el uso de formaciones cada vez más amplias. En ocasiones eso lleva a piezas deslavazadas como esta en las que la melodía que comienza un instrumento es continuada por otro y más tarde por un tercero, etc. sin llegar a empastar convenientemente. Creemos que ahí está la razón por la que varios trabajos de los últimos años nos resulten algo insustanciales , al menos parcialmente. Esta sensación nos empezó a invadir en la época de la banda sonora de “Father Damien” y, desde entonces, son ya muchos los discos en los que encontramos momentos cercanos al tedio que es, precisamente, lo que nos ocurre aquí.

“Überhandnehmend” - Segunda de las piezas escritas por Mertens para “Lo que mueve el mundo”. El comienzo, con esa combinación entre contrabajo y violonchelo nos remite inevitablemente a un trabajo como la tercera parte de “Alle Dinghe”, en la que disfrutamos de sonoridades similares. La presencia del piano marca la diferencia principal con aquella obra y durante unos instantes la mezcla de ese instrumento y la sección de cuerdas (ya al completo) consigue un efecto interesante pero la falta de concreción termina por incidir en los mismos errores (siempre en nuestra opinión) que la pieza anterior.

“Post and Postures” - En los últimos años, Mertens ha desarrollado una gran relación con el festival de cine de Gent para el que ha compuesto varias piezas exclusivas (se llegó a publicar un disco con esa música en una edición limitada años atrás). En 2013 el festival alcanzaba su cuadragésima edición y el músico les dedicó esta pieza. Es la que mayor presencia de la guitarra tiene de todo el disco pero sigue jugando un papel muy secundario. La melodía tiene posibilidades pero, al menos, con esta formación instrumental no nos parece que llegue a desarrollarlas en su totalidad.

“The Place of a Gap” - Cuando parecía que el disco se nos iba entre temas más flojos de lo esperado, llega una composición diferente. Con una introducción de arpa que da paso al vibráfono y a unas cuerdas que emiten largas y sostenidas notas como soporte de la misma, nos sumergimos en una rara pieza que quizá tenga un precedente en aquel “Song 6” que aparecía en la edición integral del disco “Integer Valor”. Con un singular sonido, más jazzístico de lo habitual (es una forma de hablar, no se nos ocurre mejor descripción) transcurre esta curiosidad que merece un lugar destacado en el conjunto del disco.



“According to the One” - A pesar de que los primeros compases de la pieza nos hacían pensar en otra composición prescindible, la llegada de la melodía central nos demuestra que, a pesar de que en la forma estamos ante una composición cercana a “Reihengewebe” o “Überhandnehmend”, si el tema principal es bueno, puede llegar a rescatar la composición. Quizá un trabajo algo mayor de la parte de piano y una reducción del peso de las cuerdas podría hacer de este último corte un pequeño clásico de la discografía reciente de Mertens.


Tras escuchar este trabajo y tomándolo como el último de una larga serie, entendemos muy bien el anuncio de una próxima entrega para piano y voz porque la fórmula de “ensemble”, y particularmente de un grupo tan amplio en el que las cuerdas tienen una presencia tan importante parece dar síntomas de agotamiento (en el Mertens clásico, apenas había cuerdas y funcionaba muy bien). Desconfiamos algo más del cierre orquestal de la anunciada trilogía porque la música del belga no termina de convencernos cuando la hemos escuchado en ese formato aunque es cierto que siempre han sido adaptaciones de obras escritas para otros instrumentos y no originales para orquesta. Con todo, es una gran noticia que uno de nuestros compositores favoritos (y una debilidad personal) siga tan activo tanto a la hora de grabar como a la de ofrecer conciertos.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Wim Mertens - When Tool Met Wood (2013)



¿Qué ocurre cuando la herramienta encuentra la madera? Depende, lógicamente, de la herramienta y de la propia madera. Si hablamos de una sierra y un árbol, pocas consecuencias distintas del derribo de éste puede tener la coincidencia de ambos elementos. La herramienta, en cambio, puede ser mucho más delicada y la madera tener un grado de refinamiento muy particular. Sería el caso del taller de un luthier que construye un violín... o una flauta... o el armazón de un piano de cola. Convendrá conmigo el lector en que, en éste último caso, la confluencia de herramienta y madera nos brindará un resultado, parafraseando a Arthur C. Clark, no indistinguible de la magia pero sí muy cercano a ésta.

Puntual a su compromiso no escrito de brindarnos al menos un disco al año, en los últimos días de noviembre nos llegó la noticia de la publicación, sólo en España, por ahora, del último trabajo discográfico de uno de nuestros músicos predilectos: Wim Mertens.

Tiene el compositor belga un método de trabajo muy personal que le permite cumplir sin muchos problemas con su periódica cita con el mercado musical y es que Mertens, como muchos otros artistas, compone constantemente y también graba con cierta regularidad pero esas grabaciones son archivadas a la espera del momento adecuado. Hace años, comentaba en una entrevista con Ramón Trecet en Diálogos3 cómo a veces le resultaba complicado hablar de su último disco porque lo normal era que lo hubiese compuesto y grabado hasta cinco años antes de su publicación así que las entrevistas siempre trataban de material antiguo, alejado, en muchos casos, de lo que el músico hacía en el momento de la charla.

