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miércoles, 19 de febrero de 2014

Michael Nyman - The Essential Michael Nyman Band (1992)



El embrión de la Michael Nyman Band se formó como una banda callejera que habría de formar parte de la representación de la ópera “Il Campiello” de Carlo Goldoni en un teatro londinense. Su misión era la de hacer el mayor ruido posible. Interpretar música tradicional veneciana a todo volumen y sin amplificación, de ahí que Nyman escogiera instrumentos tradicionales de la época y les agregase un bombo, un saxo soprano, banjos, etc.

La experiencia fue tan positiva que al finalizar las representaciones, los miembros de la “Campiello Band” decidieron permanecer juntos. Se desvincularon del grupo los intérpretes clásicos de instrumentos de época y quedó Michael Nyman con una banda de 12 músicos. La estabilidad nunca fue un objetivo y en todos estos años la alineación de la rebautizada como Michael Nyman Band ha variado constantemente. Fue la necesidad de buscar un repertorio propio para el grupo la que motivó a Michael para comenzar a escribir su música de forma más consistente (aunque ya había publicado, incluso, algún disco con obras propias). Los primeros trabajos importantes del músico con la Michael Nyman Band surgieron de su asociación con el director de cine Peter Greenaway para quien escribió un buen número de bandas sonoras entre 1980 y 1992 y es precisamente esa parte del repertorio la que recoge el disco que hoy tenemos aquí.

“The Essential Michael Nyman Band” es un disco recopilatorio, sí, pero no es en modo alguno la clásica colección de cortes al uso, creada para vender al oyente menos implicado con la música del compositor una selección amable de su obra a la que recurrir de cuándo en cuando. Muy al contrario, se trata de regrabaciones con nuevos arreglos, llenos de energía y con un grupo de músicos único, de alguno de los fragmentos más destacados de las bandas sonoras de Nyman para Greenaway. Una mera recopilación habría carecido de unidad estilística y no habría sonado suficientemente coherente ya que las formaciones que interpretaban las diferentes bandas sonoras eran muy distintas entre sí. Al revisar todas las piezas con una de las alineaciones más poderosas de la Michael Nyman Band, el músico crea un disco soberbio, atractivo y renovador de su antiguo catálogo que sirve, además, como una perfecta carta de presentación para aquellos oyentes no familiarizados con su obra. El disco está organizado en distintos bloques centrados cada uno de ellos en una banda sonora distinta. Integran la Michael Nyman band en la grabación: Alexander Balanescu, Clare Connors y Ann Morphy (violines), Kate Musker (viola), Anthony Hinnigan y Justin Pearson (violonchelos), Martin Elliott (guitarra baja), John Harle y David Roach (saxos soprano y contralto), Andrew Findon (saxo barítono, flauta, piccolo), Steve Sidwell (trompeta), Marjorie Dunn (trompa), Nigel Barr (trombón bajo, eufonio), John Lenahan y Michael Nyman (pianos) con la adición de las voces de Sarah Leonard (soprano) y Linda Hirst (mezzo-soprano).



THE DRAUGHTSMAN’S CONTRACT:

“Chasing Sheep is Best Left to Shepherds” – El primer set del disco lo componen tres cortes extraídos de la banda sonora de “El Contrato del Dibujante” que ya comentamos aquí tiempo atrás. El más conocido de ellos es el primero, que ha servido como sintonía de varios programas de radio y televisión. Como toda la banda sonora, está basado en música de Henry Purcell. Con sólo escuchar los primeros instantes de la nueva versión, nos damos cuenta de cuál va a ser el tono de todo el disco: La Michael Nyman Band como una locomotora a todo gas, una maquinaria perfecta y poderosa dotando de una energía renovada a las viejas composiciones como demuestra este tema de apertura: ¡rock’n’roll!



“An Eye for an Optical Theory” – Sin bajar de intensidad ni un segundo asistimos al segundo corte con el piano convertido en una parte más de la sección rítmica junto con los metales. Las cuerdas, por su parte, desatadas, aportan su propia personalidad a la desenfrenada música quedando la parte melódica para los saxofones que delatan la influencia minimalista de Nyman (quien, no en vano, es considerado el inventor del término o, al menos, el primero en aplicarlo a los Reich, Glass o Riley).