“When Tool Met Wood” es el poético título de su último disco publicado y data realmente de hace casi dos años cuando la ciudad portuguesa de Guimaraes encargó la obra a nuestro compositor en el marco de las celebraciones por la capitalidad europea de la cultura que la localidad ostentó en 2012 junto con la eslovena Maribor. A la hora de escuchar el disco, hemos de reconocer que nos cogió muy despistados por cuanto lo que habíamos leído de la obra original era que se trataba de una composición para piano y orquesta por lo que nos habíamos hecho a la idea de que escucharíamos un formato algo diferente del Mertens habitual y con un sonido más cercano a trabajos como “Open Continuum” o “Partes Extra Partes” o, a lo sumo, del estilo de “Father Damien”. Craso error en el que no habríamos caído de haber reparado antes en los créditos del disco que no mostraban nada parecido a una orquesta convencional y sí un grupo de músicos similar al Wim Mertens Ensemble de toda la vida algo engordado, con una reducida sección de cuerda de cuatro individuos, diez más a los vientos, arpa, guitarra, percusión y piano. La relación completa de músicos entre los que encontramos varios viejos conocidos es la siguiente: Eric Robberecht (violín), Liesbeth de Lombaert (viola), Lude Vercampt (chelo), Ruben Appermont (contrabajo), Sabine Warnier (flautas), Dirk Descheemaeker (clarinete), Katrien Noel (clarinetes), Karel Schoofs (oboe), Bob Permentier (fagot), Ward Hoornaert (trompeta, fliscornio), Marc Peremans (trompa), Dominique Vanhaegenberg (trombón), Tim Vanmedagel (trombón bajo), Hugo Mathijssen (tuba), Hanna Grociak (arpa), Peter Verbraken (guitarras), Evert Van Eynde (percusión) y Wim Mertens (piano, teclados).

Wim Mertens.

“Leeway” – Comienza el disco con el rítmico latido de unos platillos que pronto se ven acompañados por el resto de la batería. Estamos ante uno de esos extraños temas a base de percusiones que el Mertens reciente tiene a bien incluir en varios de últimos trabajos. Afortunadamente para nosotros, que no encontramos este tipo de piezas particularmente afortunadas, el tema es breve y algo más inspirado que los que aparecían en discos anteriores.

“Joy of Laughter” – Cuerdas y piano abren la siguiente composición en la que la trompeta toma las riendas de la melodía central, reforzada por la flauta y algo que parece un vibráfono. Las maderas se alternan entonces en el acompañamiento sin llegar a tener ninguna de ellas un protagonismo absoluto. Aparece el tambor marcando un ritmo constante que no altera ni un ápice el desarrollo de una composición que se nos antoja bastante más compleja de lo que aparenta su escueta melodía principal. Una de esas piezas el que el Mertens de los últimos años es pródigo y que van ganando con cada escucha.

“Cire Perdue” – Las cuerdas y el piano acaparan nuestra atención en la siguiente composición, alegre y vital como gran parte de la producción del compositor belga de los últimos tiempos. Seguir las evoluciones de la composición es un auténtico placer en el que la melodía va saltando de una línea esbozada por el violín al piano y de ahí al violonchelo en una constante fiesta para el oyente que hará las delicias de los aficionados a la música de Mertens. En los instantes finales hay un hueco para la flauta y algún otro de los instrumentos de viento que se unen a la celebración con acierto.

“Sovereign Abandon” – Llegamos al tema más tenso y extraño del disco pero que, a la vez, nos parece el más destacado e innovador con mucha diferencia. Comenzamos escuchando un tambor que marca un ritmo casi marcial que sirve de introducción para una melodía de piano repetitiva con un punto inquietante, reforzada por el contrabajo.  Escuchamos entonces violín, viola y el violonchelo casi al unísono en un lamento que tiene algo de flamenco (y no nos referimos a la Flandes natal de Mertens sino a “nuestro” flamenco). La tensión y el drama son absolutos en una pieza magistral que nos muestra a un Mertens que (parece mentira) no suena como ninguna de sus versiones anteriores hasta hoy. Imprescindible.

“Initial Detachment” – Con un ritmo igualmente obstinado pero tratado de un modo completamente opuesto llega el siguiente tema. De nuevo el piano marca la pauta y las cuerdas se encargan de dar cuerpo y sabor a la composición. Volvemos a escuchar esas maderas de antaño martilleando constantemente para dotar de un ritmo desenfrenado a la pieza. En algún momento encontramos familiaridades con “Jardin Clos”, el celebrado disco de 1996 del músico en el que esta composición habría encajado sin complicaciones. No es nuestra favorita del disco pero sigue siendo un tema interesante.