“The Garden is Becoming a Robe Room” – El primer momento de relajación del disco llega con esta preciosa versión mucho más clásicista que las anteriores. Las cuerdas son las protagonistas casi absolutas de la pieza con el resto de instrumentos (particularmente las maderas y los metales) en un segundo plano. En la segunda parte de la composición aparece el piano y la banda suena en plenitud regalandonos un final memorable.

A ZED & TWO NOUGHTS:

“Prawn-Watching” – Particularmente interesantes son las dos selecciones de esta banda sonora por cuanto que en su momento la Michael Nyman Band no participó en su grabación lo que hace más atractiva su inclusión aquí. La inspiración para esta obra fue tomada del “Requiem” de Biber. La primera de ellas es una composición de corte dramático, tremendamente dinámica e intensa que se desarrolla como un continuo in crescendo que llega a su climax con la irrupción de los saxofones.

“Time Lapse” – Contrastando con el tema anterior, escuchamos ahora una especie de composición procesional, fúnebre, de ritmo sobrecogedor. Conforme avanzan los compases crece la tensión y se incorporan nuevas secciones de la banda enriqueciendo la melodía principal con cada repetición. Como en ocasiones anteriores, el saxofón es el instrumento en el que recae la función de solista principal y lo hace con desgarro en una interpretación soberbia a cargo de Andrew Findon.

DROWNING BY NUMBERS

“Fish Beach” – Llega el turno de la que es nuestra banda sonora favorita de Michael Nyman aunque no haya aparecido aún en el blog. Para la música de “Conspiración de Mujeres” (título en castellano de la película) Nyman se basó en uno de los movimientos de la “Sinfonía Concertante” de Wolfgang Amadeus Mozart por petición expresa de Peter Greenaway. En la primera pieza de la selección, Nyman utiliza la trompa para mostrar el tema introductorio mientras las cuerdas actúan como acompañantes en segundo plano de un modo que el músico emplearía con profusión el la banda sonora de “El Piano” años después. Tras una serie de repeticiones del tema a cargo de diferentes instrumentos de la banda, pasamos al siguiente corte.

“Wheelbarrow Walk” – Cambio radical de registro en una de las composiciones más alegres de todo el disco con los violines retozando despreocupadamente sobre una poderosa base rítmica a base de piano y metales principalmente. Una magnífica demostración por parte del músico de su capacidad para componer piezas pegadizas e inspiradas al mismo tiempo.

“Knowing the Ropes” – El piano se convierte en locomotora de nuevo para sostener todo el entramado de una composición poderosa en la que las cuerdas repiten una y otra vez una secuencia de seis notas (que a veces se amplian a nueve) con ligeras variaciones. Aunque en este disco Nyman obvie las que, a nuestro juicio son las mejores piezas de la banda sonora, no podemos negar que las escogidas, y particularmente ésta, son magníficas.

THE COOK, THE THIEF, HIS WIFE AND HER LOVER

“Miserere Paraphrase” – Saltamos a la siguiente banda sonora que presenta la novedad de la voz solista de Sarah Leonard. Al tratarse de una canción en formato clásico, desaparece todo el aparato rítmico de la banda para resaltar aún más la delicada voz de la cantante que parece ir a quebrarse en cualquier momento dada la dificultad de la partitura.

“Memorial” – La adaptación de otra pieza de Henry Purcell es la base para una de las composiciones más emotivas de Nyman, cuya composición coincidió en el tiempo con la tragedia del estadio de Heysel en 1985, durante la final de la Copa de Europa de fútbol entre la Juventus de Turín y el Liverpool. La impresión que las imágenes causó al compositor se refleja en cada uno de los compases de una obra conmovedora que se grabó por primera vez para la banda sonora de Greenaway a petición de este. Nosotros nos quedamos con esta versión, emocionante hasta el extremo, especialmente con ese sonido quebrado del saxo barítono en los instantes finales de la obra y con la desgarradora voz, de nuevo, de Sarah Leonard.

WATER DANCES

“Stroking” – Nyman retrocede a 1984, a la banda sonora del documental de Greenaway “Making a Splash” sobre natación sincronizada y lo hace regalándonos las dos composiciones que, en nuestra opinión, conforman la parte más inspirada de un disco magnífico de por sí. Aunque en su momento, las dos danzas eran la segunda y la octava parte de una obra mayor, aquí aparecen perfectamente integradas como dos movimientos consecutivos que encajan como un guante (no en vano, aparecen como una única pista en el disco). El primero de ellos se abre con una serie de espaciados golpes de piano a cargo del propio Nyman (hasta este momento, el piano del disco había sido interpretado por John Lenahan. Desde aquí hasta el final, es el propio compositor el que toca el instrumento). Tras ellos, el piano pasa a interpretar una suave cadencia mientras las cuerdas dan forma a una melodía creciente que se va perfilando poco a poco.

“Synchronising” – Como si de una tormenta perfecta se tratase, los suaves vientos que se dibujaban en el movimiento anterior, desembocan en una auténtica fiesta de ritmo que se desarrolla durante cinco intensos minutos de auténtico rock and roll de cámara con melodías que recuerdan a las viejas canciones de los años 50 cuando el género comenzaba a hacer furor. Una maravilla desde todo punto de vista que justifica por si sola la revisión de estas músicas por la Michael Nyman Band.



PROSPERO’S BOOKS:

“Miranda” – Quizá el tema que mejor recoge el espíritu de la recopilación es el escogido para cerrarla, el único representante de “Prospero’s Books” aunque ya entonces era una versión de otra pieza que aparecía en “La Traversee de Paris”, film sin participación alguna de Greenaway. En “Miranda” tenemos a la Michael Nyman Band en plenitud, con duetos a cargo de Sarah Leonard y Linda Hirst, solos de saxo, el piano del propio músico, ritmos desbocados y melodías vertiginosas. Un compendio perfecto de la agrupación en una composición fundamental en la discografía de su autor que sirve como broche de oro para un disco fantástico.


Cuando apareció el disco en 1992, parecía que estábamos ante el cierre de una etapa por parte del músico que había expandido sus horizontes más allá de sus colaboraciones con Peter Greenaway y que comenzaba a obtener algunos éxitos de la mano de otros directores (particularmente Patrice Leconte y “El Marido de la Peluquera”. No esperábamos el tremendo salto a nivel de popularidad que iba a suponer para el músico una de sus próximas bandas sonoras para una película de Jane Campion pero eso será materia de otra entrada. Como resumen de los primeros años de la trayectoria del compositor, nos resultaría difícil encontrar un disco mejor que este que hoy hemos comentado. Adquirirlo es una apuesta segura:


miércoles, 21 de agosto de 2013

The Balanescu Quartet - Possessed (1992)



Alexander Balanescu es un músico rumano que ha aparecido por aquí en alguna ocasión relacionado con artistas tan dispares como Michael Nyman y los Pet Shop Boys y casi siempre al frente de su propio cuarteto. El violinista destacó desde muy joven en su Rumanía natal lo que le llevó a formar parte durante tres años del prestigioso cuarteto Arditti en calidad de segundo violín. Poco después y a raíz de su intervención en un disco ya comentado aquí con música de Michael Nyman (“And Do they Do / Zoo Caprices”) terminó por integrarse en la Michael Nyman Band simultaneando su participación en ella con la Gavin Bryars Ensemble. No tardó en formar su propio cuarteto acompañado de la violinista Clare Connors, el intérprete de viola Bill Hawkes y la violonchelista Caroline Dale aunque todas estas formaciones estaban tan relacionadas entre sí que los dos primeros formaron parte en algún momento de la banda de Nyman y, en el caso de Connors, también de la de Bryars.

Con el Balanescu Quartet, Alexander no sólo se dedica a tocar música de un repertorio contemporáneo más o menos clasicista sino que también ha acompañado a grupos electrónicos y de pop como los mencionados Pet Shop Boys pero el disco que hoy nos ocupa va un paso más allá y es que en él, Balanescu, con la ayuda de Clare Connors, responsable de los arreglos, afronta el reto de transcribir al cuarteto de cuerda varias de las composiciones más populares de una formación como Kraftwerk, bandera del tecno-pop y de la música electrónica. El experimento, que se completaba con tres composiciones propias de Alexander y otra versión, en este caso de David Byrne.