“Holes in Habit” – Por lo que hemos podido pulsar en la opinión de los aficionados sobre el disco, éste es, sin duda, el tema que más ha sorprendido y no es de extrañar. Comenzamos escuchando el familiar sonido de un clave al que se une enseguida el oboe y la aparición del chelo interpretando una especie de bajo continuo. Inesperado el giro barroco de Mertens que también se hace presente en la melodía. Lo que viene a continuación es puro ensalmo ya que Mertens comienza una evolución del barroco a su particular minimalismo para terminar fusionando ambos estilos en una pieza soberbia que sólo un músico en estado de gracia puede firmar. Con ésta pieza y “Sovereign Abandon” confesamos que nos habríamos dado por satisfechos.

“Slinging” – Tras algo como lo anterior, es muy complicado mantener el nivel pero Mertens lo intenta con una fórmula similar a la de la segunda composición del disco: una música optimista con una melodía que se fragmenta entre los diversos instrumentos provocándonos una sensación muy placentera. No es un Mertens nuevo pero tampoco lo necesita para agradarnos.

“Affine Schemes” – La vieja fórmula de melodía directa al piano vuelve a encontrar aquí su sitio. La pieza es convencional en el sentido en que tenemos un instrumento principal y el resto que actúan complementándolo pero respetando siempre el rol de éste. Hay instantes en los que el piano calla y es el arpa quien toma el relevo pero la idea es la misma. Estamos ante un tema lento con una melodía arrebatadora ante la que no es necesario mucho más: el Mertens de siempre con todo lo que eso significa.

“Ahead of Itself” – Aún se guarda alguna sorpresa más nuestro músico antes de terminar el disco. No es una novedad en su música la aparición, de cuando en cuando, de la guitarra eléctrica pero, en nuestra opinión, nunca se integraba del todo con el resto de instrumentos sonando un poco forzada. No ocurre eso aquí según creemos. Con un sonido muy particular y combinada hábilmente con la trompeta y las percusiones, protagoniza una pieza no muy extensa pero de agradable escucha.

“Ode Devenu Episode” – Si el disco comenzaba con un solo de batería, termina de modo parecido con otra exhibición, algo más larga, eso sí, de percusiones. Una “frivolité” que tendremos que perdonar al viejo Mertens que utiliza aquí tambores, gongs, tam-tams y todo tipo de parafernalia para despedir un buen disco de un modo, digamos, original.

Quizá sea aún pronto para hacer una valoración sólida de un disco que apenas lleva unos días en las tiendas pero lo cierto es que, sin llegar al nivel de excelencia de otras obras de su autor, nos parece que “When Tool Met Wood” es un disco notable con un par de momentos sobresalientes y un nivel medio alto. Conseguir esto más de treinta años después del primer disco y manteniendo un nivel de producción constante y regular, está al alcance de muy pocos y Mertens lo consigue. El único “pero” que le ponemos al músico belga es que se trata del séptimo disco consecutivo para “ensemble” quedando ya muy lejos “Un Respiro”, su último trabajo pianístico publicado. Para los que admiramos esa faceta del belga y, sobre todo, la alternancia entre discos de uno y otro tipo que era una de las cosas que más nos admiraba (el no saber con qué nos iba a sorprender la próxima vez) ha pasado mucho tiempo sin escuchar a Mertens en solitario ante las 88 teclas.


La distribución de los últimos discos de Mertens es, cuando menos, caótica. El músico belga pertenece a EMI Classical pero para España, su catálogo lo distribuye Warner. Eso hizo que su disco “Zee Versus Zed” apareciese en nuestro país semanas antes que en el resto del mundo, incluyendo Bélgica. Con los siguientes trabajos ocurrió al contrario y tardamos más en tenerlo aquí que en otros lugares. Con “When Tool Met Wood” vuelve a ocurrir lo primero. El disco se publicó la semana pasada aquí y aún no hay fecha para su salida al mercado en otros países. Aprovechemos, por tanto, esa oportunidad “exclusiva” de disfrutar el disco antes que los propios compatriotas del autor. Como siempre, sugerimos un par de enlaces para hacerlo:

amazon.es

fnac.es

En las páginas de itunes o amazon.es hay fragmentos disponibles de todos los cortes del disco para los que queráis darle una escucha previa.

Nos despedimos con un breve reportaje acerca del estreno de la obra en 2012. Es en portugués pero creemos que se comprende sin demasiada dificultad.

miércoles, 2 de enero de 2013

Wim Mertens - A Starry Wisdom (2012)



Tras tantos años escuchando su música, nuestra relación con Wim Mertens se parece bastante a la que podemos mantener con un buen amigo de toda la vida. Quizá el contacto no sea el mismo que había antes pero siempre acabamos reencontrándonos. Conocemos perfectamente cuál será su reacción ante una frase y por qué derroteros puede ir la conversación pero, a la vez, siempre habrá algo que nos sorprenda; un nuevo matiz, una noticia, un cambio leve pero perceptible y, por encima de todo, siempre pasaremos un rato agradable.