Aunque es evidente que las revisiones de Kraftwerk son la bandera de enganche que el cuarteto utiliza para hacer más atractivo el disco, éstas sólo ocupan la mitad su duración con lo que tampoco debemos enfocar este trabajo centrándonos en ellas si bien parece claro, desde la misma tipografía de la portada, claro homenaje al disco “The Man Machine”, que el trabajo gira alrededor de estos arreglos. Como curiosidad, a pesar de que estamos hablando de un cuarteto de cuerda, el disco no fue publicado por ninguna compañía clásica sino por el sello de música electrónica Mute.

Alexander Balanescu con su característico sombrero

“Robots” – Comienza el disco con la revisión del clásico “The Robots” del disco “The Man Machine”. La transcripción de Clare Connors imita, incluso, los efectos electrónicos del comienzo del tema por lo que no se limita sólo a las partes más melódicas. Un ritmo fuertemente sincopado es dueño y señor de la pieza y junto a él fluyen, sorprendentemente bien los diversos temas musicales escritos por el cuarteto de Düsseldorf. El cello interpreta las bases rítmicas acompañado por uno de los violines, que es quien realmente lleva la citada síncopa. Sólo en la parte final escuchamos una percusión como elemento ajeno al propio cuarteto aunque bien podría proceder del golpeo de la caja de alguno de los instrumentos del grupo ya que no aparece acreditado el uso de ningún otro artefacto en la pieza.

“Model” – Continuando con “The Man Machine”, Balanescu y compañía afrontan ahora la revisión de “The Model”, la canción más convencional si lo miramos desde los estándares del pop de todo el repertorio de Kraftwerk. Es muy sorprendente compbrobar con qué naturalidad funciona un himno electrónico como es este trasplantado a un medio tan ajeno en principio como es el cuarteto de cuerda. El esquema, en el fondo, es el mismo que en la pieza inicial, con uno de los violines marcando el ritmo junto a la viola, el chelo encargándose de lo que serían las líneas de bajo en el original y el otro violín interpretando la melodía principal con cierta distorsión intencionada que encaja muy bien con el tono de la pieza.

“Autobahn” – Cambio de disco y de estilo. Se trata de de revisar el inmortal “Autobahn” y encontramos aquí un arreglo algo más complejo que los anteriores como corresponde a una pieza con raíces en las corrientes vanguardistas de los sesenta, especialmente en el minimalismo norteamericano, en lugar de en el pop como era el caso de las anteriores. Nos llama por ello más la atención, teniendo en cuenta la procedencia estilística de Alexander Balanescu, que en su versión, obvie las partes más decididamente avanzadas de la extensa pieza original dejando sólo un limitado espacio de poco más de dos minutos en los instantes finales del tema, cuando sería una música ideal para que el cuarteto pudiera dar lo mejor de sí mismo.

“Computer Love” – El primero de los dos cortes extraídos del disco “Computer World” nos parece la revisión más acertada de todo el disco y es que Clare Connors convierte los primeros instantes de la pieza en una composición minimalista con todas las de la ley. Más tarde el arreglo se acerca más al de los dos primeros temas del disco en especial en cuanto al tratamiento del ritmo. En la parte central del tema retomamos la esencia minimalista y los miembros del cuarteto se permiten alguna licencia interpretativa que funciona realmente bien.



“Pocket Calculator” – A pesar de que en la versión de Kraftwerk, todos los temas escogidos tenían letra, sólo es en éste en el que el cuarteto Balanescu respeta esa condición con el propio Alexander haciendo las voces de la pieza adaptandose fielmente a la entonación del original. Una vez más, tenemos una versión magnífica que nos hace olvidarnos de las evidentes diferencias entre la instrumentación del disco de 1981 y este.