Algo así es lo que nos ha pasado al escuchar el recientemente publicado “A Starry Wisdom” del músico belga. Asistimos con placer a una música que conocemos bien, aunque sea la primera vez que suena en nuestros reproductores. En el fondo, se trata de la misma música que llevamos disfrutando tres décadas pero con alguna sorpresa, un cierto toque de frescura en algunas composiciones que nos hace pensar que el maldito Mertens aún guarda un buen puñado de ases bajo la manga. Es cierto que muchos de los temas nos resultan familiares, como no puede ser de otro modo en una conversación con un viejo amigo, pero incluso ese ligero inicio del tedio es bienvenido, siquiera como un efecto no del todo consciente provocado por la nostalgia de los buenos tiempos pasados.

A la hora de buscar referencias cercanas en trabajos anteriores de Mertens, “A Starry Wisdom” se parecería más a “Skopos” o a “Receptacle” que, por ejemplo, a “Zee Versus Zed”, lo que ya nos habla de un disco un punto por debajo de lo mejor nos ha brindado el belga en estos últimos años pero eso no quiere decir que estemos ante un disco desdeñable en modo alguno. La obra nace como una comisión del festival  anual que se celebra en Gent, Bélgica. Mertens hizo una primera interpretación para piano y voz de la pieza el 23 de septiembre de 2011 en la catedral de la ciudad y el 28 tuvo lugar el estreno de la obra con un “ensemble” reducido (un quinteto de cuerdas), su piano y su voz, ya en el Capitole de Gent en un programa doble en el que también se interpretó su “Series of Ands / Immediate Givens”.

Para el disco, el músico belga amplió considerablemente la formación incorporando un percusionista, un segundo piano, arpa, guitarra, bajo, eufonio y una sección de maderas y metales considerable entre la que echamos de menos la presencia del hasta ahora inseparable Dirk Descheemaeker (quién sólo faltó en el citado “Receptacle” si nuestra memoria nos es fiel). La lista de intérpretes participantes en el disco es la siguiente: Tatiana Samouil (violin), Liesbeth De Lombaert (viola), Lode Vercampt (cello), Ruben Appermont (contrabajo), Sabine Warnier (flauta, piccolo), Bart Watte (clarinete), Bob Permentier (fagot), Hendrik Pellens (saxofones), Waard Hoornaert (trompeta, fliscornio y corneta), Koen Cools (trompa), Jan Nicholaers (trombón), Nick Ost (eufonio), Geert de Vos (trombón bajo), Bernd van Echelpoel (tuba baja), Hanna Grociak (arpa), Peter Verbraken (guitarra, bajo), Evert Van Eynde (percusión), Claudia Bara (piano) y el propio Wim Mertens (piano, voz).

“From a nethermost point of view” – Los primeros instantes del disco no deparan ninguna sorpresa para el oyente acostumbrado a Mertens. Una melodía clásica del belga al piano tan simple como bella abre la pieza acompañada por la guitarra y la trompeta. Alrededor del minuto dos asistimos al primer giro cuando la flauta se presenta liderando una nueva melodía con un cambio rítmico realmente bonito. Tras esa breve interrupción, volvemos a la frase del comienzo del tema con las cuerdas incorporándose al paisaje para repasar de nuevo el motivo principal. Se trata de un Mertens más cercano al sus años recientes que al de los inicios pero sigue sonando bien.

“More than a genre” – Menos previsible resulta el segundo corte del disco, introducido por una veloz y breve secuencia de notas al piano que se repiten en un ritmo sincopado. Las cuerdas refuerzan ese tema antes de que entre un segundo piano para dar la réplica al primero. La pieza se estructura a partir de sucesivas repeticiones de esos dos motivos en las que se alternan los instrumentos de la parte rítmica, ora el piano, ora los metales. Un tema, en suma, diferente y muy novedoso dentro del repertorio del belga.

“Contemporaneousness” – Asistimos con este corte a una pieza en la que Mertens mezcla su estilo habitual con elementos y melodías de corte clasicista, en especial por parte del clarinete y las cuerdas sobre un ritmo alegre y vivo construido a partir de un bajo continuo en el que los trombones y la tuba (los metales en general) llevan la voz cantante. Se trata de una de esas piezas que ganan con las escuchas sucesivas, como ocurre en ocasiones con la obra de Mertens.

“The custom of amok” – El síndrome de Amok define un ataque de rabia súbita y furia asesina que experimentan algunos sujetos tras verse inmersos en una situación de vergüenza extrema ante otras personas. Escuchando esta pieza de Mertens no encontramos ningún elemento que nos haga pensar en un arrebato de tal clase puesto que el tema se cuenta entre las piezas más alegres y optimistas de todo el disco, continuando con una línea que se inició allá por las fechas en las que apareció “Jardin Clos”.

“Given without giveness” – Con el siguiente corte regresamos a un Mertens clásico cuyas referencias estilísticas más cercanas podemos situar, al igual que ocurría con la pieza anterior, en el disco “Jardin Clos” aunque con reminiscencias algo más antiguas, especialmente en el uso de los instrumentos de viento que nos remiten a discos como “Shot and Echo” (sobre todo en cortes como “One Who Matters” o “Silver Lining”) o, en menor medida, a “Motives for Writing”. No se trata de una composición de gran fuerza melódica pero el ambiente que consigue crear a base de continuos relevos entre instrumentos

“At the edge of the void” – Nuevamente los metales son los encargados de darle forma a un intrincado tema en el que los distintos instrumentos de esa sección juegan dibujando retazos de melodías en las que se alternan unos y otros sobre un continuo de piano. La percusión que aparece un rato después de comenzado el tema marca de forma marcial el desarrollo de otro corte que nos remite a “Shot and Echo”. Como ocurre muy a menudo en la obra de Mertens, la parte final de la composición, tiene un giro rítmico muy interesante en el que se nos presenta una nueva melodía tremendamente pegadiza que nos deja con un gran sabor de boca a la espera del siguiente tema.



“Ausgedehnt” – Quizá el tema más comercialmente aprovechable de todo el disco sea este en el que una aparentemente intrascendente introducción de piano se transforma en pocos compases en una rítmica pieza de piano apoyada por la percusión y los metales sobre la que aparece la melodía principal a cargo de la guitarra eléctrica (algo desacostumbrado en el músico belga) con un inestimable refuerzo a cargo de las cuerdas y el resto de la sección de viento. Con esta brillante pieza llegamos al corte final del trabajo.

“The scene of two” – Tras el climax alcanzado con el tema anterior, era necesaria una pausa antes del final y es aquí donde encontramos al Mertens que más nos gusta, el que es capaz de encontrar belleza en la más simple de las melodías. Con una estructura muy parecida a la que utilizó el músico en “Not Me” (pero sin las voces), pieza que cerraba el disco “Jardin Clos”, citado también anteriormente, el belga nos golpea de un modo devastador derribando cualquier defensa que pudiéramos haber construido a base de comparaciones con trabajos anteriores. Nada de eso sirve. Cuando la melodía es tan poderosa como esta, sólo cabe rendirse, acercarse al reproductor de CDs y pulsar de nuevo el “play”.

Como ya hemos reflejado en los comentarios anteriores, la referencia más próxima a la hora de valorar el último trabajo de Mertens es su disco de 1992, “Shot and Echo”. No es casual que, comparando la instrumentación de aquel trabajo y la de “A Starry Wisdom”, ambas sean prácticamente idénticas con muy ligeras variaciones. En la comparación, el trabajo más reciente sale bastante airoso a pesar de ser aquel uno de nuestros discos favoritos del compositor belga. En su contra, el nuevo disco acusa la ausencia de uno o dos cortes poderosos, dos “singles” con cierta fuerza que pudieran enganchar al oyente novel como los que sí había en su popular antecesor entre cuyos temas se seleccionó alguno como sintonía de una campaña televisiva de una importante aerolinea nacional. Aunque piezas como “Ausgedehnt” podrían competir en esa categoría, no llegan, en nuestra opinión, a los niveles de excelencia de “Shot One” o “Watch Over Me”.

Por razones que se nos escapan, la distribución de los últimos discos de Mertens fuera de Belgica y los países de su entorno (Holanda, para entendernos) es bastante deficiente. Varias semanas después de aparecer el disco, no hay noticia alguna de su publicación en otros países. Una de las pocas tiendas online en la que se puede comprar el disco físico es proxis pero tampoco se destacan por un servicio especialmente rápido. Para completar el desaguisado, las tiendas que lo venden en formato digital sólo lo hacen dentro de Bélgica y Holanda (y en algún caso, en Francia). Os dejamos un par de enlaces en los que comprar el disco:



Nos despedimos con un video promocional del festival de Gent para el que se compuso el disco:

domingo, 3 de junio de 2012

Wim Mertens - Struggle for Pleasure [30th Anniversary Edition] (2012)



La fiebre por las reediciones de discos clásicos que parece haber contagiado en los últimos años a las discográficas está teniendo un efecto muy positivo para las colecciones de los buenos melómanos a la vez que nefasto para sus bolsillos. Aprovechando esta moda, vamos a comentar hoy un disco que es a la vez un disco imprescindible y una novedad. “Struggle for Pleasure” fue en su momento el segundo lanzamiento discográfico de Wim Mertens allá por el lejano 1982 y contenía ya alguna de las melodías más populares del músico en toda su carrera.

La discografía de Mertens, además de extensa, tiene todas las características de un galimatías ya que en ella aparecen títulos que no encontraremos en las tiendas si preguntamos por ellos pero que sí aparecerán si nuestra búsqueda se hace correctamente. Un ejemplo de esto es el primer trabajo del músico, ya comentado aquí hace tiempo: “Vergessen”. No lo encontrareis en ningún sitio (salvo de segunda mano o como resto de stock) pero sí está incluído al completo en el recopilatorio “With Usura” junto con el disco que comentamos hoy. Y así ocurre con un buen montón de títulos de la discografía del belga. Discos como “At Home / Not at Home”, “Ver-Veranderingen”, “Instrumental Songs”, “If I Can” y muchos otros están reeditados en distintos lanzamientos posteriores, en su mayor parte acompañados de otros discos y bajo otro título distinto. En resumen, es muy complicado encontrar todos los trabajos de Mertens si no sabemos buscar pero en contrapartida, practicamente el 100% de su catálogo está disponible hoy en día, cosa que no ocurre con otros artistas, incluso con los que son infinítamente más populares que nuestro protagonista.