“Possessed” – Cerrada la parte dedicada a Kraftwerk, entramos en el terreno de las composiciones propias de Alexander Balanescu y lo hacemos con la pieza más extensa de todo el trabajo en la que se incorpora al grupo el batería y percusionista Steve Arguelles. Tenemos que reconocer que nos movía la curiosidad por comprobar cuál sería el estilo como compositor de un músico al que siempre habíamos escuchado interpretando piezas ajenas y lo cierto es que la música de Balanescu nos causa una gran impresión. Un oyente atento, forzando un poco la comparación, encontraría influencias de Michael Nyman pero nunca en un grado tan importante como para desmerecer la labor del músico rumano. En la parte central de la composición, encontramos un extenso fragmento que podría pertenecer a cualquier obra del autor de “The Draughtsman Contract” pero es una influencia que podemos escuchar en otros artistas como Yann Tiersen y nunca le acusaríamos de copiar. Sea como fuere, “Possessed” nos parece una composición notable que dice mucho de su autor y nos fuerza a tomarlo en cuenta como algo más que un intérprete.

“Want Me” – A Steve Arguelles se unen otras invitadas como son el trío vocal Miranda Sex Warning (Katharine Blake, Kelly McCusker y Jocelyn West) quienes aportan una gran cantidad de matices a la pieza. Las similitudes con la obra de Nyman (imposible no mencionarlas) son aquí algo más evidentes que en la pieza anterior y se ven acentuadas, precisamente, por la parte vocal que nos hace recordar fragmentos de “Prospero’s Books” o “The Cook, the Thief, His Wife and Her Lover”.

“No Time Before Time” – Cerrando la serie de piezas propias, Alexander Balanescu, prescinde ahora de invitados limitando al cuarteto su paleta de sonidos y acercándose más que nunca a Michael Nyman. Estamos convencidos de que cualquier oyente medianamente familiarizado con la obra del compositor británico le atribuiría la autoría de esta composición sin apenas dudarlo, sin necesidad de escuchar más allá de cuatro o cinco compases. Incluso la estructura, combinando diferentes temas y pasando de uno a otro de forma brusca, sin transición ni advertencia alguna es clara deudora de Nyman. Habiendo sido colaboradores tan estrechos durante tanto tiempo, nos vemos impulsados a perdonar estos guiños estilísticos al bueno de Alexander.



“Hanging Upside Down” – Para cerrar el disco, escoge Balanescu un arreglo de Clare Connors de esta canción de David Byrne aparecida en su disco “Uh-Oh”, de publicación reciente en el momento en que apareció “Possessed”. El tema, una animadísima canción, optimista y pegadiza a más no poder, toma un inesperado color africano en la trascripción de Clare, que quizá estuviera presente en el original pero que, de ser así, nos había pasado claramente desapercibido. El cierre del disco se produce, de este modo, con uno de sus mejores momentos.


No suelen salir del todo bien este tipo de experimentos en los que un músico se propone introducirse en estilos ajenos al suyo y adaptar un tipo de composiciones a un medio tan distinto a aquel para el que fueron concebidas. La buena noticia es que, muy de vez en cuando, estas adaptaciones no sólo salen airosas del envite sino que consiguen atraparnos casi tanto como los originales. Pocos habrían imaginado que la música de Kraftwerk podría adaptarse a un cuarteto de cuerda pero el tiempo ha demostrado que funciona perfectamente en formatos incluso más insospechados (existe un disco de cumbias, cha-cha-chas y demás arreglos latinos sobre música de los alemanes que algún día tendremos que tratar aquí). La otra parte del disco, dedicada a la música propia de Alexander Balanescu nos resulta igualmente interesante por cuanto nos presenta la obra de un músico al que habíamos oído en multitud de grabaciones pero siempre interpretando obras ajenas y la experiencia es muy satisfactoria. Os animamos a acercaros a este disco, ya sea como aficionados a Kraftwerk, a la música de Michael Nyman, a la música contemporánea para cuarteto de cuerda o, simplemente a los experimentos más curiosos. Lo podéis encontrar, como siempre, en los siguientes enlaces:

amazon.es

play.com

Nos despedimos con una combinación realmente marciana: El Balanescu Quartet, interpretando "The Model" de Kraftwerk con David Byrne como cantante, una thereminista, batería electrónica y sintetizadores. Glorioso.