Wim Mertens circa 1982


“Struggle for Pleasure” no es realmente lo que conocemos por LP ya que apenas llegaba a los 20 minutos de duración en su edición original aunque el hecho de que fuera un 33 1/2 rpm impedía calificarlo de maxi single y el formato de 12 pulgadas lo excluía de la categoría de EP. Discusiones estériles al margen, lo cierto es que en la corta duración del disco había concentrada una cantidad de buena música realmente inusual. Los músicos que intervienen en la grabación original son: Luk Schollaert (saxo soprano), Anne Van Der Troost (arpa), Hans Francois (piano, sintetizadores, tratamientos electrónicos), Wim Mertens (piano, voz, sintetizador), Pieter Vereertbrugghen (sintetizador), Marc Grauwels (flauta piccolo), Dirk Descheemaeker (clarinete), Marilyn Maingart (flauta piccolo) y John Ruocco (clarinete).

“Tourtour” – Abre las hostilidades el sonido de un arpa haciendo las veces de guitarra acústica como soporte de la melodía principal de saxo soprano antes de tener su momento de protagonismo con unos intrigantes acordes. El clarinete se une a la mezcla para terminar la pieza, una composición misteriosa y con un cierto aire inquietante.

“Struggle for Pleasure” – Contrastando con el tema anterior, es un vigoroso piano el que introduce la siguiente pieza con un comienzo realmente brillante que no tarda en mutar hacia una sensacional melodía llena de ritmo y color. Los brios desbocados del piano son respaldados con total convicción por los vientos que apuntalan el ya de por sí sólido diseño de la composición, a la que hace tiempo que se sumó un segundo piano recordando por fuerza a ese otro clásico de Mertens de su anterior trabajo: “4 Mains”. Nos encontramos ante una de las mejores piezas del Mertens inicial en la que empieza a conformarse un estilo propio, cercano por momentos al minimalismo pero con una personalidad muy particular que evidenciaba que el músico belga no era un simple seguidor más de los Glass, Reich y compañía.

“Salernes” – El siguiente corte se basa en una rápida melodía de piano eléctrico con un sonido muy particular que Mertens iba a aprovechar intensivamente en estos años aunque especialmente en grabaciones que no saldrían a la luz hasta mucho tiempo después. El resto del “ensemble” acompaña durante la pieza con una instrumentación compuesta de nuevo por arpa y vientos a los que se suman las flautas por primera vez en el disco.

“Close Cover” – Llegamos al punto culminante del disco con la composición fundamental del belga en sus inicios. La melodía más utilizada en sintonías, bandas sonoras etc. (probablemente) de toda su carrera. Se trata de un tema lento de piano con una melodía cautivadora y de una sencillez exquisita con unos ligerísimos arreglos de sintetizadores y una voz de fondo en algún pasaje llena de sutileza. Pocos músicos llegan a componer una obra maestra del calibre de “Close Cover” en toda su carrera. Para Mertens fue el punto de partida para otras muchas pero tenemos la sensación de que nada habría sido igual sin esta melodía. Cuando en Windham Hill quisieron lanzar al músico belga en los Estados Unidos (con escasa repercusión, todo sea dicho) escogieron no sólo esta música, sino el título de la pieza para el recopilatorio que pretendía dar a conocer a nuestro compositor al otro lado del atlántico.

“Bresque” – Si ya de por sí, el disco es un trabajo realmente breve, sorprende aún más el hecho de que una de las piezas sea una versión de la que abría la grabación. Tenemos la misma melodía y los mismos instrumentos pero con un curioso tratamiento electrónico que le confiere una sonoridad completamente diferente. Comentaremos más adelante, y no será la primera ni la última vez que lo hagamos, cómo Mertens es aficionado a revisitar sus composiciones, desmenuzandolas, exprimiendo sus distintas facetas para explotar al máximo cada una de sus melodías. Nos gusta llamar a este proceso tan típico del belga “deconstrucción”, término que, si bien no tiene significado musical, sí que nos parece aplicable al caso puesto que Mertens somete en ocasiones a su música a una especie de autopsia, separando todos sus elementos y aislandolos del conjunto como modo de acercarnos al proceso de creación de la pieza en sí. Veremos ejemplos más claros en ésta misma entrada.

“Gentleman of Leisure” – Como queriendo contradecir nuestras palabras anteriores, el tema que cierra el disco tiene todas las características de la música de Philip Glass de los primeros años setenta a excepción de la longitud de la composición, reducida aquí a unos escasos cuatro minutos y medio. Esta influencia, que es evidente en cuanto a ritmos y a la forma de construirlos, no implica una mera labor de copia por cuanto encontramos también elementos típicamente “Mertensianos” (si se nos permite el calificativo) en toda la composición.

Llegados a este punto tendríamos que cerrar el apartado dedicado al disco “Struggle for Pleasure”. Sin embargo, como la edición que hoy comentamos es la aparecida con motivo del trigésimo aniversario del disco, la cosa no termina aquí. Por algún motivo, cuando hace unos pocos años EMI Classics compró el catálogo de Wim Mertens y lo reeditó en todo el mundo (salvo en España, donde, por alguna carambola que se nos escapa, es Warner la que lo explota), los discos “Vergessen” y “Struggle for Pleasure” fueron recuperados en un solo CD con el título “With Usura”. Sabemos que esto sólo dificultará la comprensión de la situación pero el citado “With Usura” era en realidad la reedición de un antiguo recopilatorio de similar título (“Usura Early Works” se tituló entonces) que con similar contenido e idéntica portada apareció en 1989 con dos cortes menos (“Circular Breathing” e “Inergys (reprise)”, ambos de “Vergessen”). A título de curiosidad, los poseedores de aquel viejo disco recordarán que en la portada se apuntaba a Wim Mertens como compositor y a Soft Verdict como intérpretes. Este detalle se omite por completo en las posteriores ediciones pero lo cierto es que Soft Verdict era el nombre de la banda que Mertens fundó en 1980 en su Bélgica natal y con la que actuaba regularmente.

Pues bien, la edición hoy comentada de “Struggle for Pleasure” consta de dos discos. El primero de ellos, titulado exactamente así: “Struggle for Pleasure” contiene el mismo material musical que “With Usura” de 2007, o lo que es lo mismo, los discos originalmente titulados “Struggle for Pleasure” y “Vergessen”, ambos publicados en 1982. Ignoramos la razón pero no hay ya ninguna referencia al título “Vergessen” por ninguna parte en todo el disco. El segundo disco es, quizá, el mayor atractivo para el aficionado veterano del músico belga, por cuanto es el que contiene todo el material inédito. Lleva por título “Double Entendre”. Queremos hacer un apunte que servirá de orientación para el lector para darse cuenta de que no todo es lo que parece en la discografía de Wim Mertens. Hasta ahora hemos hablado de “Struggle for Pleasure” y de “Vergessen” como de sus primeros discos y en rigor esto es así, cronológicamente hablando, aunque la cosa no es tan simple. Existe un disco incial, anterior a ambos, publicado por Mertens a dúo con Gust de Meer en 1980 con el título de “For Amusement Only”. Pero hay varios discos más con música compuesta y grabada en este periodo pero publicada un tiempo después. Así, con motivo de la edición de una caja recopilatoria años atrás, apareció en disco “Ver-Veranderingen” con material inédito del periodo 1980-1982 y en 2001 se reeditó un single de esos mismos años con el título de “At Home – Not at Home” acompañado de hasta cuatro composiciones inéditas de esta misma época.



Mertens en 1981 "jugando" con una máquina de pinball. De ahí saldría un disco con el título "For Amusement Only".


En esta misma linea es en la que podemos encuadrar este “Double Entendre”. Se trata de composiciones de las mismas fechas que las incluídas en “Struggle for Pleasure” pero nunca antes publicadas y entre las que encontraremos varias sorpresas. Al menos dos de los cortes del disco son versiones de temas conocidos regrabadas completamente en 2012, según se señala en los créditos pero es posible que no sean las únicas. No existe demasiada información al respecto de la procedencia de cada una de las composiciones pero hemos podido hacer algunas averiguaciones que compartiremos a continuación. Pasamos a desgranar “Double Entendre”:

“Line Bundles” – Abre el disco la primera de las que hemos querido llamar “deconstrucciones”. Mertens utiliza la misma melodía de “Circular Breathing”, composición incluída en “Vergessen” y la ralentiza despojándola de cualquier tipo de adorno. Sólo una escueta sección de vientos es la encargada de interpretar la pieza convertida de este modo en algo distinto.

“Sieve Coverings” – Una melodía de piano que se va repitiendo con energía es lo primero que escuchamos en la segunda composición del disco enla que de repente podemos oir al propio Mertens cantando en el estilo del que hizo bandera años después. Esto, que escuchado hoy en día, no sorprende al lector familiarizado con la trayectoria de Mertens, no deja de ser una novedad importante si nos fiamos de la datación de la grabación que la sitúa en 1982. No nos encontramos en esta ocasión ante una revisión de una composición anterior sino, por el contrario, con una versión previa de otro tema del repertorio del músico: la melodía será rescatada con un formato completamente diferente años después en “The Personell Changes” del disco “Motives for Writing”.

“Chordal Graphs” – Supuestamente fue escrita como sintonía para un programa de radio. Se trata de un brevísimo tema cantado a dos voces (no llega a los 40 segundos) por Patricia Van Heukelom. Como sucedía con el corte anterior, la melodía fue rescatada en “The Whole”, del mismo “Motives for Writing”.

“Suite Exacte” – Repetimos tema de similares características al anterior. Se trata también de una sintonía de brevísima duración e interpretada a la flauta. La melodía, realmente bella, también fue incorporada con algunas variaciones a “The Whole”.

“Gentleman of Leisure” – De acuerdo con la información del disco, hay dos cortes grabados en 2012 que no son sino versiones del disco orginal. El primero de ellos es esta versión en la que la principal novedad es la guitarra eléctrica de Peter Verbraken, que le da un aire completamente distinto a la composición. Junto con él, participan en la pieza Tatiana Samouil (violín), Sabine Warnier (flauta), Philippe Thuriot (acordeón), Ruben Appermont (contrabajo) y el propio Mertens al piano.

“Unwinding Nests” – Regresamos a las melodías para piano y voz con una pieza lenta y repetitiva en la que el piano hace las veces de elemento rítmico más que melódico. Es una de las escasas piezas del disco que no hemos logrado relacionar con ninguna otra composición de Mertens de años posteriores.

“Without Fioritures” – Aunque luego no tuvo una gran repercusión en los discos publicados en su momento, Mertens experimentó mucho en los primeros ochenta con los sintetizadores y el piano eléctrico, especialmente con un modelo en concreto del fabricante italiano Crumar. Esta composición (como casi todo el disco “At Home – Not At Home”, por ejemplo) está interpretada por completo por ese instrumento. El sonido que produce es realmente peculiar, como de una especie de acordeón futurista, y el belga lo hace suyo en muchas composiciones. Este corte concreto es uno de nuestros favoritos del disco.

“Simple Repose” – Regresamos al formato de piano y voz. Si tenemos que hacer caso a los créditos del disco, debemos creernos que esta composición es de hace 30 años. Sin embargo, el estilo de la pieza no se corresponde con lo que Mertens hacía en aquellos momentos y sí con su producción más reciente. Como curiosidad, es una de las pocas ocasiones en las que voz del belga se duplica para ejecutar un bonito duo consigo misma.

“Salernes” – Segunda versión de otro tema del disco original y con la misma formación que la precedente. La parte que en la partitura de 1982 se reservaba para los vientos, queda ahora en manos del acordeonista en cuanto a la melodía principal, y para los teclados en las secciones rítmicas.

“Families of Characters” – Con el siguiente corte no hay muchas dudas ya que se trata de una nueva (o vieja) versión de “Multiple 12”, por otra parte, quizá la pieza que más revisiones y formatos distintos ha conocido de toda la discografía de Wim Mertens. Sin pensar demasiado y a vuelapluma, nos vienen a la cabeza hasta cinco o seis versiones diferentes de la composición con el título original o con otros diferentes. La que podemos escuchar aquí es completamente electrónica y creemos que el resultado merece mucho la pena y justifica la obstinación de Mertens con esta melodía.

“Rings of Invariants” – Acercandonos al final del disco nos encontramos con una nueva versión, ahora de “Tourtour”, para piano y vientos. Probablemente se trate de una demo primitiva de la composición en la que posteriormente se sustituyó el piano por el arpa. Escuchando la pieza en este formato, no sabemos a qué carta quedarnos. “Rings of Invariants” suena realmente bien pero lo que confería su carácter misterioso a la pieza era, en nuestra opinión, el arpa. Los últimos minutos de la pieza son un guiño a “Close Cover” que viene a ponernos en guardia ante el cierre del disco.

“Cryptic Reserve” – El cierre escogido por Mertens para el disco no puede ser más enigmático. Para empezar, tiene un sonido orquestal que no se corresponde en absoluto con los créditos del disco. Además, la melodía tiene algo de familiar que no termina de hacerse evidente, y algo extraño que nos lleva a pensar que hay gato encerrado. La impresión que nos da es de que se trata de una versión para orquesta de “Close Cover” pero reproducida al revés, aunque no hemos tenido la ocasión aún de probarlo. Con esta especie de acertijo, termina el disco.

Es comprensible que el aficionado de largo recorrido se muestre receloso ante este tipo de lanzamientos en los que debe pagar por una música que ya tiene para disfrutar de un puñado de piezas nuevas, lo que nos pone en la disyuntiva de recomendar o no la adquisición de este disco. Lo cierto es que de este modo, quizá no ideal, en este momento todos los discos de Mertens están disponibles en uno u otro formato en las tiendas. Cuando comparamos esta situación con la de otros músicos habituales del blog, cuyos trabajos (incluso alguno de los más destacados) no están disponibles en estos momentos en ningún formato físico nos damos cuenta de que esta forma de publicar cosas no es sino un mal menor. No somos demasiado partidarios de las compras fragmentadas de temas sueltos de los discos en plataformas tipo itunes, como parece plantearse en el escenario más inmediato ante la situación del mercado pero en casos como estos, no deja de ser una alternativa viable cuando alguien no quiere comprar de nuevo música que ya tiene. Como partidarios de los formatos “físicos”, os dejamos un enlace para haceros con la edición que hoy hemos comentado y en la que, en realidad, tendreis acceso a tres discos de Mertens en un solo paquete.


Nos despedimos por hoy con un raro video promocional de Struggle for Pleasure de 1982: